sábado, 31 de enero de 2015

«Nada me llenaba y sentí que tenía que volver a Etiopía, con los niños pobres; allí sí soy feliz»

Quienes reciban la revista Misión (www.revistamision.com) habrán leído algún artículo de Belén Manrique. [Varios de ellos se republicaron en ReL por su interés]. En esta ocasión el periodista es el protagonista de la noticia porque después de rezarlo y pensárselo a conciencia ha decidido irse “sin billete de vuelta” de misiones a Etiopía.

Belén tiene 27 años recién cumplidos, es miembro del Camino Neocatecumenal y estudió periodismo en la Universidad Complutense. ¿Pero a qué ha ido hasta aquellas tierras? ¿Se ha hecho monja? ¿Qué se lleva en la maleta? A continuación nos resuelve estas dudas.

Belén estudió periodismo y antes de trabajar en Misión ya había estado en la compañía de seguros AXA y en La Razón, en la sección de información religiosa. Y dado que ya tenía un camino profesional vinculado con la Iglesia, le preguntamos a bocajarro.

-¿Qué pasó en tu vida para que te decidieras ir a misionar en Etiopía?

 
-Me llamaba mucho la atención ir de misiones a un país pobre. ¡Ir de misiones! Todo comenzó en su colegio el día que le pusieron un vídeo sobre la pobreza en la India y la labor que las Misioneras de la Caridad, de la Madre Teresa de Calcuta, realizan allí: “Yo ahora digo que fue en ese momento cuando recibí la llamada a servir a los pobres. Pero entonces tenía 14 años y simplemente me quedé muy afectada. Desde entonces siempre quise ir a la India con las Misioneras de la Caridad. Y lo pude hacer en verano de 2009, acompañada por otros jóvenes. Dos años después de aquella experiencia, una vez terminada la carrera, una amiga mía me propuso que fuéramos a pasar un curso como voluntarias en Etiopía.

Misión sí, aventura no. Éste podría ser su lema. A Belén le empezó a gustar la idea de pasar un curso de su vida con los pobres de Etiopía, pero no a cualquier precio: “No quería que fuera un capricho mío, sino que realmente fuera voluntad de Dios. Lo recé y vi que era lo que Dios me pedía”. El resultado fue cinco meses en Etiopia con las Misioneras de la Caridad, en 2011.

La búsqueda de Dios

 
“En aquellos momentos –prosigue- había empezado a tener inquietudes vocacionales. Era la época de la JMJ de Madrid, dónde vi con seguridad que Dios me llamaba a servirle. Quería evangelizar, sobre todo a los jóvenes. También aliviar el sufrimiento de las personas por no conocer a Dios”.

La experiencia de Etiopía fue una oportunidad única en ese camino de búsqueda de la voluntad de Dios, pero nos confiesa que ese momento no encontró ninguna llamada a una vocación concreta. “No veía entonces que tuviera que ser monja de clausura o ingresar con las Misioneras de la Caridad”.

Volvió a España a recomenzar su vida y como tantas almas que buscan a Dios: “Tuve una crisis muy fuerte porque no sabía qué es lo que Dios quería de mí, llegué a pensar que mi vida no tenía ningún sentido. Como no sabía muy bien qué hacer, empecé a estudiar Magisterio, pues vi que en Etiopía los niños necesitaban educación y que yo disfrutaba mucho con ellos. Paralelamente comencé a trabajar en la revista Misión. Por fin parecía que había encontrado a lo que dedicar mi vida, pero aun así sentía que estaba vacía, nada de lo que hacía y tenía me llenaba: una buena familia, amigos, trabajo… No encontraba la paz y sentía que estaba desperdiciando mi juventud”.

Pasaron dos años y, en cierta ocasión, en medio de esa búsqueda, Belén volvió a sentir la llamada de regresar a Etiopía: “Tuve el deseo de volver allí para visitar a los niños del orfanato donde habíamos estado. Fui durante las navidades de 2013 y me di cuenta de que es allí donde yo respiro, donde soy verdaderamente feliz. Me sentía en casa. ‘Es aquí en donde quiero estar’, me dije entonces”.



Belén Manrique supo que Dios le llamaba a estar con los niños de Etiopía

Y en esto, el P. Christopher Hartley se cruzó en su camino. Belén había leído una reseña sobre un libro que cuenta la historia de este sacerdote de nacionalidad española e inglesa en la web Religión en Libertad. El P. Christopher había trabajado en República Dominicana con los cultivadores de caña de azúcar, y le impactó muchísimo su radical defensa de la dignidad humana de estos trabajadores. Tras su etapa en el país caribeño, el misionero fue a Etiopía a iniciar una nueva misión en aquella tierra. Dicho y hecho: “Contacté con él y me invitó a conocer su misión”.

“Así que este verano pasado –nos explica- volví a Etiopía para estar en su misión. Conocí su trabajo y también a una religiosa que le ayudaba. De hecho, fue ella quien me invitó a quedarme y ayudarla. A través de ella y en muchos momentos de oración, sentí que Dios me estaba llamando a quedarme allí. Me di cuenta de que tenía que dejar de pasar la pelota a los sacerdotes y las monjas, e involucrarme yo también en la tarea de la evangelización, porque yo también soy Iglesia y la Iglesia me necesitaba en ese lugar concreto”.

Con los pobres de entre los pobres

 
“Me atrajo cómo vivía esta monja como pobre entre los pobres”. La pobreza allí no era solo material. Etiopía es en su mayoría cristiana ortodoxa, pero como la zona en donde se encuentra la misión del P. Christopher está muy cerca de Somalia, la religión mayoritaria es musulmana.

“Yo la realidad que conocí es la de un sufrimiento horrible por la falta de amor y atención que tienen estas personas, las mujeres son consideradas objetos, su única función es la de tener hijos, incluso se las practica la ablación desde niñas para que no puedan disfrutar del acto sexual. Lo que había allí es un sufrimiento inhumano. En toda Etiopía hay pobreza, pero en esta zona la situación de los pobres es insostenible”.



Belén, en el centro, con los niños de Etiopía

-¿Qué vas a hacer allí? Vas con musulmanes…

 
-Sí, es verdad, voy a trabajar principalmente con los musulmanes. El P. Christopher ha descubierto lugares en los que no hay ninguna atención sanitaria, ni ningún tipo de educación. Las personas viven como animales. Por eso, el padre ha construido dos escuelas en lugares en donde no había ninguna, que al final constituyen una excusa para que estas personas puedan conocer el amor de Dios.

A estas alturas de la conversación, nos damos cuenta de que fue a un lugar por cinco meses, o por 15 días, o por un verano… pero, ¿y ahora?

-¿Por cuánto tiempo te vas a Etiopía? 

 
-Lo que Dios quiera. Lo mismo me voy para 20 años, que en un año me vuelvo. En otras ocasiones lo que me molestaba era tener un billete de vuelta. Antes, para estar con los pobres, tenía un límite que no quería tener, y por eso ahora me quiero ir sin poner ninguna barrera de tiempo.

-Misionera seglar… ¿eso en sí mismo es una vocación? 


-Esa pregunta me hago yo. La única llamada que tengo es la de vivir junto a los pobres. Está todo por decidir. No estoy cerrada a que Dios pueda llamarme a la vocación religiosa. Estoy en camino.

No nos resistimos a hurgar un poco más en lo personal, así que le preguntamos que nos señale tres cosas que se va a llevar en la maleta y de las que no quisiera desprenderse. Como buena misionera, además comunicadora, nos responde:

- La Biblia, por supuesto, y el Salterio, para hablar con Dios. Y el portátil, casi como una obligación, para estar en contacto con la familia y contar lo que está pasando.

Se lo piensa un poco y Belén nos cuenta que quiere meter otras tres cosas en la maleta, y entre risas nos dice: “¡Mucha humildad y kilos de fe y amor!”

-¿Pero hay allí internet a pesar de la pobreza?

 
- Sí, sí que lo hay. Quizá no lleguen el agua corriente ni la electricidad, pero sí llega internet. Allí casi todo el mundo tiene un móvil, aunque luego no tenga qué llevarse a la boca.

Paradojas de los tiempos actuales.

(Es posible ayudar las misiones del Padre Christopher y la tarea de Belén con los niños a través de la Fundación Misión para la Misericordia: www.missionmercy.org. Belén es contactable por Facebook aquí)


 LomasRC.blogspot.com.es

 http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=40278

sábado, 24 de enero de 2015

Fue a pedir un préstamo y le preguntaron quién sería su aval: «Pues María Auxiliadora, naturalmente»

Sor María Romero Meneses, nació en Granada (Nicaragua) el 13 de enero de 1902 y fue beatificada por Juan Pablo II el 14 de abril del año 2002. A inicios de febrero muchos nicaragüenses y costarricenses han celebrado su figura y han pedido su intercesión.

De Nicaragua a Costa Rica, obra fecunda

 
Son numerosos los testimonios sobre curaciones y otros hechos extraordinarios atribuidos a la intercesión de Sor María en vida y a su famosa “agüita” milagrosa de la Virgen que, según ella, actúa según la fe de quien recurre a ella.

Si bien es cierto que los pobres de Costa Rica fueron los primeros en beneficiarse de las obras sociales de Sor María, hoy día a quienes más auxilian es a los más de trescientos mil nicaragüenses que emigraron a Costa Rica y que, de un modo u otro, requieren la ayuda de las iniciativas sociales de su compatriota Sor María. Se estima que un 80 por ciento de los beneficiados son nicaragüenses y 20 por ciento costarricenses.

Los emprendimientos de Sor María

 
Para comprender la grandeza de la obra de Sor María basta mencionar la Casa de María Auxiliadora, fundada por ella en 1959; el dispensario para proporcionar comida y ropas nuevas a los necesitados; los 36 Oratorios Festivos para niños y las “Ciudadelas para pobres” en barrios de diferentes municipios de Costa Rica. Todos estos emprendimientos de Sor María existen y continúan su benéfica obra.

Su casa, museo y capilla que atrae devotos

 
Como parte de la devoción a Sor María Romero, todos los 13 de enero en Granada, en la casa donde nació la carismática monja, convertida hoy en museo y donde funciona una capilla, asisten peregrinos para venerarla y pedirle en oración algún favor o milagro.La inmensa obra caritativa de la Beata Sor María Romero ha inspirado tanto que ya se han realizado películas y se han hecho libros sobre la santa nicaragüense, quien principalmente realizó su obra social y pastoral en Costa Rica.



Oración en la casa-museo con capilla de Sor María Romero

Milagros de sanación

 
Existen muchos milagros de sanación atribuidos por la intercesión de Sor María Romero. El Vaticano envió a Nicaragua, en el 2008 al sacerdote Enrico Dan Covolo ha constatar los milagros como parte del proceso de canonización de la Beata nicaragüense

Jesús y María, "mi Rey" y "mi Reina"

 
María Romero Meneses fue una de las primeras alumnas del entonces recién fundado Colegio de las Hijas de María Auxiliadora de Granada, al que ingresó en 1913 a los 11 años de edad. Pronto sintió el llamado de Jesús y de María, a quienes ella siempre llamó “mi rey” y “mi reina”.

Se dice que desde los 13 años decidió consagrarse al servicio de los pobres. Sus excompañeras de colegio cuentan la siguiente anécdota: Un día caía en Granada un fuerte aguacero. La niña María Romero se puso su capote para ir al colegio. En el camino se encontró con una viejita muy pobre que le dijo: “Dichosas las que pueden protegerse con un capote”. María no dudó en darle el suyo diciéndole: “Te entrego mi capote porque estoy segura que más tarde María Auxiliadora me dará techo y pan para tantos pobres como vos”.

A los 18 años decidió incorporarse a la congregación de las Hijas de María Auxiliadora, dada su acendrada devoción a la Virgen. Dos años después, ingresó al noviciado en Santa Tecla, El Salvador. De regreso al colegio de Granada en 1924 se desempeñó como profesora de música, canto, pintura y mecanografía.

Desde entonces comenzó a escribir en una libreta negra sus pensamientos, reflexiones y reseñas de pasajes de su vida, que después se publicaron como trabajos literarios de Sor María.

En la capilla de María Auxiliadora, construida en 1928, María Romero Meneses hizo sus votos perpetuos el 6 de enero de 1929. El 19 de abril de 1931, tras de haber prestado sus auxilios a muchos damnificados por el terremoto que destruyó la ciudad de Managua, y muy abatida por el dolor que le causaba dejar su país tras semejante tragedia, Sor María, siguiendo las decisiones de sus superioras, se trasladó a San José de Costa Rica, donde vivió 46 años.

Entre Nicaragua y Costa Rica

 
Amó entrañablemente a su Nicaragua natal, pero también al país que la acogió con gran afecto, sintiéndola como hija suya y fue testigo de su extraordinaria trayectoria hacia la santidad. Fue en el hermano país centroamericano que Sor María Romero desplegó toda la potencia de su compromiso vital con los necesitados, que se tradujo en múltiples iniciativas sociales destinadas a proporcionarles una educación inspirada en los valores cristianos; acceso a la alimentación y a la salud, así como ropa para miles de personas pobres.

A todo esto hay que agregar, por ser no menos importante, la fecunda labor evangelizadora de Sor María, apoyada por grupos de jovencitas a quienes llamaba “misioneritas”.

Todos estos emprendimientos fueron haciéndose realidad paulatinamente, no sin sufrir Sor María incomprensiones y sinsabores. Pero pudo realizarlos gracias a su tenacidad, a su amor por los pobres, a su profunda fe en la Virgen y a su capacidad de convencer a las personas pudientes para que le ayudaran.

Pedir un préstamo: la Virgen como aval

 
En otra ocasión, Sor María solicitó un préstamo a un banco costarricense para comprar una casa para una de sus obras sociales. El préstamo fue aprobado, pero cuando Sor María se presentó a suscribir los documentos con el gerente, este le preguntó quién sería el fiador o fiadora del préstamo.

La pregunta sorprendió a Sor María pero no dudó en contestar: “Naturalmente que será María Auxiliadora, nadie mejor que ella como fiadora”. Y aunque tuvo que hipotecar la “Casa de la Virgen”, el préstamo lo pagó, gracias a las donaciones que recibía, en tres años cuando el plazo era de nueve.

Muy pronto, tras su incorporación a la congregación de María Auxiliadora en San José, Sor María le echó el ojo al cafetal que las monjas tenían al lado del colegio. Un día, mientras ayudaba en la recolección del café, le pronosticó a sus hermanas que en ese terreno se construiría la Casa de la Virgen para auxiliar a los pobres. Otro día, mirando el cafetal desde la ventana de su aula dijo: “En este terreno que está delante de nosotros, de aquí a algunos años, habrá un gran edificio y se llamará la Casa de los Pobres”… “Habrá también un dispensario médico y una escuela de oficios para mujeres”.

Una alumna le preguntó: “¿Y quién dará tanto dinero para esas obras?” A lo que Sor María respondió con naturalidad y seguridad: “La Virgen se encargará de todo”.

"Veo a Dios en cada gota de este mar"

 
Sor María nunca renunció a su nacionalidad nicaragüense, de la que siempre se sintió muy orgullosa. Incluso, manifestó su deseo de que su muerte ocurriera en tierra nicaragüense y frente al mar, gracia que el Altísimo le concedió al morir de un infarto el 7 de julio de 1977, en un chalé del balneario Las Peñitas, departamento de León, frente al Océano Pacífico, donde había ido a descansar en compañía de sus hermanas Cila y Pastora Romero. Ella había dicho a sus hermanas: “Veo a Dios en cada gota de este mar… ¡Qué hermoso sería morir frente al mar!” Y así fue su tránsito de lo finito a lo infinito para su encuentro definitivo con “su rey” y “su reina”, Jesús y María.


 Carlos Tünnermann Bernheim/LaPrensa.com.ni

 http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=40135

sábado, 17 de enero de 2015

Una joven calvinista veía el Rosario «raro» y «aburrido»

Laura McAllister es una joven de Sidney (Australia), licenciada en Historia Medieval y pronto también en Teología, que alimenta un muy leído blog de "caprichos" católicos: Catholic Cravings, una buena colección de artículos en línea apologética de alguien que, nacida católica, se pasó al calvinismo evangélico de obediencia anglicana y, por razones que ella misma explica, logró hacer la reversión para volver a la Iglesia a lo largo de un proceso de reflexión que duró un año.

Dos caminos que llevan a Roma

 

En ese proceso jugaron un papel importante el rezo del Rosario y el hecho de ser la Santísima Virgen el mejor camino para conocer a Jesús. En ese sentido, el testimonio de Laura es claro: "Ella me enseñó a rezar por ella para aprender a amar a su Hijo como ella Le ama".

McAllister había iniciado su proceso de conversión con dos reflexiones muy comunes entre quienes abandonan el protestantismo: por un lado, la evidencia de que la Reforma introduce una ruptura en la continuidad de fe de la Iglesia; y por otro, la exigencia de una autoridad que interprete las Sagradas Escrituras para qué éstas puedan tener un sentido real y universal.


Laura McAlister practica una apologética alegre y desenfadada, pero muy profunda en los argumentos.

En el santuario nacional de Knock (Irlanda)
 

Durante los meses en los que daba vueltas a estos temas, Laura hizo un viaje a Irlanda durante el cual sintió "una abrumadora necesidad de rezar el rosario".

Se preguntaba el porqué de esa necesidad: "¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué iba yo a rezar una oración repetitiva a base de un conjunto de cuentas? ¿Tal vez  me sentía nostálgica en la vieja madre patria católica? ¿O  simplemente quería tener ocupadas las manos? En verdad, creo que era porque necesitaba rezar. Pero no rezar, sin más, sino sentarme a rezar sin la carga de estar constantemente encontrando nuevas palabras para expresar pensamientos que mi cabeza apenas podía manejar".

Así que la joven se vio a sí misma no sólo necesitando oración, sino, como ella misma dice "necesitando cuentas", necesitando un rosario: "Así que le dije a Dios que si quería que tuviese un rosario, tendría que dármelo".

Y al día siguiente... el grupo en el que viajaba tenía programada una visita a la localidad de Knock, donde se encuentra el mayor santuario mariano de Irlanda, visitado cada año por millones de personas, tantas que tiene su propio aeropuerto.


El santuario de Knock, enclave mariano por excelencia en la católica Irlanda.

Es raro, es aburrido, aleja de Cristo...

 

Allí, como es natural, no le fue nada difícil hacerse con el anhelado tesoro. Se le plantearon entonces algunas objeciones típicamente protestantes, que sin embargo responde: "Con sus diez avemarías, el rosario parecía demasiado enfocado en María, y también algo aburrido. En realidad, con cada conjunto de diez cuentas (o misterios), meditas sobre momentos de la vida de Cristo, desde Su concepción hasta su Crucifixión y Resurrección".

"La idea es dejar que María te lleve de la mano, y que ella te muestre a su Hijo", prosigue Laura: "Ningún ser humano conoció a Jesús más íntimamente que Su madre, quien estuvo con Él desde el nacimiento hasta la Cruz. Más tarde, cuando le dije a una amiga lo que me había sorprendido es que cada vez que rezaba el rosario estaba pensando en Jesús, ella me dijo extrañada: ´Claro, Laura, de eso se trata´. Y así es".

La joven prosigue relatando las dudas que la asaltaban, como calvinista que aún era, ante algo tan "raro" ("y nunca insistiré lo bastante: era raro") para un protestante como rezarle a la Virgen: "Antes y después de cada mínima oración a María, le pedía a Dios que si estaba haciendo algo erróneo, o pecaminoso, o simplemente inútil, que me detuviera. Esperaba que se apagasen luces de golpe, manifestaciones demoniacas u otros signos del descontento divino. Pero ninguno sucedió. Y lentamente, la paz sustituyó a la ansiedad, y la alegría al miedo. Meses después, aún seguía conociendo a María. En realidad, aún sigo haciéndolo".

La gloria de Dios no es un juego de suma cero

 

El siguiente paso era ir de los sentimientos a las razones, pues no le bastaba sentirse bien rezando el rosario, quería tener la certeza teológica de estar haciendo lo correcto. Y así la encontró: "Os preguntaré esto: si alabo a la esposa de un hombre, ¿le estoy deshonrando a él? Si alabo a sus hijos, ¿le ofendo? No, más bien nos gusta escuchar que se alaba a aquellos a quienes amamos. ¿Por qué no iba a ser lo mismo con Dios Padre y con Cristo? María no distrae de Cristo, es un reflejo de Él: todo lo que ella recibió de Dios y todo lo que ella era, lo devolvió a Él, como canta en el Magnificat (Lc 1, 46-49)".

Además, venerar y honrar a María no desmerece a Dios, porque no se trata de un juego de suma cero: "Dios no compite con nadie. No está en su Creación como uno más, intentando mantener su cuota de gloria. No, Él quiere compartir Su gloria y eso la multiplica, porque la gloria, y la belleza, y la santidad de Dios son infinitas. Y Él se alegra del esplendor de aquellos a quienes ha creado y ama".

"Si tú fueses Dios", se pregunta Laura para concluir, "¿no ensalzarías a tu propia Madre? ¿La mujer que te dio la vida, cuyo ADN compartes? ¿No le darías cada don del que pudieses disponer? ¿Qué no harías por esa mujer? Fue así como comprendí que eso es María. Eso es la madre de Jesús. Eso es la Madre de Dios. Yo la encontré en Knock, cuando ella me dio un conjunto de cuentas del rosario. Ella me enseñó a rezar con ella para que empezase a amar al Hijo de Dios como lo hace ella. Y ahora, yo también soy una de las de esas generaciones que, como canta el Magnificat, la llaman bienaventurada".

Artículo publicado originalmente en Cari Filii.


C.L. / Cari Filii 

 http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=39860

sábado, 10 de enero de 2015

Una joven calvinista veía el Rosario «raro» y «aburrido», pero lo rezó... y terminó de convertirse

Laura McAllister es una joven de Sidney (Australia), licenciada en Historia Medieval y pronto también en Teología, que alimenta un muy leído blog de "caprichos" católicos: Catholic Cravings, una buena colección de artículos en línea apologética de alguien que, nacida católica, se pasó al calvinismo evangélico de obediencia anglicana y, por razones que ella misma explica, logró hacer la reversión para volver a la Iglesia a lo largo de un proceso de reflexión que duró un año.

Dos caminos que llevan a Roma

 
En ese proceso jugaron un papel importante el rezo del Rosario y el hecho de ser la Santísima Virgen el mejor camino para conocer a Jesús. En ese sentido, el testimonio de Laura es claro: "Ella me enseñó a rezar por ella para aprender a amar a su Hijo como ella Le ama".

McAllister había iniciado su proceso de conversión con dos reflexiones muy comunes entre quienes abandonan el protestantismo: por un lado, la evidencia de que la Reforma introduce una ruptura en la continuidad de fe de la Iglesia; y por otro, la exigencia de una autoridad que interprete las Sagradas Escrituras para qué éstas puedan tener un sentido real y universal.


Laura McAlister practica una apologética alegre y desenfadada, pero muy profunda en los argumentos.

En el santuario nacional de Knock (Irlanda)

 
Durante los meses en los que daba vueltas a estos temas, Laura hizo un viaje a Irlanda durante el cual sintió "una abrumadora necesidad de rezar el rosario".

Se preguntaba el porqué de esa necesidad: "¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué iba yo a rezar una oración repetitiva a base de un conjunto de cuentas? ¿Tal vez  me sentía nostálgica en la vieja madre patria católica? ¿O  simplemente quería tener ocupadas las manos? En verdad, creo que era porque necesitaba rezar. Pero no rezar, sin más, sino sentarme a rezar sin la carga de estar constantemente encontrando nuevas palabras para expresar pensamientos que mi cabeza apenas podía manejar".

Así que la joven se vio a sí misma no sólo necesitando oración, sino, como ella misma dice "necesitando cuentas", necesitando un rosario: "Así que le dije a Dios que si quería que tuviese un rosario, tendría que dármelo".

Y al día siguiente... el grupo en el que viajaba tenía programada una visita a la localidad de Knock, donde se encuentra el mayor santuario mariano de Irlanda, visitado cada año por millones de personas, tantas que tiene su propio aeropuerto.


El santuario de Knock, enclave mariano por excelencia en la católica Irlanda.

Es raro, es aburrido, aleja de Cristo...

 
Allí, como es natural, no le fue nada difícil hacerse con el anhelado tesoro. Se le plantearon entonces algunas objeciones típicamente protestantes, que sin embargo responde: "Con sus diez avemarías, el rosario parecía demasiado enfocado en María, y también algo aburrido. En realidad, con cada conjunto de diez cuentas (o misterios), meditas sobre momentos de la vida de Cristo, desde Su concepción hasta su Crucifixión y Resurrección".

"La idea es dejar que María te lleve de la mano, y que ella te muestre a su Hijo", prosigue Laura: "Ningún ser humano conoció a Jesús más íntimamente que Su madre, quien estuvo con Él desde el nacimiento hasta la Cruz. Más tarde, cuando le dije a una amiga lo que me había sorprendido es que cada vez que rezaba el rosario estaba pensando en Jesús, ella me dijo extrañada: ´Claro, Laura, de eso se trata´. Y así es".

La joven prosigue relatando las dudas que la asaltaban, como calvinista que aún era, ante algo tan "raro" ("y nunca insistiré lo bastante: era raro") para un protestante como rezarle a la Virgen: "Antes y después de cada mínima oración a María, le pedía a Dios que si estaba haciendo algo erróneo, o pecaminoso, o simplemente inútil, que me detuviera. Esperaba que se apagasen luces de golpe, manifestaciones demoniacas u otros signos del descontento divino. Pero ninguno sucedió. Y lentamente, la paz sustituyó a la ansiedad, y la alegría al miedo. Meses después, aún seguía conociendo a María. En realidad, aún sigo haciéndolo".

La gloria de Dios no es un juego de suma cero

 
El siguiente paso era ir de los sentimientos a las razones, pues no le bastaba sentirse bien rezando el rosario, quería tener la certeza teológica de estar haciendo lo correcto. Y así la encontró: "Os preguntaré esto: si alabo a la esposa de un hombre, ¿le estoy deshonrando a él? Si alabo a sus hijos, ¿le ofendo? No, más bien nos gusta escuchar que se alaba a aquellos a quienes amamos. ¿Por qué no iba a ser lo mismo con Dios Padre y con Cristo? María no distrae de Cristo, es un reflejo de Él: todo lo que ella recibió de Dios y todo lo que ella era, lo devolvió a Él, como canta en el Magnificat (Lc 1, 46-49)".

Además, venerar y honrar a María no desmerece a Dios, porque no se trata de un juego de suma cero: "Dios no compite con nadie. No está en su Creación como uno más, intentando mantener su cuota de gloria. No, Él quiere compartir Su gloria y eso la multiplica, porque la gloria, y la belleza, y la santidad de Dios son infinitas. Y Él se alegra del esplendor de aquellos a quienes ha creado y ama".

"Si tú fueses Dios", se pregunta Laura para concluir, "¿no ensalzarías a tu propia Madre? ¿La mujer que te dio la vida, cuyo ADN compartes? ¿No le darías cada don del que pudieses disponer? ¿Qué no harías por esa mujer? Fue así como comprendí que eso es María. Eso es la madre de Jesús. Eso es la Madre de Dios. Yo la encontré en Knock, cuando ella me dio un conjunto de cuentas del rosario. Ella me enseñó a rezar con ella para que empezase a amar al Hijo de Dios como lo hace ella. Y ahora, yo también soy una de las de esas generaciones que, como canta el Magnificat, la llaman bienaventurada".

Artículo publicado originalmente en Cari Filii.


http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=39860

sábado, 3 de enero de 2015

De funcionaria de la ONU a técnica de Cáritas: tras el terremoto de Japón de 2011 decidió ser monja

La japonesa Sawako Inae trabajó varios años en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. En esa función visitó muchos países en vías de desarrollo, proponiendo como técnica políticas económicas y sociales para mejorar la vida en las comunidades.

Católica fervorosa, en cierto momento dejó la enorme estructura de Naciones Unidas para entrar en otra mucho más pequeña pero no menos activa: Cáritas Japón, y en especial sus servicios de emergencias y atención a desastres.

En marzo de 2011 tuvo lugar el terrible terremoto acompañado de tsunami que devastaron parte de Japón y asustó al mundo con las fugas radioactivas de Fukushima.

Sawako, como técnica de Cáritas, acudió a la zona afectada de Sendai para evaluar los daños y  proponer los primeros planes de rehabilitación y de socorro para la población local. Preparó el primer centro de primeros auxilios junto con el padre verbita (sacerdote del Verbo Divino) Daisuke Narui.

Sawako permaneció un año en Sendai, hospedada por las Hermanas de la Caridad de Otawa, inmersa en la atención a los que han perdido hogar y familia y medios de vida en un país rico, pero azotado por la naturaleza. Y conoció mejor a las Hermanas que la alojaban.

 "Un día- cuenta el obispo Tarcisio Isao Kikuchi, de Niigata- sin ningún preaviso me llama por teléfono y me dice que quiere hacerse religiosa. Fue una de las sorpresas más grandes de mi vida. Una mujer de este tipo, tan fuerte y en grado de hacer cosas maravillosas... Dios tiene un plan para cada uno de nosotros". Niigata tiene casi 5 millones de habitantes, pero sólo unos 7.000 son católicos y no es difícil para el obispo conocer a la mayoría.

En la "Deus Charitas est"- explica el prelado- el Papa Benedicto escribe: "La íntima naturaleza de la Iglesia se expresa en un triple trabajo: anuncio de la Palabra de Dios (Kerigma-martyria), celebración de los sacramentos (leiturgia), servicio de la caridad (diakonía). Son tareas que se presuponen recíprocamente y no pueden ser separadas unas de las otras". Estos católicos, que trabajan como voluntarios en las actividades de recuperación, traducen en la realidad estos 3 conceptos de la naturaleza de la Iglesia. Hacer el bien es de por sí un testimonio del Evangelio".

Sawako ya pronunció sus primeros votos y dentro de 2 años de vida religiosa podrá profesar su consagración definitiva: "Estoy seguro que esta hermana vivió una profunda experiencia de conversión en la propia fe y decidió dedicarse ella misma y su vida en modo total a Dios. Que para nosotros siempre tiene planes maravillosos", explica el obispo.


 AsiaNews/ReL        http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=39689