sábado, 30 de septiembre de 2017

Religiosa en Irak

Las Religiosas rezaron cada día por los Terroristas del Isis

Por: ÁLVARO de Juana | Fuente: Aciprensa




En sus ojos se refleja el terror de la guerra y de la persecución, pero también existe un destello de esperanza. Es la hermana Silvia, de las Dominicas de Santa Catalina de Siena que desde hace 120 años viven en la llamada Llanura del Nínive, en la región del Kurdistán, en Irak.
La hermana Silvia y el resto de religiosas han presenciado la persecución que el autodenominado Estado Islámico ha infligido a los cristianos del país y sobre todo de esta zona, donde siempre se ha concentrado el mayor número de cristianos.
Sin embargo, tanto Erbil (capital del Kurdistán) como Qaraqosh, se vieron asediadas en 2014 por el grupo terrorista  sin embargo que ha sido expulsado recientemente de la zona.
El ISIS destruyó unos 100 lugares de culto en la Llanura del Nínive y Mosul, en su mayoría templos cristianos. Antes de la llegada de los terroristas a mediados de 2014, vivían en Qaraqosh 50 mil personas. Tras su huida tan solo quedaron 25 mil habitantes.
Ahora, gracias al apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), unas mil familias cristianas han regresado a sus casas. Desde ese año, 2014, esta fundación pontificia ha destinado 36,6 millones de dólares a proyectos de alojamiento y alimentos para los desplazados cristianos en el norte de Irak. El coste estimado de la reconstrucción de los pueblos cristianos asciende a 250 millones de dólares.


Todo comenzó el 6 de agosto de 2014 cuando se vieron obligadas a huir de su convento en Qaraqosh. La hermana Silvia fue una de las 36 religiosas que presenciaron ese terrible día en el que se vieron cara a cara con la guerra.
“Cuando supimos que el ISIS había llegado, lo primero que sentimos fue miedo, miedo de ser apresados por ellos, el miedo de la violencia, el miedo de la muerte, y por eso nos fuimos”, contó la religiosa a ACI Prensa.
Alrededor de 400 jóvenes fueron asesinados en esos días y hasta 5.000 niñas fueron vendidas como esclavas. Sin embargo, las religiosas no han tenido reparos en perdonar.
“Perdonar es una palabra muy fuerte. Rezamos por ellos cada día como religiosas. Rezamos por ellos, por aquellos que traen la paz, por nuestros soldados, por quién ayuda a las personas a vivir el bien. Esta oración nos ayuda a perdonar, a no olvidar, porque no se puede olvidar, pero a no odiar al otro. Si nosotros odiamos a los otros quiere decir que hacemos como quiere el diablo, y no como quiere Jesús”.
En 2014 vivían 73 monjas de la congregación de las Hermanas Dominicas de Santa Catalina de Siena en el convento en esta zona de Irak, pero en los últimos tres años han muerto 24, muchas de ellas, según la hermana Silvia, por miedo y angustia.

“Mi sueño es vivir en paz”, asegura la religiosa entrevistada en Roma en los días que se presenta el proyecto de Ayuda a la Iglesia Necesitada de reconstrucción de la Llanura del Nínive.
“Tanto mi propia paz, dentro de mí misma, –porque estamos también en guerra dentro de nosotros mismos–, como la paz en donde vivimos físicamente. Vivir en la tranquilidad, en el amor, y ayudar a la gente a conocer a Jesús, porque Él es el Amor”.
“Le digo a todos los cristianos que si realmente son cristianos, bautizados en el nombre de Jesús, deben confiar siempre en el hecho de que Jesús estará con ellos. Jesús está con nosotros. Jesús nunca nos deja. Aunque nosotros nos alejemos de Él, nos esperará a que volvamos”, subrayó.
Poco a poco los cristianos han comenzado a regresar al Nínive, pero todavía queda mucho por hacer. “Hemos pedido asistencia a Ayuda a la Iglesia Necesitada para reconstruir nuestro convento y hacer volver a la gente lo antes posible. Volverán alrededor de 30 hermanas. Daremos esperanza a la gente, ayudaremos a educarla, porque tenemos escuelas para educar a sus hijos, y continuaremos nuestra catequesis en las iglesias y en las escuelas”, explicó.

sábado, 23 de septiembre de 2017

¿Por qué quieres ser monja si eres tan linda?

Vocación es el llamado que Dios nos hace constantemente de vivir en Él desde el lugar específico en que vivimos.


Por: Luisa Restrepo | Fuente: Catholic-link.com




Son pocos los que reconocen haber nacido para ser lo que son y los que no cambiarían de tarea si volvieran a nacer. Todos hemos sido llamados a vivir. Entre los miles de millones de seres posibles fuimos nosotros los invitados a la existencia. Cada uno a un lugar específico en este mundo.  Eso es la vocación. Ésta, no solo se refiere a los que sienten un llamado particular a entregar su corazón a Dios, sino al llamado que nos hace constantemente de vivir en Él.
Leamos un texto que nos puede ayudar a entender mejor lo que estoy queriendo decir:
«(…) Fuimos llamados a realizar en este mundo una tarea muy concreta, cada uno la suya. Todas son igualmente importantes, pero para cada persona solo hay una -la suya- verdaderamente importante y necesaria. Porque la vocación no es un lujo de elegidos ni un sueño de quiméricos. Todos llevan dentro encendida una estrella. Pero a muchos les pasa lo que ocurrió en tiempos de Jesús: en el cielo apareció una estrella anunciando su llegada y sólo la vieron los tres Magos. Y es que –como comenta Rosales en un verso milagroso– “la estrella es tan clara que mucha gente no la ve”. Efectivamente, no es que la luz de la propia vocación suela ser oscura. Lo que pasa es que muchos las confunden con las tenues estrellas del capricho o de las ilusiones superficiales. Y que, con frecuencia, como les ocurrió también a los Magos, la estrella de la vocación suele ocultarse a veces -y entonces hay que seguir buscando a tientas- o que avanza por los extraños vericuetos de las circunstancias. Y, sin embargo, ninguna búsqueda es más importante que ésta y ninguna fidelidad más decisiva» (José Martín Descalzo).
Una vocación no es un sueño, ni un capricho pasajero. Es la respuesta a un amor, una exigencia que arde en el interior y que tiene que realizarse. Tiene vocación el que no sería capaz de vivir sin realizarla. Esto brota de la experiencia más profunda y esencial de lo que la vocación consagrada significa para mí; pero también sé que estas palabras pueden ser bonitas e inspiradoras, pero a la vez poco comprensibles. Y es que la vocación requiere mucho realismo, pues (para que negarlo) todas las aventuras espirituales tienen mucho de calvario.  El que se embarca en una verdadera vocación sabe que será feliz, pero sabe también que no vivirá cómodo, sabe que compartirá la Cruz de Cristo y llevara en él sus heridas.

El testimonio de Almudena, una linda y joven monja carmelita, producido por nuestros amigos de arguments, es una prueba de ello. La vocación no llega de la nada, nadie te la impone y no es un camino de rosas. Es un camino arduo y serio que requiere estar dispuesto a morir un poco cada día. Se llega a él a través de una profunda historia de amistad y de amor con Jesús. A través de una comunión profunda entre dos personas en la Eucaristía. Es algo entre Dios y tú. Existe la mediación de los seres humanos, pero quien pide la vida es Él y a quien le entregas el corazón es a Él.  La vocación implica realizar en tu propia vida ese paradójico éxodo: adentrarte en lo más profundo de ti mismo para salir. Una salida guiada por el amor cuando descubres que hay alguien que te ama y a quien tú amas más que a tu propia vida. Cuando descubres que es un amor que te atrae y te expande, un amor que te concentra y te agiganta y, a la vez, te hace ser profundamente pequeño.
«En la raíz de toda vocación cristiana se encuentra este movimiento fundamental de la experiencia de fe: creer quiere decir renunciar a uno mismo, salir de la comodidad y rigidez del propio yo para centrar nuestra vida en Jesucristo; abandonar, como Abrahán, la propia tierra poniéndose en camino con confianza, sabiendo que Dios indicará el camino hacia la tierra nueva. Esta «salida» no hay que entenderla como un desprecio de la propia vida, del propio modo sentir las cosas, de la propia humanidad; todo lo contrario, quien emprende el camino siguiendo a Cristo encuentra vida en abundancia, poniéndose del todo a disposición de Dios y de su reino. Dice Jesús: «El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna» (Mt 19,29). La raíz profunda de todo esto es el amor. En efecto, la vocación cristiana es sobre todo una llamada de amor que atrae y que se refiere a algo más allá de uno mismo, descentra a la persona, inicia un «camino permanente, como un salir del yo cerrado en sí mismo hacia su liberación en la entrega de sí y, precisamente de este modo, hacia el reencuentro consigo mismo, más aún, hacia el descubrimiento de Dios» (Benedicto XVI).
Y como nos dice Descalzo: «Benditos los que saben adónde van, para qué viven y qué es lo que quieren, aunque lo que quieran sea pequeño. De ellos es el reino de estar vivos».
Este artículo fue publicado originalmente por nuestros aliados y amigos: Catholic-link.com

sábado, 16 de septiembre de 2017

Desfigurada por el ácido renuncia a la eutanasia al conocer al papa Francisco

En Colombia, Consuelo Córdoba tuvo casi un centenar de operaciones. Había fijado la fecha para quitarse la vida




(ZENIT – 16 Sept. 2017).- “Consuelo Córdoba estaba decidida a poner fin a su vida, pero conoció al Papa y cambió de opinión”. Lo informa la cadena BFMTV.




Desfigurada después de que su ex marido la atacó hace 16 años con ácido, en el 2001. Esta mujer colombiana fue operada casi cien veces, informó el canal francés el 12 de septiembre de 2017.
Sin embargo, se mantuvo firme. Pero una posterior enfermedad cerebral la llevó a querer la muerte, a los 56 años, para “poner fin al sufrimiento”. Ella había elegido la eutanasia para el 29 de septiembre de 2017.


Pero ella quería recibir la bendición del Papa para “poder descansar en paz”. Así ella se reunió con el Papa en su viaje (6-10 de septiembre de 2017): “Y entonces me vio y me hizo la señal, así”, dice Consuelo con el brazo izquierdo tendido hacia adelante.


El video muestra la respuesta al Papa con un gesto del brazo y avanza. “Y entonces pensé para mí misma”, continúa, “Gracias a Dios, porque él viene por mí”.


El Papa la tomó entre sus brazos y la bendijo con su mano derecha sobre su cabeza: “El Papa Francisco bendijo a Consuelo y la convenció de que siguiera viviendo”, dijo la fuente.

“No habrá eutanasia”, dice Consuelo frente a las cámaras de televisión. Tiene dificultad para hablar, la cabeza envuelta en una capucha, el ojo izquierdo vendado, pero su ojo derecho como iluminado por una nueva esperanza. Lleva el nombre de Nuestra Señora de la Consolación, fecha celebrada el 4 de septiembre. “Un momento especial durante el cual Francisco le dio fe en la vida”, concluye BFM.


Durante su viaje, el Papa invitó a los obispos a sentirse “golpeados” por el sufrimiento de los demás y denunció una vez más la violencia contra las mujeres, reconociendo la “fuerza social” de ellas en América Latina.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Natividad de María 8 de setiembre 2017

Fiesta de la Natividad de la Virgen María Según la Tradición, la Virgen Madre de Dios nació en Jerusalén, junto a la piscina de Bezatha Por: Jesús Martí Ballester | Fuente: Catholic.net Según la Tradición, la Virgen Madre de Dios nació en Jerusalén, junto a la piscina de Bezatha. La Liturgia Oriental celebra su nacimiento cantando poéticamente que este día es el preludio de la alegría universal, en el que han comenzado a soplar los vientos que anuncian la salvación. Por eso nuestra liturgia nos invita a celebrar con alegría el nacimiento de María, pues de ella nació el sol de justicia,

Cristo Nuestro Señor.

Ella ha concebido por obra del Espíritu Santo

Reflexión del evangelio de la misa del Viernes 8 Septiembre de 2017
Con María hoy alabamos al Señor por la vida, por la gratuidad y por el camino de salvación

Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato |





La Natividad de la Santísima Virgen María
Miqueas 5, 1-4: “Mientras no dé a luz la que ha de dar a  luz”
Salmo 12: “Me llenaré de alegría en el Señor”
San Mateo 1, 18-23: “Ella ha concebido por obra del Espíritu Santo”

Hoy celebramos el nacimiento de la virgen María o, como diríamos los mexicanos, su cumpleaños, y esto nos llena de alegría. ¿Sería esta fecha? ¡Imposible  saber! Pero la devoción cristiana quiere celebrar y alabar a María por su presencia en medio de nosotros. Muchos de nuestros pueblos, con diferentes nombres, este día recuerdan a la Virgen María: Nuestra Señora de la Esperanza, la Nacida de la Virgen, La Virgen de la Natividad, Nuestra Señora de Covadonga… pero no nos podemos quedar sólo en celebraciones externas, sino que este acontecimiento nos lleva a reconocer el camino que ha seguido Dios para preparar a su pueblo.
Escoge a los pequeños y sencillos, en el anonimato, pero les pide una especial entrega como a María. El camino de Dios va en la misma senda del camino de los hombres y a veces por senderos que nos parecen oscuros y olvidados. Si pensáramos en las vicisitudes que tuvieron que pasar para que naciera María, según la tradición de Joaquín y Ana, y en el camino sencillo que fue recorriendo María, tendríamos que reconocer la presencia amorosa de Dios.  La verdadera devoción a María conduce siempre a Jesús y celebrar estos acontecimientos que se quedaron perdidos en la historia personal de unos cuantos, nos hace captar la importancia de cada instante y de cada acción a los ojos de Dios. Contemplemos hoy a María, naciendo pequeñita y desconocida. Despojémosla de todas esas vestimentas de princesa o de reina y de resplandores con que los pintores y poetas la han querido adornar para manifestar la importancia de su nacimiento.
Y traigamos a la memoria también todos los nacimientos de hombres y mujeres que hoy mismo están aconteciendo y que son muestra del amor creador de Dios. Reconozcamos su presencia en nuestras vidas y tomemos conciencia de la importancia de vivir cada momento como tiempo de gracia y de salvación. Con María hoy alabamos al Señor por la vida, por la gratuidad y por el camino de salvación que desde los pequeños va haciendo.
 

sábado, 2 de septiembre de 2017




Miles de refugiados de Sudán del Sur huyen de la violencia generada por la guerra civil en el país y encuentran abrigo en Catedral católica