sábado, 25 de octubre de 2014

La vivencia mística de una Habsburgo en Medjugorje: Milona Von Habsburg hoy lucha contra el hambre

Milona Von Habsburg es sobrina del archiduque Otto de Habsburgo, hijo mayor del último emperador Carlos I de Austria y IV de Hungría [que murió en 1922 y fue beatificado en 2004 por Juan Pablo II; ndReL], pero por encima de todo Milona es una devota de la Virgen de Medjugorje (Bosnia-Herzegovina), a la que consagra su vida junto al proyecto Mary’s Meals ("Comidas de María"), un movimiento internacional que alimenta escolares en las comunidades donde la pobreza y el hambre impiden que los niños tengan una educación y que se subsana con 15 euros por niño al año.

Mary’s Meals acaba de inaugurar sede en España (web española: www.marysmeals.es . Con el dinero que se recauda se compra comida local que las madres preparan en cada colegio. “Con hambre un niño no puede desarrollarse en la vida”.

-¿Qué significa ser una Habsburgo?
-Hay gente que sin conocerte te odia: “¿Aristócrata?, dicen. Rica y estúpida”. Otros te admiran. Hay mucho prejuicio. Yo no tengo nada que ver con lo que hicieron o dejaron de hacer mis antepasados, pero los llevo sobre los hombros.

-¿Pesan?
-Antes de mi encuentro con la Virgen de Medjugorje mucho, después nada.

-Cuénteme ese encuentro.
-Medjugorje es un pequeño pueblo situado en Bosnia-Herzegovina, un lugar de peregrinación al que ya han acudido más de 20 millones de personas de todo el mundo. Muchas viven transformaciones y milagros.



-Allí se aparece la Virgen María.
-Sí, desde el 24 de junio de 1981. Yo fui de peregrinaje a los 25 años, en el tercer aniversario. Caminábamos hacia la capilla de la Virgen por un camino de cabras. Me senté a descansar y de repente una presencia viva, buena, clara y sin juicios me rodeó

»Vi el mundo a través de sus ojos y sentí una paz increíble, una plenitud desconocida. Entonces me hizo una pregunta: “¿Cómo puedes decir que eres cristiana?”.

»Y comprendí que yo iba a misa, me confesaba, era mi momento con Dios, pero luego mi vida continuaba, ese encuentro no cambiaba nada.

-Entiendo.
-Supe entonces que ser cristiana era algo que no conocía. Y me hizo otra pregunta: “¿Quién es este Dios en el que dices creer?”. En ese momento sentí como cada átomo de todo lo que me rodeaba estaba lleno de su presencia: las plantas, las piedras… el aire estaba vivo. Es tan difícil de explicar.

-¿Hubo una tercera pregunta?
-Sí: “Este Dios, ¿existe verdaderamente?”. Vi a lo lejos la iglesia sin techo, todo el cielo era dorado, muy hermoso, y penetró por esa gran abertura.

-Impactante.
-Me quedé allí sentada, como una roca, sin palabras. Todo lo que conocía había cambiado, era como si yo fuera una persona nueva. Por fortuna apareció un sacerdote: “Padre, le dije, ¿puede ayudarme a subir la colina?”. “Sígueme”, me respondió. Yo era muy independiente y me sentía orgullosa por ello, pero en aquel momento dependía totalmente de ese desconocido.

-¿Por qué, qué le ocurría…?
-El contacto con el mundo había cambiado y no sabía ni poner un pie detrás de otro. No recuerdo nada, simplemente yo ponía mi pie donde había estado su sandalia negra.

-Llegaron a la cima.
-Sí, y no sabía qué hacer conmigo misma. Le pedí al padre que me confesara, y 25 años de lágrimas surgieron: se me había abierto el corazón. Me sentía como una exiliada que finalmente ha regresado a casa, porque toda la vida había sentido la nostalgia de ser amada, aceptada y sentirme segura.

-Y se quedó a vivir y a ayudar en esa pequeña parroquia.
-Sí, a recibir y guiar a los miles de peregrinos que acuden diariamente, y a traducirles los mensajes que la Virgen María da a los videntes. Ya llevo treinta años.

-Vivió una guerra muy cruel.
-Una vez estaba en la iglesia, oía caer las bombas en Mostar, y vino la Virgen, como cada día durante la guerra, con su luz y su paz. Ella estaba ahí ofreciendo amor, pero los hombres elegían el odio, las ideologías.

-No todos tenemos la fortuna de sentir lo que usted ha sentido.
-En Medjugorje he conocido a muchas personas que han cambiado su vida, pero la caída de un árbol hace mucho más ruido que la selva que crece. Durante la guerra vi personas convertirse en héroes, y otros convertirse en monstruos, es nuestra elección.

-¿Cree que tenemos ese poder?
-Hay que decidir hacer algo pequeño pero bueno cada día, eso crea una gran diferencia en el mundo. Yo no lo sabía, lo he descubierto, aprendo cada día.

-¿Cuándo descubrió Mary’s Meals?
-La Virgen de Medjugorje da un mensaje el 25 de cada mes. Aquel 25 de junio de hace diez años dijo que había que llevar paz, amor y comida a los necesitados. Ese día conocí a Magnus MacFarlane-Barrow y su proyecto.



-¿Cómo nació?
-Magnus es un pescador escocés que decidió ayudar en la guerra de Yugoslavia llevando un camión con medicinas y comida. Cuando volvió a casa, la encontró otra vez llena de comida que la gente había donado. Así se pasó la guerra, yendo y viniendo.

-Un intermediario de la bondad ajena.
-Así se define. Terminada la guerra una mujer piloto le pidió que la acompañara a Malaui, quería presentarle a una familia. Le llevó a casa de una mujer que agonizaba rodeada de sus seis hijos. Magnus le preguntó al mayor, de 14 años: “¿Cuál es tu sueño?”.

-¿Y qué le respondió?
-“Comer e ir a la escuela”. El 70% de los alumnos no acudían a causa del hambre. Magnus decidió comprar comida local e invitar a las madres a que la cocinaran en la escuela. Con este sistema tenemos 820.000 niños que comen cada día en 14 países.

[La familia de Magnus McFarlane era católica y experimento un avivamiento de su fe en 1983 al visitar Medjugorje. Convirtieron su hotel rural en Escocia en una Casa de Oración -la Comunidad de Craig Lodge, www.craiglodge.org- que aún hoy es la sede desde donde se trabaja y ora por Mary´s Meals. El inicio de Mary´s Meals en la guerra de los Balcanes sucedió en 1992. NdReL]


http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=38132