sábado, 31 de agosto de 2019

¿Cómo realizar un momento de adoración con NIÑOS?

Algunas recomendaciones para realizar un momento de Adoración Eucarística con niños y jóvenes

Por: P. Leandro Bonnin | Fuente: InfoCatolica.com




Este texto fue preparado para los docentes de las escuelas donde soy capellán, pensando en cómo introducir a los alumnos -niños y jóvenes- en la adoración al Santísimo. Me pareció oportuno compartirlo, ya que puede ayudar a vivir esos momentos no sólo en el ámbito de la Escuela Católica sino también en la catequesis parroquial y en los movimientos y grupos de pastoral infantil.

“El Maestro está aquí y te llama” (Jn 11, 28)
Algunas recomendaciones para realizar un momento de Oración con niños y jóvenes en el Oratorio de la Escuela.
El presente texto tiene como finalidad ayudar a los docentes a realizar un momento de Oración-Adoración con niños y jóvenes en el Oratorio de una Escuela Católica.
Las sugerencias generales necesitan ser adaptadas y adecuadas a la realidad concreta de cada grupo, sea del nivel inicial, primario o secundario.

El testimonio del docente

Un elemento muy importante es que la fe y el amor se transmiten no sólo ni principalmente con palabras y discursos. Antes de las palabras, podemos decir que la conciencia de la Presencia Real de Jesús se comunica por el contacto vital entre el educador y los alumnos.

La unción y reverencia con que los docentes realicen la genuflexión (saludo a Jesús Eucaristía doblando la rodilla derecha hasta tocar el suelo), la piedad con que se hace la señal de la Cruz, la actitud y el porte reverente y sosegado, la verdad e intensidad de las palabras que se utilicen, crean un clima idóneo para todo momento de oración con los alumnos. Un docente que mira con amor el Crucifijo, que tiene un gesto de ternura cariñosa hacia una imagen de María, que manifiesta reconocer en el Sagrario la Presencia Real, educa a sus niños o jóvenes en la fe casi sin proponérselo.


 La Preparación


Conviene que si se lleva a un grupo de alumnos a hacer un momento de oración, se los prepare al menos brevemente. No conviene pasar, por ejemplo, directamente del recreo al oratorio, porque es probable que estén un tanto agitados e inquietos.
En el salón, antes de ir al encuentro de Cristo, se les puede recordar brevemente el sentido de ese espacio y a quién vamos a ver. Siempre conviene detenerse antes de ingresar, y recordarles –sin temor a ser pesados, con insistencia pedagógica- con quién vamos a estar, qué vamos a hacer, cómo saludar a Jesús presente en el Sagrario (genuflexión), qué importancia tiene el silencio… Esto puede parecer redundante y un tanto agotador, pero es un trabajo necesario para que ellos puedan ir interiorizando la importancia de su Presencia.

La Periodicidad

Es conveniente que cada grupo de niños tenga su visita semanal o quincenal a Jesús eucaristía. En lo posible, es conveniente reservar una hora determinada de la semana, y mantener ese día, creando el hábito y a la vez suscitando la expectativa. La periodicidad le permitirá al docente planificar los momentos de adoración, evitando caer en la improvisación y/o en la repetición de aquellos que puede variar, como son los texto s bíblicos o los cantos.

Entrar en oración

Al ingresar al oratorio, es conveniente esperar que todos hagan serena y devotamente su genuflexión, y se ubiquen en los bancos. Se puede invitarlos a dejar el cuerpo en reposo, a hacer silencio de la boca y del corazón. En el caso de los niños es conveniente reiterar siempre la recomendación de no mirar hacia atrás, ni hacia los costados, de no molestar al de al lado ni al de adelante…
Sin pretender descender a todos los detalles, será oportuno observar que no queden tan juntos en los bancos, ya que esta incomodidad corporal no puede menos que repercutir negativamente en la posibilidad de que hagan oración. Y también recordarles, sobre todo a los niños más pequeños, no balancear los pies…
No estará de más invitarlos a que cierren los ojos un momento, e incluso que respiren serena y hondamente por la nariz, lo que puede favorecer mucho su quietud externa e interna.

Cantar para iniciar… o escuchar un canto.

La música ha sido y sigue siendo una “herramienta” valiosísima para introducir a la oración. Teniendo en cuenta la diversidad de los grupos en cuanto a la edad y hábitos de oración, es conveniente usar durante cierto tiempo la misma canción para abrir el momento de adoración, de modo que puedan llegar a aprenderla y cantarla, pensando en el contenido de la letra y en Aquel a quien se dirige.
Los niños más pequeños suelen cantar con mucho entusiasmo. Ya en los últimos años de la educación primaria la participación activa disminuye, hasta casi desaparecer en la escuela secundaria, por diferentes motivos,
Para los jóvenes, entonces, hay que contar con que no van a cantar con tanta facilidad, pero escuchan con gusto y suelen ser “tocados” por canciones bien elegidas y reproducidas con cierta calidad.
Los cantos pueden usarse también en el medio de las oraciones para hacer un corte de las palabras y silencios, y también para finalizar, donde siempre será valioso invocar a María Santísima.

El Espíritu Santo

Nunca debemos olvidar las palabras que San Pablo nos ha legado en la Primera Carta a los Corintios: “Nadie puede decir Jesús es el Señor si no es movido por el Espíritu Santo”. Y en la de los Romanos afirma: “no sabemos pedir como conviene, pero el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, e intercede por nosotros con gemidos inefables”.
Por eso es importante invocar al Espíritu Santo al iniciar el momento de oración, pidiéndole que ilumine nuestra inteligencia e inflame nuestro corazón. Se les puede hacer repetir una oración breve, o una canción sencilla al Espíritu que puedan aprender fácilmente.

María

María es “Mujer Eucarística”. Es la primera que adoró. Es también maestra de oración. En algún momento de la oración, o en varios, es conveniente pedirle que venga a estar al lado y en medio nuestro. Más aún, se le puede pedir que nos ayude a adorar a Jesús estando en su regazo.
Probablemente el mejor momento sea al finalizar el momento de oración y confiar a María los propósitos e inspiraciones que el Señor haya puesto en nuestro corazón. También es conveniente enseñar a los niños algún canto sencillo, que les permita expresar su cariño con piedad.

Siempre utilizar la Palabra de Dios.

Luego de invitar a los alumnos a hacerse la señal de la Cruz piadosamente y pensando en lo que hacen, es siempre conveniente utilizar un texto bíblico que inspire la oración. Se buscará un texto que se adapte a la finalidad que tenga ese momento de oración, ya sea que se quiera instruir a los niños en la fe en la Presencia de Jesús, se les quiera hablar sobre algún aspecto de la vida moral (los mandamientos), se los quiera prepara para una Confesión…
También es importante adaptar la extensión del texto leído a la edad y capacidad de atención de los chicos. Con los más pequeños, siempre es eficaz acompañar el texto con alguna imagen impresa o proyectada (si es que el oratorio ofrece esa posibilidad)
También los salmos –recitados o cantados- pueden ser expresión espléndida de la oración.
Antes de leer el texto bíblico, conviene introducirlo, invitando a los niños y jóvenes a abrir el oído y el corazón, y a imaginar y hacer un acto de fe de que es el mismo Jesús que está en el Sagrario el que habla a sus corazones, y les habla a cada uno de ellos. De acuerdo a las posibilidades reales, se puede entonar también el Aleluya

Hablar de Jesús, hablar desde Jesús, hablar a Jesús.

Los docentes serán cuidadosos de alternar de modo adecuado las diferentes “orientaciones” de sus palabras.
Algunas veces serán palabras que el maestro dirige a sus alumnos, diciendo, por ejemplo: “queridos jóvenes, estamos delante de Jesús, Él nos ha llamado a su presencia” o “en el texto se nos cuenta que un hombre fue a postrarse delante de Jesús, y nosotros estamos también así”.
Otras veces, teniendo cuidado de hacer notar el cambio de dirección –introduciéndolas, por ejemplo, al decir “Jesús desde el Sagrario te invita… te dice…” pueden ser palabras dichas por Jesús a los allí postrados, como cuando se dice, por ejemplo: “querido joven… yo sé que has venido cansado, que traes en tu corazón muchas cosas para entregar. Aquí estoy yo, tu Señor, tu Creador. Adórame y encontrarás tu perfecta libertad”. “Querido niño… confía en mí… eres único, eres valioso para mí”
Por último, muchas veces –este es tal vez el modo que más tiempo debería ocupar a medida que los alumnos estén más acostumbrados- dará voz a la oración de todos, adorará y alabará en nombre de la asamblea: “Jesús, hijo de David, hijo de Dios, ten piedad de nosotros. Acuérdate de nosotros cuando llegues en tu Reino. Tú lo sabes todo, sabes que te queremos…”

Espontáneo-preparado

Otro elemento a tener en cuenta es la alternancia entre la lectura de un texto preparado y la oración espontánea. Los docentes que tengan mucha experiencia de conducir momentos de oración, pueden aventurarse a él con sólo la Sagrada Escritura e ir improvisando la reflexión, la oración…
No obstante, y no sólo para los que recién incursionan en este campo, puede ser valioso tener a mano algún texto de soporte y brindar materia a la oración cuando pueda faltar la inspiración.
Más allá de esos momentos  los escritos de los santos o de orantes que hayan ya hecho un camino, leídos con corazón orante, pueden enriquecer notablemente el momento.

Participación de los chicos en la oración

Sobre todo en los momentos en que el que guía invoca al Espíritu Santo y le habla a Jesús, puede invitar a los chicos a hacerlo también en alta voz, no sólo con el canto, sino emitiendo su propia plegaria de modo espontáneo. 
Puede hacerlo simplemente invitando a la asamblea: “alabemos al Señor, sin temor, sin vergüenza: Él nos escucha”,
Es probable que a los chicos no les resulte fácil orar de modo espontáneo, y por eso puede introducirse esta participación invitando a los chicos a que las repitan una frase todos juntos (como las oraciones de los fieles de la Misa). Por ejemplo: “ayúdanos Jesús” “Te adoramos Señor” “Ten Piedad de nosotros”

Silencios

Es muy importante ir habituando a los niños y jóvenes a orar en silencio. Se les puede ayudar explicándoles que en ese silencio ellos pueden escuchar la Voz de Jesús. También en ese momento pueden reflexionar sobre su propia vida y aquellas cosas que la Palabra de Jesús les haya hecho ver que deben mejorar. También se les puede explicar que en ese silencio pueden hablar con Jesús en su interior.
Es bueno que el docente tenga una verdadera fe en la presencia y acción del Espíritu, y no caiga en la tentación de querer monopolizar el diálogo con el Señor, como si dudara de que Él habla a los corazones… mucho mejor que nosotros.
Este silencio se introducirá para los niños y jóvenes diciendo: “ahora vamos a hacer un instante de silencio. Jesús quiere hablarte al corazón. Puedes cerrar nuevamente los ojos, o mirar fijamente la hostia consagrada o la cruz”

Cuidado del lugar

Es importante que el oratorio o capilla sea siempre un lugar acogedor. Que este limpio y ventilado, y que tenga una iluminación suficiente. No es necesario que haya potentes reflectores: a veces una luz tenue invita más a la oración
Conviene recordar que la luz que emanan los cirios tiene un valor estético y simbólico inigualable. En un cirio que se consume delante del Santísimo hay toda una catequesis sobre la vida cristiana y la vida de oración. La luz de la llama simboliza la fe que ilumina; el calor, la caridad que adora; la orientación de la llama siempre hacia lo alto, la esperanza, que pese a cualquier dificultad tiende hacia lo alto. El cirio adora. Sí, aunque suene raro.

Posturas, gestos corporales y signos

En algunos momentos de la Adoración, puede ser más conveniente sugerir posturas corporales, como invitar a ponerse de pie o invitar a ponerse de pie o de rodillas
Lo mismo vale para los gestos, como puede ser el extender las manos, levantarlas o juntarlas.
Con los niños conviene simplemente decirles: “ahora todos nos ponemos de rodillas” o “todos juntamos las manos”. Con los jóvenes conviene más bien sugerir, ya que forzar gestos de piedad puede ser contraproducente en ellos.
Para los niños más pequeños, puede ser útil imaginar algún gesto que manifieste su entrega a Jesús, ya sea llevando algo ante el Sagrario, o pasando y dando un beso, o arrodillándose delante del Señor uno por uno.
Un recurso que puede ayudar es el de hacerlos dibujar o escribir, lo primero para los niños y lo segundo tanto para ellos como para los jóvenes. También podría ser otros gestos o signos como encender o llevar una vela. Sin desdibujar el momento de adoración (donde el centro siempre debe ser Jesús) se abre aquí un espacio legítimo de creatividad.


  Este artículo fue publicado originalmente por nuestros aliados y amigos: InfoCatolica.com

sábado, 24 de agosto de 2019

Tipos de suegros

Qué tipo de suegro eres?

Por: Lucia Legorreta | Fuente: yoinfluyo.com




Los suegros son factores importantes en una relación, pero hay que saber diferenciar sus actitudes hacía nosotros.


En la etapa de la pareja denominada nido vacío, los padres tienen la posibilidad de reencontrarse dejando ir sanamente a los hijos y empezar un nuevo ciclo con el compañero, reiniciando un mundo lleno de posibilidades disfrutable para ambos miembros.


Sin embargo, la realidad supera a la teoría y esos son los menos de los casos. La ausencia de uno de los miembros, vivir una relación disfuncional con los hijos, sobreprotegiéndolos sin importar la edad, resolverles la vida, y por supuesto siendo intrusivos en las decisiones que toman en su vida en pareja es lo más común.

Me pareció interesante leer sobre una clasificación de tipos de suegros, para que puedas reflexionar si te encuentras en esta etapa de la vida que tipo de suegra o suegro eres:



Los suegros positivos

Una vez que termina la crianza de los hijos, ser un suegro respetuoso y viviendo su propia vida, es quien generalmente se mantiene activo de pensamiento, de trabajo, pero sobre todo libre de responsabilidades con los hijos.

Cuando los hijos llegan de visita, son encuentros disfrutables, de respeto, de consejos, convivencia, respetando las diferencias de edad y empujando a hijos, padres, nietos y suegros a continuar de forma sana e independiente cada quien su camino.


Los suegros negativos

Cuando la familia de origen ha pasado desajustes en su funcionamiento o estructura, ello se refleja casi siempre en las nuevas parejas y aquí hay varias combinaciones, generalmente disfuncionales para los hijos y los nietos:

- Suegros que se apoderan de los hijos: bajo la influencia de sus padres las parejas recién formadas, son receptoras de comentarios por el bien de los hijos, en donde los suegros se entrometen con la nuera o el yerno, indicándoles la manera más adecuada de tratar o educar a su hijo, no dejando a la nueva pareja desarrollarse sanamente.


Existen hijos o hijas apegados altamente a los padres e incapaces de desprenderse de ellos, que caen de inmediato en este estilo familiar tan dañino.


- Suegros que es apoderan de los nietos: controlando las costumbres, alimentación, cuidados físicos, emocionales y más. Se asumen, con más derechos que los padres en la crianza y aun con la autoridad moral para mandar a sus hijos y decidir cuál es el mejor futuro para todos ellos.

Son abuelos que no quieren crecer, que no saben hacerse responsables de sí mismos, por ello se dedican a cuidar a los demás.

- Suegros desapegados: en la contraparte del apego, están quienes difícilmente se acercan a convivir con los hijos y con los nietos, temerosos de compartir muchas veces el plano emocional.

- Suegros chantajistas: una vez que los hijos abandonan el hogar, se garantizan de enfermarse o necesitar la presencia de la familia, siendo incapaces de convivir consigo mismos y con un miedo muy fuerte a la soledad o al reencuentro con la pareja.

Un caso aparte son los suegros que por algún infortunado acontecimiento de la vida padecen alguna condición de discapacidad.


- Suegros con complejo de mamá gallina: personas que una vez casados los hijos o con pareja, mantienen o retienen por más tiempo a los hijos que cuando eran solteros, materialmente viven con ellos, y solo duermen fuera de su casa.

- Suegros con culpa: si los hijos no tuvieron los mejores cuidados, los nietos se vuelven el centro de atención en donde vuelcan aparentemente todo su amor, tratando de satisfacer sus propias frustraciones.

- Suegros que han perdido a su pareja: se vuelcan en los hijos y nietos, siendo incapaces de enfrentar su soledad y su futuro, encubriéndolo en la dedicación y cuidado de su descendencia.

- Suegros dominantes: si han formado hijos dependientes, los nietos son parte de su extensión genética y abiertamente dominan mediante su influencia económica, moral o de otro tipo.


Y así podríamos mencionar otras situaciones, ya que cada combinación y familia es única. 

Sin embargo, vale la pena tener en consideración algunos consejos:

Si eres suegro o suegra debes hacerte responsable de ti mismo, respetar el papel de autoridad de tus hijos como nuevos padres; seguir creciendo como persona; no quieras resolverles la vida a tus hijos, ya son adultos y tienen una familia propia.

Poner distancia con la familia de origen y arreglar los propios problemas en la pareja, resulta ser siempre más sano a pesar de los tropezones.


sábado, 17 de agosto de 2019

El desprecio incitado cobra factura

Debemos propiciar el diálogo de la verdadera tolerancia, de la convivencia, y en realidad, de la caridad, del amor.

Por: Salvador I. Reding Vidaña | Fuente: Catholic.net




Siembra odios y cosecharás tempestades, humanas. Y la historia del hombre está llena de esos casos. Y en ellos se ataca a otros, por razones desde familiares, de clase social, raciales, y hasta religiosas y políticas. Sucede a todos los niveles. Desde el desprecio sembrado entre miembros de una misma familia, por la causa que sea, desde la envidia hasta la lucha de herencias.


Cuando el mundo se enfrenta, atónito, a una masacre declarada por su autor como causada por el odio, por el desprecio racial, dicha reacción no debería de sorprenderlo. No es que no se duela, sino que debería ya haber aprendido que el manifestar desprecio de cualquier razón hacia otros, considerados no sólo diferentes, sino inferiores, malignos o simplemente despreciables tendrá malos resultados. Violencia.


Como digo, nada es nuevo bajo el sol en estos casos. Efectivamente los casos de desprecio, con el culmen de odio, se han dado una y otra vez. Y el mundo no aprende, y como no aprende a evitarlos, pues se repiten.
En un caso “clásico”, y en país considerado como civilizado, Alemania, un loco carismático, mentiroso y manipulador, Adolfo Hitler, logró el odio nacional contra los judíos, y la consecuente indiferencia ante la persecución y el despojo de sus ciudadanos de raza judía, luego llevados hasta un holocausto intentando desaparecerlos de la faz del país y luego de la tierra.


Reclamar, a tiempo y a destiempo (ante hechos consumados) a dirigentes del mundo que siembran el desprecio, la discriminación y el odio (como extremo), es justificado y necesario. Contrarrestarlo siempre ha sido muy difícil, pues las personas-conciencia-social, se enfrentan a la gran capacidad de convocatoria de los sembradores del desprecio y el odio.


Aunque a la mayoría de la gente, en términos subjetivos, les parecen mal la discriminación, el odio y el desprecio en general, quienes hacen llamados a la razón se enfrentan a que, en la práctica desgraciadamente, la mayoría de las personas justifica algunos de esos casos, y por tanto las acciones de quienes convierten esos sentimientos perversos en ataques a las víctimas de esas descalificaciones.


Mientras algunas personas se quejan y hasta protestan en sus entornos sociales o más allá si les es posible, de los casos graves de odio, sobre todo, la mayoría de las personas no se preocupa por cambiar la cultura del desprecio, la discriminación y el odio en esos entornos familiares, sociales, académicos y políticos. Y hasta les parecen normales, parte de la vida.
El desinterés por exigir respeto digno en vez de desprecio a otros hace que terribles violencias no llamen la atención, como lo han sido las masacres de cristianos (por el sólo hecho de serlo) que ha llevado a cabo el autollamado Estado Islámico, o las guerras de genocidio, que groseramente pasan desapercibidas ante muchos, quienes se consideran gente de bien.


Es crítico, por el bien de la humanidad, en términos generales y del propio entorno, que se combatan esas vociferaciones y acciones contra terceros por las razones citadas, que eduquen a los hijos e influyan en personas cercanas a evitar la violencia verbal de desprecio, y las propias acciones físicas de violencia, pero comenzando por uno mismo.


Mientras la persona no cambie su escala de valores, de respeto a los demás, la conciencia de que ante Dios todos somos iguales en dignidad, no podrá influir realmente en terceras personas, y en especial las más cercanas, pues deberán ver el ejemplo personificado de lo que se predica.


No hay duda alguna de que los discursos, los comentarios que destilan odio contra otros, tienen consecuencias, sea a nivel internacional, interracial, interreligioso, como a nivel local, comunitario y hasta familiar. El acoso llamado bullying inicia como verbal, para ser luego de violencia física.


Para evitar este pago de facturas, que luego se revierten contra sus originadores, debemos, como padres de familia, como personas influyentes o líderes sociales, religiosos o políticos, propiciar el diálogo de la verdadera tolerancia, de la convivencia, y en realidad, de la caridad, del amor que debemos tener los unos con los otros, tal como Jesús nos lo pide.

sábado, 10 de agosto de 2019

¿Cómo controlar tus emociones?




6 Tips que pueden ayudarte a pasar del enojo a la calma

Por: Nory Camargo | Fuente: catholic-link




Las sensaciones que experimentamos en nuestro cuerpo cuando estamos molestos o enfadados van desde el aceleramiento de las pulsaciones, las ganas de llorar, el temblor en las manos, el dolor de cabeza, hasta el impulso de querer golpear o arrojar cosas con fuerza.


Probablemente a nadie le gusta sentirse de este modo, pero el sentimiento de rabia llega a nuestras vidas desde que tenemos pocos días de antes de nacer, nos irritamos con facilidad y naturalmente tenemos que expresarlo de algún modo.


«Just Breathe», el video que verás a continuación muestra a varios niños que explican cómo se sienten cuando están enfadados. Asombrosamente muchos de ellos hablan con la elocuencia de un adulto, dándonos algunos tips para controlar las emociones y trasladar toda esa rabia hacia un lugar más tranquilo y calmado, en donde casi como un tornado, nuestras emociones y pensamientos van bajando la velocidad poco a poco.


Con seguridad todos hemos escuchado a algún amigo o familiar que dice “así soy yo y no voy a cambiar” o tal vez seas tú el autor de esta frase. Pero te tengo una buena noticia: tenemos la capacidad de cambiar, no por completo, pero sí podemos tomar la decisión de cambiar aspectos de nuestro carácter con los que no nos sintamos a gusto. Esto quiere decir que aunque cada uno de nosotros tiene una personalidad única, también tiene un carácter modificable.


La personalidad es el conjunto de sentimientos, actitudes y pensamientos que nos caracterizan desde que nacemos, es un patrón que hace nuestro comportamiento predecible y nos define a la hora de relacionarnos con otros, mientras que el carácter se refiere a la forma en que podemos reaccionar frente a determinada situación, por esta razón decimos que es casi “moldeable”. Ejemplo: cuando te sientes enfadado con otra persona, sueles gritar y decir lo primero que se te pasa por la cabeza. Si quisieras cambiar este aspecto de tu carácter, podrías optar por tratar de guardar silencio mientras la otra persona habla, pedirle un momento para discutir después con más calma y retirarte a un lugar tranquilo para pensar mejor.


Cosa que suena muy fácil pero requiere de mucha, mucha voluntad. Estar enojado es un sentimiento del que nadie puede escapar y aunque es cierto que hay personalidades más fuertes que otras, chicos y grandes, estamos expuestos todo el tiempo a un sinnúmero de situaciones que ponen a prueba nuestro carácter.  


Es importante que pensemos en la forma en que nos estamos relacionando con los demás, cómo les hablamos, qué tono usamos, qué palabras solemos emplear, qué dice nuestro lenguaje corporal cuando otros nos piden discutir algún tema o qué actitud adoptamos cuando vemos que otros están enojados o frustrados. En la actualidad muchas discusiones se llevan a cabo a través del celular y esto cambia por completo el panorama, porque cuando leemos lo que la otra persona nos escribe le ponemos tono y no cualquiera, sino el que nosotros queremos o suponemos que la otra persona usa. De allí los malentendidos cuando ante un texto de la extensión de una novela alguien nos responde con un ok.



Estos son algunos tips que pueden ayudar a controlar tus emociones:


Si eres una persona que explota con facilidad: contén las ganas de hablar, no dejes que las palabras hirientes que viajan a toda velocidad por tu cabeza salgan de tu boca. Pídele a esa persona con la que discutes que te regale un momento para hablar con más calma en otro lugar u hora del día.


Respira hondo y vete a un lugar en el que solo quepan tus pensamientos y tú: respirar hondo puede sonar a cliché cuando estás enfadado, pero realmente puede funcionar cuando te aíslas de la situación y tienes la oportunidad de repasar las ideas que tienes en mente sin la distracción de otras personas.

 

Llora: algunas personas usan el llanto como canalizador de la ira y puede ser muy efectivo. Vete a un lugar donde nadie te vea, a tu habitación, un baño o un espacio abierto y deja que la rabia salga a través del llanto. En la mayoría de los casos la tristeza suele colarse en temas de conflicto y puedes llegar a sentirte mucho más tranquilo y confiado para hablar con la otra persona cuando hayas dejado de llorar.


Si estás en tu lugar de trabajo: si la discusión se origina dentro de una reunión o junta, puedes pedir unos minutos para salir, tomar algo de agua, respirar hondo, cerrar los ojos y volver con una mejor disposición al diálogo. Estos pequeños detalles pueden marcar la diferencia.


Haz una lista: si has decidido hablar con esa persona otro día o dentro de unas horas, esta idea puede funcionarte. En una hoja o en las notas de tu celular, realiza una lista que enumere uno a uno los temas que quieres discutir, aquellos con los que estás de acuerdo o que te gustaría modificar, en la mayoría de los casos la rabia no nos permite pensar con claridad y olvidamos mencionar cosas importantes. De allí viene el remordimiento que sentimos luego de una discusión que se lleva a cabo en caliente y pensamos “Le hubiera dicho esto y lo otro”, “no tenía razón en x cosa”, “le habría podido recordar de aquella vez”.


Evita que las discusiones lleguen a su punto máximo: sé inteligente, gánale a tu rabia y si sabes que ya se han ido acumulando sentimientos de molestia e inconformidad con cierta persona, toma la delantera y pídele un momento para hablar. Escoge un lugar en donde no puedan ser interrumpidos y ambos se sientan cómodos y discute la situación con la mejor actitud y disposición de escucha. No esperes a que las cosas se salgan de control para pedirle a esa persona que te regale unos minutos para hablar en privado.



Hace unos meses el Papa Francisco se refirió a la paciencia diciendo: «La paciencia no es resignación, es dialogar con los propios límites». ¡Y que razón tiene el Papa con estas palabras! a veces relacionamos este don con la debilidad, cuando en realidad es de valientes. Recordemos entonces que somos dueños de nuestras emociones, y así mismo, dueños de tomar la decisión de corregir y cultivar las virtudes necesarias que nos permitan no ser perfectos, pero sí mejores seres humanos

sábado, 3 de agosto de 2019

La princesa de Dios

Un impresionante testimonio de curación

Por: Vicky Patiño | Fuente: PadreSam.com




Me ha tomado un tiempo decidirme en escribir, soy una persona muy reservada, pero un sacerdote muy querido me dijo un día, usted tiene que dar testimonio de lo que el Señor hace en su vida.


En el año 2014, en el mes de marzo, un domingo por la mañana, inicié con un dolor muy fuerte en la parte abdominal derecha, mi esposo que es médico me dijo “mañana debe realizarse un ultrasonido para revisar la vesícula”, pero no hice caso y me fui a trabajar, el dolor no aminoraba y el día miércoles decidí realizarme el ultrasonido con una doctora que tiene un muy especial carisma para tratar a sus pacientes. 

Recuerdo que ella me dijo: “esto no le debe de doler” y le pregunté qué cosa. La doctora. no quería decirme hasta que estuviera el informe, pero como soy muy necia le insistí y me dijo que tenia un nódulo en el hígado, cuando ella me dijo eso yo sabia lo que podía estar pasando, salgo del consultorio para esperar el resultado, mi mamá y mi hijo que en ese tiempo tenía 5 años  me estaban esperando afuera pero no soporté y lloré, pensaba que si moría mi hijo cómo quedaría.


Por la tarde visitamos un compañero de mi esposo y me mando a realizarme exámenes especiales (como el Marcador Tumoral CA 19-9), me realice el examen y recuerdo que el día sábado lo entregaban. Mi esposo se bajó a traerlo y cuando se subió al carro le miré la cara desencajada, él me dijo “vamos donde un amigo” que también es médico y me platicaron con mucho cariño que según todos los exámenes realizados indicaban que tenia Cáncer.


Esa tarde fue muy difícil, lloré como nunca lo había hecho y le comunicamos a mi familia. El domingo, mi esposo me dice “iremos a misa a Los Dolores”, recuerdo que la segunda Lectura en la eucaristía fue de la Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos: “¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?. Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro”.


La homilía de ese día la sentí que era para mí, era Dios hablándome a través de su siervo, el Padre Alex Franklin. Era la preparación para iniciar un camino de sanación y de misericordia.

Esa misma semana, mi esposo me llevó a la Casa de la Virgen de la Renovación Carismática Católica, hablé con una hermana que ha luchado con múltiples cáncer, una mujer llena de paz, de fortaleza; oraron por mí, ese día le di gracias al Señor por mi enfermedad, por lo que estaba pasando.


Durante el año 2015 fue de control, de tomografías, de ultrasonidos, de Marcador Tumoral, etc. No negaré que hubo días difíciles, especialmente cuando me entregaban el Marcador tumoral, pero mi esposo siempre me decía “el Señor tiene un propósito”, tengamos fe, él siempre me animaba, además que tenia que aguantar una canción de Martin Valverde que la escuchaba hasta que me sentía mejor, esta canción es muy especial para mí porque me ha acompañado “Cuando débil soy”.



Sanación 


En la universidad (donde trabajo) siempre realizan retiros nacionales e invitaron al Padre Joselito. Para finalizar el retiro, el Santísimo fue expuesto e inició una oración de sanación, me puse de rodillas y le empecé a pedir al Señor que si era su voluntad que me sanara, sentí un viento fuerte que me empujaba y al final sentí una paz inmensa, como que me hubieran quitado todo el peso que estaba cargando, regresamos a casa y mi esposo sin saber me dice: “no vamos a salir corriendo a hacerte los exámenes, los haremos cuando correspondan”, y dentro de mí dije: “pero quería hacérmelos”… me hice los exámenes cuando correspondían y me volvieron a salir alterados, fue duro pero mi esposo me dijo: “el Señor quiere sanar lo principal tu alma, recuerda que el tiene un propósito”

Somos seres humanos y no había comprendido que la sanación que el Señor Jesús me había regalado ese día era en mi interior, y solo me enfoqué en que ese nódulo ya no estuviera.


Fui remitida con un Oncólogo Clínico, con mi esposo orábamos pidiendo que nos pusiera al médico indicado, me remitieron con el Dr. Flores Conde, el día que tenía la cita,  entré a su consultorio y lo primero que vi fue la bendición Papal, me lleno de confianza un médico que tiene a Dios y a nuestra Madre en su corazón, al conocer su consultorio (el tiene bastantes Santos en la cabecera de la camilla), me sentía más cuidada, más consentida, más amada.


El Dr. Flores Conde en noviembre del 2016 decide remitirme para realizar un procedimiento, le dije a mi esposo “pasaremos Adviento y Navidad en familia, tranquilos, y en enero hablamos”.


En enero me hice la desentendida pero es que realidad no quería, teníamos temor de que fuera efecto panal, que se propagara, y oramos con mi esposo para que el Señor y nuestra Madre nos indicara el mejor camino, hablé con una persona muy entregada a Dios y a nuestra Madre , con una fe inmensa que había pasado por una situación de cáncer y al escucharla me dio más confianza y decidimos hacerlo. La primera vez que la programaron, el Dr. la canceló, la segunda vez me enfermé de las vías respiratorias, por lo que no podían anestesiarme. Fue hasta el 01 de junio, el día que el Señor tenia escogido. Pero antes me llevo a un retiro SAS (Soldados adoradores del Santisimo) y el Señor de nuevo pone en mi camino al Padre Joselito.

 En esos días andaba media encaprichada, le dije al Señor: “tú sabes lo que tengo, tú sabes lo que harás con tu hija pero ya no pediré más por mi salud”. El Padre inicia una oración de sanación con el Santísimo Expuesto y empieza a caminar, pero empecé a pedir  en la oración por otras personas, estaba de rodillas con mis ojos cerrados pero ALGO PASA: abro los ojos y tenía al padre Joselito sosteniendo la custodia con  Jesús Sacramentado mirándome de frente, fue una mirada de amor, una mirada de misericordia que jamás había sentido y luego Nuestro Señor Jesús, a través del Padre Joselito dice:  

“Aquí hay dos personas que serán intervenidas por un tumor  maligno, pero el Señor hoy les dice que ya no esta, que lo que era malo ya no esta”. 

Para Gloria y Honra de Dios, me realizaron el procedimiento el día 1 de junio, me dieron los resultados reportando tejido hepático levemente inflamado, negativo por malignidad, cumpliendo la promesa de Dios “LO QUE ERA MALO YA NO ESTÁ”.


Ahora tenemos que seguir adelante, pendiente de la cita médica para el cuidado de mi hígado…. Pero ya mas tranquila.


Se preguntarán ¿porque “la Princesa de Dios”?. Resulta que una estudiante que escuchó de mi problema me dijo: “usted es una princesa guerrera de Dios”, pero además el Señor durante este tiempo me ha dado muchos regalos, pude pedir perdón, he podido perdonar, he conocido personas como Nicole, sobreviviente de Cáncer, he sentido cómo las oraciones de todos me han dado fortaleza y han sido escuchadas.


Todo para honra y gloria y honra de Dios.


Este artículo fue publicado originalmente por nuestros aliados y amigos: PadreSam.com