sábado, 29 de diciembre de 2012

Navidad 2012




Navidad es aceptar al niño Jesus, aceptar la vida
Jesucristo es el Evangelio de la Vida: agradece la vida, defiende la vida, proclama la vida

Autor: Mons. Florencio Olvera Ochoa, Obispo de Cuernavaca | Fuente:

1. Nuestro Dios es el Dios Vivo, el Dios de la Vida.

2.- La persona humana es imagen y semejanza de Dios. Nunca puede reducirse a cosa.

3. Jesucristo nos ha revelado: "Yo he venido para que tenga Vida y la tengan en abundancia"

4. Jesucristo es el Evangelio de la Vida. Este Evangelio nos invita y nos dice a cada uno:

a) Agradece la Vida.
b) Cultiva la Vida
c) Defiende la Vida
d) Celebra la Vida
e) Proclama la Vida.

5. Como personas responsables decimos NO a la clonación reproductiva

6. Como personas responsables decimos NO a la clonación terapéutica.

7. Como personas responsables decimos SI a la protección del genoma humano y del embrión humano.

8. La Iglesia nos enseña que nunca deben enfrentarse la razón y la fe: "Pues la fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad ".

9. Decimos SI al progreso científico con Ética, con Moral

10. Decimos SI a las inversiones a favor de la persona. Nunca contra la persona, contra su dignidad, contra sus derechos.

11. Todos los Países civilizados dicen NO a la clonación en cualquiera de sus formas. México no puede ser el País de la maquila, de la manipulación del genoma, del embrión humano.

12. Bienvenidas las acciones científicas que NO atenten contra la vida, ni contra la dignidad de la persona, contra sus derechos.

13. Como personas responsables decimos NO al imperativo tecnológico: "Hay que aceptar lo que es técnicamente posible". Es necesaria la Etica, la Moral.

14. El individuo no está en función de la especie: esto sería dictadura.

15. El valor de la persona es radical. Este principio lo aceptan todos los hombres de buena voluntad, desde luego los cristianos.

16.No sólo se debe preguntar ¿QUÉ es el genoma, QUÉ es el embrión humano, sino fundamentalmente ¿ QUIÉN ES EL GENOMA, QUIÉN ES EL EMBRION HUMANO?.

17.Hay dos células fundamentales: el ovocito y el espermatozoo que dan origen a un nuevo individuo, distinto del padre y de la madre.

18. El embrión humano es un individuo humano desde la concepción.

19. El genoma humano, unico e irrepetible, presente al momento de la concepción ya es una persona con todos sus derechos, sobre todo con el primer derecho: EI DERECHO A LA VIDA.

20. El principio anterior lo reconoce la Suprema Corte de la Nación, basada en el artículo 14 de nuestra Constitución.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Benedicto XVI invita a vivir la Navidad con la alegría de saber que Dios esta cerca





Benedicto XVI visitó una parroquia de Roma, la de san Patricio. La Iglesia católica invitaba ese día de adviento a estar alegres porque la Navidad está ya cerca. El Papa invitó a los católicos a sentirse acompañados por Jesús, ya que Dios no nos pide que hagamos cosas extraordinarias.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Aprender, curarse y comer con santa Hildegarda de Bingen

Crece la difusión de los conocimientos de la nueva Doctora de la Iglesia (I)

Por José Antonio Varela Vidal
ROMA, martes 27 noviembre 2012 (ZENIT.org).-
 No es común encontrar a trescientas personas reunidas en una iglesia para escuchar música del siglo XII. Pero esto se explica si la compositora ha sido la recientemente declarada Doctora de la Iglesia, santa Hildegarda de Bingen. Esta abadesa alemana que vivió entre 1098 y 1179, viene generando una corriente de entusiasmo entre antiguos y nuevos investigadores que profundizan su legado teológico, místico-espiritual, filosófico, cosmológico, grafológico, poético y literario, botánico-medicinal, culinario y musical…
Así ya hemos asistido en pocas semanas a dos importantes actividades en esta ciudad, en las cuales la nueva santa --canonizada también por el papa Benedicto XVI--, ha sido el asombro de conocedores y curiosos, que van descubriendo cómo una monja mística llevó --con valentía y éxito--, sus ideas desde el interior del monasterio hacia fuera.
Viajó y predicó en pueblos y catedrales, habiéndose enfrentado incluso contra su antiguo protector, el emperador Federico Barbarroja, por la actitud de este contra el sumo pontífice. Se dice que su teología fue conocida por el mismo papa Honorio II gracias a san Bernardo de Claraval, y que parte de sus escritos –algunos anticátaros--, fueron leídos durante el Sínodo de Treviri, en presencia del papa Eugenio III quien posteriormente aprobaría su obra.
Elevarse con la mística
En la primera de las actividades, la más reciente, organizada por el Centro Cultural Aracoeli de los Frailes menores franciscanos y la asociación musical Vocalia Consort, nos confundimos entre trescientas personas que seguían las notas de aquellas composiciones monofónicas –lejos aún de su hija, la polifonía--, que según la santa, era el mejor camino para alcanzar a Dios, para expresar lo divino, casi una “prefiguración de su arribo”, según el pensamiento de Hildegarda.
Así lo entendieron los organizadores, que reunieron en la Basílica de Santa Maria in Aracoeli a los miembros de la asociación suiza Adiαstemα, que de manera fidedigna interpreta la música de origen medieval de la santa. Es un espectáculo en el que el sonido proviene de dos instrumentos característicos de este género, como son un pequeño órgano portátil de madera y un arpa gótica, con los que se ejecutan piezas impecables de los códigos de Las Huelgas y de Bamberg. A estos se unen los amplios rangos tonales de seis cantantes –ayer serían monjas benedictinas--, que interpretan composiciones vocales tomadas del Dendermonde Codex, escrito por la mística alemana.
Es significativo que las nueve artistas en escena estuvieran vestidas con trajes de época, de la misma forma en que santa Hildegarda vestía a sus monjas para las presentaciones en público, a quienes dejaba decorar la cabeza con flores. Esto con el único propósito de mostrar la belleza femenina sin tabúes, como esposas fieles de Cristo que viven en libertad su alianza.
Cada pausa de esta música santa, daba paso a las intervenciones de la actriz italiana Giovanna Scardoni, quien en una magistral interpretación de la misma Hildegarda de Bingen, recitaba de memoria sus visiones y pensamientos –en ocasiones en un fluido latín--, que serían el germen de la teología que hoy la ha llevado a ser reconocida como Doctora de la Iglesia Universal.
Comer con la abadesa
En Roma asistimos también a otra manifestación de las virtudes de esta abadesa benedictina, que gracias a la intuición del papa Benedicto XVI hoy destaca no solo en la constelación de los santos, sino en la privilegiada estantería de los Doctores de la Iglesia.
La organizadora de esta feliz iniciativa, denominada “La vocación terrestre y celeste de Hildegarda de Bingen”, fue la asociación Casa Santa Francesca Romana, que en su división formativa quiso presentar este modelo de mujer excepcional, que tal como la santa patrona de los romanos, dio mucho que hablar para su época por ese espíritu decidido a favor de los más necesitados.
Fue una velada ‘bio-teológica-gastronómica-cultural’ que tuvo como eje central a esta figura poliédrica que ha despertado en muchos el interés por estudiar su obra, preparar sus medicamentos, cocinar sus recetas e interpretar su música, entre otras disciplinas que seguirán admirando al mundo en la medida que se la conozca más.
Tuvimos la oportunidad de probar algunos platos denominados por los organizadores “Comida para la mente”, que no son otra cosa que alimentos ‘bio’, cuyo origen se remonta a las recetas de la santa naturista, quien recomendaba ingerir granos, cereales, verduras y hierbas en pos de un equilibrio mente-cuerpo, que finalmente mantenga la armonía con el Creador.
Cada plato tenía una leyenda con frases de los escritos de la santa, en que recomendaba la hierba Artemisia por su “sabor picante y aroma”; o el trigo, “precioso cereal que purifica la carne, da buena sangre y serena la mente”. También estaban allí las sugerencias de la monja medieval en relación a los demás platos, como aquellos hechos con cebada “cuyo poder refrescante lo vuelve más ligero que los demás cereales”, o sobre el hinojo, que “favorece la circulación sanguínea, da un olor agradable al cuerpo y produce una buena digestión”. A esto igual se refiere cuando recomienda el Agua de menta, que “calienta el estómago”.
Para beber nos ofrecieron al final un ‘Hipograso’, que deleitó y alegró a los presentes por ser elaborado con la receta monacal de “vino aromatizado con canela, clavo de olor, nuez moscada, miel y jengibre”. De este último ingrediente también degustamos una galletas con jalea de manzana que parecían del cielo…
Curarse con la santa
Avanzada la reunión, pudimos conocer más a Hildegarda de Bingen, esta vez como bióloga-herbolaria. Y esto no porque tuviéramos que aplicarnos algún ungüento o tomar uno de los jarabes por los que iban a curarse sus coetáneos al monasterio, sean ricos o pobres, nobles y siervos...
Sino porque pudimos conocer a una química farmaceútica, la doctora Sabrina Melino, quien dejó años atrás su prometedora carrera en el sector comercial para dedicarse de lleno a la investigación, elaboración y distribución de los remedios que la santa abadesa desarrolló. Esto, en el único afán de sustentar ante sus contemporáneos, su hoy aceptada teoría que armoniza el cuerpo y el alma, lo externo con lo interno, los frutos de la tierra con Dios…
Según lo que dijo en el evento la empresaria italiana, nuestra “Sibila del Rin” conoció la medicina galénica e hipocrática, a lo que unió la tradición benedictina del preparado de remedios caseros a base de hierbas de sus propios huertos. Esto le permitió desarrollar su teoría psicosomática de la enfermedad y de la curación, ya en el siglo XII: “La salud es una conquista diaria, espejo de armonía y de relaciones entre el ser humano y el Creador”.
En otra pausa de la tarde, la doctora Melino nos confió que las recetas para sus remedios eran “dictadas de lo alto”…, pero no las suyas sino las de Hildegarda, quien a través de “visiones” comprendía lo que era bueno para las almas y los cuerpos. Su conocimiento vendría de allí, no hay otra explicación, ya que no era ni química, ni médico, ni había estudiado nada más allá de una incipiente práctica benedictina.
¿Usted habló de autocurarse?, le preguntamos mientras bebíamos un vaso de agua de menta que nos haría bien. “Sí, nos dijo, ella quería hacer ver la relación que había entre cuerpo, alma y espíritu”.
Y entendimos mejor estas bebidas y comidas particularísimas que nos sirvieron, cuando nos dijo que para la santa “la forma de afrontar nuestro temperamento, el estilo de vida, lo mental, todo esto afecta directamente sobre las enfermedades, es algo psicosomático”.
Aunque la ciencia –a través de la psiconeuroendocrinología--, ha descubierto en nuestros días cuánto afecta la mente al cuerpo, como es el estrés y otros males de hoy, es muy cierto que para una monja de clausura del siglo XII no sería fácil comprobar todo esto. “Ella demostró que había una verdadera relación del síntoma y del órgano afectado, con el temperamento, con el modo de afrontar la vida y con el sentimiento prevalente en cada uno”.
Nos explicó también que en Hildegarda de Bingen había una influencia de la medicina oriental, por lo que “es transversal a todas las religiones, lo que nos permite llevar un mensaje que es universal más allá de la fe católica”, aseguró la doctora Melino, a quien no dejamos de pedirle una receta para algún mal del binomio alma-cuerpo.
Mas aún, si nos había contado que desarrolla nueve productos con base en las recetas de la santa alemana, y que está desarrollando seis más a futuro, los que seguirá distribuyendo por todo el mundo. Tal como debería extenderse –y más--, la varia doctrina de la nueva Doctora de la Iglesia.

sábado, 24 de noviembre de 2012

"It's a girl", un documental sobre el control de la natalidad femenina en China





En algunas partes de India o China es un gran riesgo para los bebés que aún no han nacido ser niñas. Y la inseguridad continúa incluso entre aquellas que nacen. Algunas son asesinadas por sus propios padres, o a veces, por el médico.

domingo, 18 de noviembre de 2012

«He encontrado mi meta, estoy llena de alegría»: la carta póstuma de Camille a sus padres

Su adiós es un ejemplo de cómo afrontar la muerte, y en ella relata su encuentro con Dios en la enfermedad y su deseo del cielo.
Javier Lozano religionenlibertad.com
 
¿Cómo afrontar la muerte y la enfermedad, especialmente cuando se es joven? “De la muerte brota la Vida y de la cruz la Resurrección”. Con esta frase y con su ejemplo de vida respondió con creces a esta pregunta Camille Homolle, una chica de tan sólo 25 años que el pasado mes de julio pasó de este mundo al Padre tras padecer cáncer durante años.         Sin embargo, lejos de entristecerse, esta joven francesa aprovechó la enfermedad para prepararse para el Cielo y para evangelizar ya incluso muerta a su familia y amigos. El padre Christian Mahéas acompañó durante todo este tiempo a Camille en su camino espiritual. Ahora confiesa que quedó maravillado porque “en medio de esta desgracia terrible se vio la Gracia de Dios”. Este sacerdote quedó impresionado de que los jóvenes “viven su enfermedad y la proximidad de la muerte como una forma real de vida que es una gracia que llega a sus familias”.

“Supe que estaba lista”

        En las pasadas Navidades esta joven parisina supo que la medicina no podría hacer nada por ella y que más tarde o más temprano moriría. Cuenta el padre Mahéas que “se fue de peregrinación con su familia. Vi volver a Camille con un rostro luminoso y pacificado. No había recibido la gracia de la curación física, sino la de la fe profunda que deseaba tan ardientemente. Supe que estaba lista”.

        Camille afrontó su muerte con naturalidad y con la vista puesta en la vida eterna. Por ello, el 15 de marzo le entregó a su sacerdote una larga carta que debía entregar a sus padres el día de su muerte. A continuación juntos prepararon la misa funeral. 

Eligió las lecturas y cantos de su funeral

        Ella misma quiso elegir las lecturas. La primera era del libro de la Sabiduría cuando habla de que “Dios creo al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza”. El salmo escogido fue el 86 que pide a Dios: “guarda mi alma, porque yo te amo, salva a tu siervo que confía en ti”. Por último esta joven eligió un Evangelio de San Juan, un precioso pasaje en el que Jesús dice a sus discípulos que “no se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones, si no, os lo habría dicho”.

        Tampoco las canciones fueron al azar. Para la entrada quiso que fuera uno titulado “Más cerca de mi Dios yo quiero descansar”. Para la comunión quiso que sus seres queridos cantasen “No tengo otro deseo que pertenecerte” y para el final dejó el canto de Simeón, “Ahora ya puedes dejar que me vaya en paz”.

La carta entregada a sus padres

        En el funeral, el sacerdote entregó la carta que Camille había escrito en marzo. Ahora era el momento. “He vivido una vida maravillosa”, afirmaba. “Hago hincapié en este punto porque incluso estos dos años han estado llenos de felicidad. Aunque agotadores me han permitido descubrir dónde está la verdadera alegría: la alegría de la fe. ¡Qué hermosas situaciones parecen terribles a primera vista!”.

        En su carta Camille agradece que “este amor que continuamente recibí me dio la fuerza para no perderme en el abatimiento y buscar la meta de mi vida, mi viaje. La he encontrado y estoy llena de alegría”.
        De este modo, dirigiéndose a sus seres queridos y amigos añade que “el duelo es un tiempo de sufrimiento y soledad, un vacío terrestre terrible. Pero cuando te entregas al amor de Dios, nos damos cuenta de que los muertos están siempre ahí y nos guían. Son pequeños ángeles que nos llevan, nos sostienen, nos quieren y es importante dejarles un lugar en nuestros corazones. Estos pequeños ángeles son felices, afortunados”.

“Somos felices y estamos ahí”

        Era ella misma la que en su propio funeral estaba consolando a la gente que tanto quería. “Este duelo es un aprendizaje que se hace poco a poco, otro tipo de relación con los que se fueron, relación más bella y constructiva”. La clave está en que este vacío “puede ser llenado por el amor infinito de Dios y de los difuntos del Cielo. La tristeza en este tiempo es comprensible pero Camille exhorta a su familia a que “esta fase no dure demasiado tiempo para evitar endurecer nuestros corazones”. “Somos felices y estamos siempre ahí”, asegura esta joven en la carta.

        Por ello, invita a mirar más allá. Asegura que “la vida terrena no durará mucho tiempo y tenemos que prepararnos para la vida eterna. Por medio de nuestras oraciones y acciones nos preparamos para este paso feliz” Y es que aunque “algunos se van antes que otros, estos pocos años no son nada en comparación con la eternidad del amor que nos espera”.

“Entrégate a los brazos de María”

        Incluso recomienda las cosas que a ella le han ayudado a hacer el paso de este mundo al Padre. “No dudéis en pedir ayuda a los sacerdotes, en acudir a los Sacramentos y a las personas guiadas por la fe e impregnadas del Espíritu Santo”.

        Para acabar la carta hace esta exhortación: “No te encierres en tu dolor y déjate alimentar por los lazos del amor, amistad y la familia que te rodea. Estos lazos sacarán la fuerza para superar el dolor. Ten confianza y entrégate totalmente en los brazos de María para entrar en la esperanza de la salvación”. “Mis oraciones están con vosotros y os acompañarán siempre”, concluye.
        Es por esto por lo que el sacerdote que tanto vivió con ella llegara a esta conclusión tras su muerte, tal y como contó a Famille Chrétienne: " Camille me dio a entender que un santo no era alguien perfecto. Es alguien que con cuya vida refleja el corazón del Evangelio: de la muerte brota la Vida, y de la cruz la Resurrección”.

sábado, 3 de noviembre de 2012

El jarrón de la abuela: habrá trabajo para los emprendedores

Mi amigo Nacho es un pozo sin fondo de ideas, anécdotas y buen humor, tan importante en los tiempos que corren. Jovencísimo padre de familia me explicó este fin de semana su reflexión. El caso es que su hija pequeña rompió un delicado jarrón en casa de la abuelita y él, ni corto ni perezoso, se dedicó a repararlo con cuidado. Mientras encajaba las dos partes rotas con un adhesivo especial resulta que con la presión rompe sin querer otras dos partes más. ¡Desolación!: de la niña, de él mismo y de la abuela… ¡Ves, si no lo intentas arreglar! –dice el hijo más mayor!!! Pero, salvada la curva de la rotura con varios pacientes encajes de artesanía paterna, el jarrón quedó perfectamente completo, aunque con la evidente reparación.
Dejar de afrontar una situación negativa o dificultosa, me decía Nacho, es como lo que me pasó con el jarrón. Seguro que pueden complicarse algunas cosas, que pueden «llover críticas» pero lo peor sería dejar «el jarrón» sin reparar, pues seguro que, incluso siendo valioso puede acabar en la basura con el paso del tiempo por la desidia de quien lo debería tener en buenas condiciones.
Nacho, buen economista, buen gestor, excelente y comprensivo –más allá de la justicia–, responsable de recursos humanos de una empresa puntera, me sigue explicando que la actitud chata, egoísta, cómoda, cobarde, de muchas personas e instituciones es un mal endémico en nuestro país.
Me hace pensar sobre otros muchos temas, en aquello de «lo mejor es enemigo de lo bueno». Y, sobre las perspectivas de soluciones a la crisis, creo que sí, creo que los poderes públicos tiene la obligación de motivar la iniciativa privada, la innovación, el espíritu emprendedor de tantos que piensan qué pueden hacer ellos por su país, más que qué va a hacer su país para tenerlos entre algodones y subirlos al tren del gratis total. Esa generosidad y trabajo cooperativo entre lo público y lo privado puede generar verdadera riqueza y progreso.
Y, entre algunas iniciativas que he conocido, se me viene a la cabeza una que parece de contrastada seriedad y que no será flor de un día: es la liderada por el consejero catalán de Empresa y Ocupación, Sr. Francesc Xavier Mena, que, mediante la inversión de 200 millones de euros pretende generar 60.000 nuevos emprendedores, lo que reactivirá con seguridad la creación de empresas y puestos de trabajo. Hablo de lo más conocido por mi parte, pero seguro que de manera similar se estarán planteando propuestas en Galicia, Cantabria, Madrid, La Rioja…
Esos objetivos tan ambiciosos pasan también por incorporar el espíritu emprendedor a la educación (a la enseñanza obligatoria, al superior y a la formación profesional). El plan catalán prevé, por ejemplo, que algunas titulaciones universitarias incorporen un plan de empresa. El siguiente estadio es, ya en relación directa con los interesados en iniciar un negocio, a través de asesoramiento empresarial y jurídico, formación, programas de apoyo económico, ayudas a empresas con perspectivas de crecimiento o segundas oportunidades para emprendedores que no tuvieron el éxito deseado. El último de los pasos es acompañar las medidas con «cambios normativos y administrativos», que se plasmarán en una ley para estimular y premiar a los emprendedores.
Creo que por ahí tenemos las buenas, necesarias y razonables soluciones para nuestro país. Y algunos se preguntarán ¿por qué no hablo de la huelga de este jueves, que está en boca de todos? Pues porque, si no fuera por los 2.000 millones de euros que costará a nuestra economía, la recurrente comparación con Grecia que harán los medios de comunicación de todo el mundo, o la imagen de inseguridad para los inversores internacionales, yo la llamaría más bien la tragicomedia de Toxo, Méndez y Rubalcaba. Es una barbaridad quemar un país con un medio lícito de protestar, cuando precisamente quienes más quieren ahora «tensionar el ambiente» –otra vez– son aquellos que no han puesto remedio al despilfarro y mala gestión de años. Ni en Andalucía parece que tampoco tienen intención de rectificar. ¿Tendrá que llamarnos la atención, otra vez más, la Sra. Merkel para que a algunas gentes les vuelva el sentido común? ¡Al tiempo!

sábado, 27 de octubre de 2012

¿Cómo una monja del siglo XII, y que es santa, pudo descubrir el poder curativo de 20 piedras?

En pleno siglo XX médicos alemanes descubrieron con asombro los conocimientos de esta monja cuya sabiduría es, para muchos, "algo que viene del Cielo". 

Hace 850 años, una monja de clausura llamada Santa Hildegarda de Binguen, que acaba de ser nombrada Doctora de la Iglesia por Benedicto XVI, revolucionó la medicina del momento al transmitir una sabiduría sobre las virtudes curativas y profilácticas de una veintena de piedras preciosas o semipreciosas.
        Santa Hildegarda, sin salir del convento, con una cultura y formación muy básica, transmitió lo que la “Luz Viva del Espíritu Santo” le dictaba, ofreciendo remedios sencillos a personas con dificultades de salud, basado en el contacto con determinadas piedras.
        Con los años, los remedios curativos de Santa Hildegarda fueron bautizados por el pueblo como “la medicina de Dios”, y ya en pleno siglo XX, científicos y médicos alemanes descubrieron con asombro los conocimientos de esta monja del siglo XII, cuya sabiduría es, para muchos, “algo que viene del Cielo”.
        Entrevistamos a José María Sánchez de Toca, uno de los mayores expertos en la obra de Santa Hildegarda en el mundo hispano. Él se ha encargado de traducir y preparar la primera edición completa en español de esta obra: El libro de las piedras que curan (LibrosLibres).
- "El Libro de las piedras que curan", ¿podríamos decir que es un resumen de creencias medievales?
        - En absoluto. Los remedios populares de la Edad Media, las recetas de brujas, eran asquerosos, mientras que todo lo que dice Santa Hildegarda es inocuo, razonable y limpio. Si habla de plantas o animales, normalmente dice que hay que hervirlo.

- Saber médico medieval perdido en nuestros días.
        - Tampoco. El saber médico de la Edad Media era árabe y judío, y no se parece a Santa Hildegarda ni de lejos. Los libros de piedras de aquella época, como el Lapidario de Alfonso X el Sabio, que es un compendio de lapidarios árabes, por ejemplo, o el del Obispo Marbordo, son radicalmente distintos en credibilidad, sistematización y si me permite la palabra, en "modernidad".

-¿Y el de Alberto Magno?
        -No creo que fuera de verdad de San Alberto Magno; es un libro de hechizos y conjuros para cargarse a la gente, envenenar o provocar abortos.

- Entonces...
        - Ella dice que la invadía una llama de Luz Indeficiente que la dictaba y que no la permitía poner nada de su cosecha.

- Se ha publicado bastante que eso era una migraña de aureola.
        - Mire, esos señores hablan de oídas de lo que dijo otro que tampoco había leído a Santa Hildegarda. Me recuerdan a aquel prestigioso y venerado historiador de la Medicina que la llamaba "San Gil de Garde".

- Pero era una gran científica.
        - Ni hablar, eso no se tiene de pie. Es imposible que tuviera conocimiento experimental de lo que dice. Fijese que dijo ¡en 1153! que las ballenas buscan alimento en la superficie y en el fondo del mar, cosa que la Ciencia solo ha averiguado en la década de 1970, gracias a un submarino espía norteamericano. En el Mar de Behring, las ballenas bajaban al fondo del mar, barrían con la boca abierta los limos del Yukón, repletos de quisquillas, y luego subían a vomitar por los chorros el limo sobrante. No lo sabía nadie, ni los balleneros. Jamas se hubiera supuesto que un mamífero de respiración pulmonar bajase al fondo del mar, pero Santa Hildegarda ya lo había dicho.

- La película "Visión" muestra una gran biblioteca en el monasterio.
        - Esa película es un ejemplo de como no deben hacerse las cosas ni falsear la Historia. Está llena de conjeturas que no están avaladas por las fuentes, y eso que hay muchas. Los libros no abundaban entonces como ahora, ni siquiera en los monasterios. Pero en cambio las fuentes son taxativas en que solo la enseñaron a leer el Salterio.

- El Papa Benedicto XVI dice que era muy culta.
        - Y tiene razón: Santa Hildegarda estuvo ochenta años recibiendo enseñanzas del Espíritu Santo sobre la estructura del Universo, la naturaleza humana y las criaturas, y eso necesariamente la tuvo que volver cultísima y sabia. Pero suponer que era una erudita contradice de plano las fuentes, que son abundantes, de época y muy fiables. Tenga en cuenta que un concilio investigó en vida, y que después de muerta, investigaron su vida los inquisidores enviados por dos papas sucesivos.

- Este es un libro de "piedras que curan", pero la cuestión fundamental es si hay piedras que curen.
        -Por lo que venimos comprobando, sí. Tampoco es tan insólito, si el barbero te corta al afeitarte, te pasa piedra alumbre por el corte para detener la hemorragia. El alumbre es una piedra que cura.

-¿Santa Hildegarda habla del alumbre?
        - No. Trata exclusivamente sobre diecinueve piedras que solo pueden utilizarse para el bien y para curar o prevenir daños. Dice Santa Hildegarda que entre las demás piedras algunas sirven para cosas buenas o malas, según se proponga quien las utilice, pero la Santa se ocupa solamente de las que solo sirven para el bien.

- Pero a estas alturas del siglo XXI ¿ ¿No es pura superstición creer que haya piedras que curen?
        - Superstición es mantener una creencia sin base real, y prejuicio negarse a aceptar los hechos, y lo que no debe hacer nadie en el siglo XXI es negar los hechos. A menos que a uno le cieguen los prejuicios, hay que aceptar la evidencia. Y la evidencia es que en la mayoría de los casos, estas piedras curan a la mayoría de la gente.

- ¿No siempre?
        -No siempre.

- ¿Por qué?
        -Pues no lo sabemos. Hay muchísimo que investigar. El caso más claro es la crisoprasa, una modesta piedra con aspecto de jabón usado, que a uno le curó radicalmente en una sola noche un ataque de gota, mientras que otro se la tuvo que quitar de la rodilla porque no le hacía nada y se le estaba clavando en la hinchazón.

-Y entonces, ¿por qué curan?
        - Pues tampoco lo sabemos. Muchas de las aplicaciones exigen contacto con la piel, lamer la piedra, o ponerla en vino, lo que puede suponer una transferencia molecular, por infinitesimal que sea. Pero otras veces actúan sin contacto; en concreto Santa Hildegarda advierte que se tenga mucho cuidado en evitar que el rubí toque la piel. Hace unos meses, cuando estaba preparando el libro, enseñé las piedras a unos amigos, y una señora se puso en las rodillas el costurero de plástico donde las guardo. A la mañana siguiente nos contó alborozada que se le habían pasado los dolores de rodilla y cadera que la traían mártir, y pensando a qué podría deberse, cayó en la cuenta del rato que tuvo las piedras en el regazo. Pero no hubo contacto.

- ¿Y no puede tratarse de sugestión o efecto psicosomático?
        - Podría ser, pero le voy a contar algo: Un niño, Juancho, de siete años, tenía pesadillas recurrentes, muy violentas. Sus padres le pusieron jaspe debajo del colchón y las pesadillas cesaron esa misma noche. Se fueron a la playa, se dejaron la piedra y las pesadillas se reanudaron. Volvieron a ponerle el jaspe y cesaron. Ahora los niños la llaman la piedra filosofal, como en las películas de Harry Potter.

- ¿Y no pudo ser que el niño estuviera impresionado con la piedra?
        - A Juancho no le impresiona ni un adoquín que le pongan de almohada.

- Que me contestaría si le digo que este libro es un texto medieval lleno de ideas medievales con poco contenido práctico.
        - Que está hablando sin haberlo leído. Por ejemplo, en este libro Santa Hildegarda describe con pelos y señales como transforman las bacterias del hierro el oxido ferroso en oxido férrico para hacer la magnetita, y eso, amigo, es algo que la Ciencia descubrió en 1877, y todavía se sigue trabajando en ello. Le aseguro que sin análisis, sin laboratorios y sin microcospio era imposible saberlo. Es más, Santa Hildegarda da detalles que aun hoy son desconocidos, aunque verosímiles. Eso no es un conocimiento medieval.

- Pero Santa Hildegarda habla de piedras que ahuyentan los demonios y las serpientes.
        - Pues estupendo; no soy partidario de los unos ni de las otras, y no los quiero cerca de mí. Pero esto que usted recuerda debe alertarnos que hay algo en la naturaleza de las piedras que todavía desconocemos. Santa Hildegarda dice que las piedras tienen cierta belleza singular que era la que tenía Lucifer antes de la caída, y que los demonios no soportan porque les recuerda su esplendor pasado. Para hablar de la eficacia de las piedras sobre los espiritus malignos utiliza los verbos "desdeña, pone en fuga, atormenta". Es un campo del que sabemos muy poco.

-¿De las piedras de Santa Hildegarda, cuál es la más útil?
        - Cada una tiene su utilidad y con frecuencia se superponen, pero para mí la más útilñ por ahora esta siendo el jaspe, que es el analgésico y antiinflamatorio mas rápido que conozco. El jaspe que usted puede encontrar en cualquier obra en un saco de gravilla, cualquier guijarro de sílex a manchas y con grano fino.

- El título de este "El libro de las piedras que curan" habla de gemas. ¿Es que son piedras caras?
        - Las piedras de las que habla el libro son en su mayoría piedras preciosas o semipreciosas, es decir, gemas, pero una docena son variedades de cuarzo, y el resto puede conseguirse a muy buen precio, digamos, uno o dos euros. En total uno podría hacerse con todas las piedras por unos cincuenta euros, pero no es necesario conseguirlas todas a la vez. Con veinte euros sobraría bastante para hacerse con jaspe, ágata, calcedonia, topacio, crisoprasa y esmeralda, que en este momento me parecen las más sencillas de usar. Por otra parte, buscar las piedras siguiendo las indicaciones que damos en el libro puede convertirse en un hobby muy gratificante.

-¿Satisfecho del esfuerzo y de su traducción?
        - Mucho, pero la traducción no es mía, sino de Rafael Renedo, mi yunta de Hildegardiana. Lo mío ha sido averiguar y explicar qué significan hoy las palabras de Santa Hildegarda, comentarlas, anotarlas e indizarlas.

- ¿Qué espera de este libro?
        - Que sea útil. Que ayude. Que sean muchos los que descubran con alborozo que hay piedras que curan.

- ¿Y por qué se publica y se difunde ahora precisamente un libro que llevaba ignorado ocho siglos y medio?
        - Es algo que da que pensar; quizá es que sea la sabiduría que vamos a necesitar en el futuro, como todo lo de Santa Hildegarda.

- ¿Es un regalo de Dios para los hombres?
        - Sí; Dios siempre ofrece el remedio antes que nos hagamos la llaga.



José María Sánchez de Toca
Luis Arnó
 

lunes, 15 de octubre de 2012

Hombres y mujeres, a más distancia que de Marte a Venus

Un nuevo estudio sobre las características psicológicas de hombres y mujeres, en el que han participado 10.000 voluntarios de ambos sexos, nos dibuja con diferencias extremadamente grandes», según los autores. En su investigación, publicada el 4 de enero en la revista Plos One, los expertos desmienten las dos tendencias más debatidas a este respecto en la comunidad científica. Por un lado, la de la sicóloga Janet Hyde, quien estima que estas disparidades son mínimas y apuesta por la igualdad de género. Y, por otro lado, la de la visión evolutiva, según la cual hombres y mujeres han desarrollado distintas personalidades en la medida en que han debido enfrentarse a distintos problemas de adaptación. Ni una ni otra, precisan los investigadores: «El hecho de que existan las grandes diferencias que se han encontrado entre ellos y ellas puede deberse tanto a factores biológicos como culturales».
Según las neurociencias, que nos permiten conocer cómo funciona nuestro cerebro, la balanza parece inclinarse hacia una firme interacción de genes y cultura. Somos lo que vivimos. Lo biológico se convierte en autobiográfico, pero sobre una base genética heredada que, además, depende del sexo. Desde que somos concebidos, no sólo nuestros órganos sexuales, sino que nuestros cerebros tienen una impronta de varón o de mujer. La diferente dotación cromosómica que determina el sexo, –XX en la mujer y XY en el varón–, y mediada por la producción de hormonas sexuales, causa de forma natural un cerebro femenino o un cerebro masculino. Dos modos humanos diferentes de ser, de percibir la realidad, de relacionarse con los demás, de razonar y de procesar las emociones.
Ya en la etapa prenatal, por la acción genética y hormonal, se traza el mapa de las regiones cerebrales y se definen los circuitos neuronales innatos específicos de cada sexo. Y antes del nacimiento queda establecida la organización general de áreas en el cerebro femenino y en el masculino. Lo que aporta un patrón de funcionamiento cerebral con diferentes estrategias cognitivas-afectivas para cada sexo.
Estas diferencias no se limitan a las áreas cerebrales que procesan la actividad sexual ligada a la reproducción (hipotálamo), sino que abarcan facetas como la memoria, las emociones, el procesamiento de la expresión de los rostros, la respuesta al estrés, etc.
Las imágenes de regiones cerebrales han descubierto que se dan variaciones anatómicas y sobre todo de conexiones entre las neuronas en una multitud de áreas:
La estructura del cuerpo calloso que une hemisferio izquierdo (conocimiento discursivo y analítico) y derecho (conocimiento emocional, intuitivo y global) es más robusta en mujeres: La corteza frontal donde se asientan una buena parte de las funciones superiores de la cognición, y áreas de la corteza límbica, –implicada en las reacciones emotivas–, ocupan un mayor volumen en el cerebro femenino. Por eso ambos hemisferios interactúan entre sí con mayor intensidad. En ellas siempre va unido lo emocional y lo cognitivo. Estrategia típicamente femenina y que explica su gran vulnerabilidad emocional, y su habilidad para las tareas cognitivas que requieran un entorno emocional o afectivo. Un punto de mira de fuera hacia dentro.
Es también más extensa la región del lóbulo temporal que procesa el lenguaje y la gran locuacidad le facilita expresar verbalmente sus emociones.
En los hombres, en cambio, su centro de gravedad intelectual se sitúa en el hemisferio izquierdo: la corteza parietal que interviene en la percepción del espacio es de mayor tamaño que en las mujeres. El varón es más rápido cuando procesa hacia fuera y para calcular.
También la amígdala, que procesa toda información que suscite emociones fuertes con descargas de adrenalina es más grande. Una impulsividad que entre otros efectos lleva a vencer el miedo y puede desembocar en una mayor agresividad. Un punto de mira de dentro hacia fuera.
Además de emplear diferentes estrategias, mujer y varón se afectan de forma diversa. El cerebro femenino aporta doble sensibilidad en las respuestas a depresiones, drogodependencia, esquizofrenia, o el síndrome de estrés post traumático, que el masculino. A diferencia, los problemas de aprendizaje, el trastorno por déficit de atención, la hiperactividad, el tic nervioso, o el espectro de trastornos autistas, son entre 4 y 10 veces más habituales en los niños.
Las diferencias en las reacciones emocionales entre ambos sexos tienen también una base biológica y dependen de la acción de las hormonas sobre el cerebro, que se produce de una forma totalmente inconsciente pero afecta al modo de actuar, a la actividad intelectual y al estado de ánimo.
Por ejemplo, varones y mujeres reaccionan a la inversa ante el estrés. Los varones experimentan impulso y las mujeres rechazo porque la hormona del estrés, el cortisol, bloquea la acción de la hormona de la confianza, la oxitocina, en el cerebro femenino.

sábado, 8 de septiembre de 2012

De Playmate y chica Baywatch a católica devota en busca del Arca de Noé


WASHINGTON D.C., 29 Ago. 12 / 07:21 am (ACI/EWTN Noticias).- 


 Donna D’Errico ha dado un giro total a su vida. De haber posado en la revista Playboy en 1995 y tras participar entre 1996 y 1998 en la conocida serie televisiva Baywatch (Guardianes de la bahía) ahora es una devota católica y prepara un documental sobre el Arca de Noé.

Madre de dos hijos y exesposa del líder de la banda de rock Motley Crye, Nikki Six, esta católica de 44 años confiesa a FoxNews su fascinación desde pequeña con el Arca de Noé y afirma que viajó a Turquía, específicamente al Monte Ararat, en donde algunos científicos afirman estaría la emblemática barca, para cumplir el sueño que tuvo desde pequeña cuando la historia bíblica la deslumbró.

Hace unos días, mientras escalaba el Monte Ararat sufrió un accidente y se golpeó el rostro y otras partes del cuerpo. Por error colocó una de esas fotos en su cuenta de Twitter para enviarlas a su familia y las imágenes se hicieron virales en Internet.

Sobre el Arca de Noé relata que “creo en lo que la Biblia dice. Además con el paso de los años ha habido registros históricos sobre el hecho de que el Arca de Noé puede estar en el Monte Ararat, así que no soy ingenua ni creo sólo en lo que dicen las Escrituras. Hay datos de la historia de gente respetable que han visto esto”.

En efecto, uno de estos registros data del año 2006 cuando la revista Space en Estados Unidos dio cuenta de unas investigaciones realizadas con fotografías satelitales sobre una “anomalía” que podría ser el Arca de Noé.
La anomalía está a 4 mil 663 metros de altura, en la zona noreste del Monte Ararat. El tamaño de la formación, de acuerdo a las imágenes del satélite, 309 metros, equivaldría a los 300 por 50 cúbitos que medía el Arca de Noé, como explica el libro del Génesis.

En esta investigación, también están incluidas imágenes tomadas por la unidad aérea GeoEye's Ikonos del satélite QuickBird, el Radarsat 1 de Canadá, y otras imágenes tomadas por varias agencias de inteligencia de Estados Unidos.

Al ser preguntada sobre si se considera una persona religiosa, Donna D’Errico afirma que “totalmente. No me gusta el término espiritual porque creo que encierra una excusa. O eres religioso o no. No existe el ser espiritual, es un término tonto que se ha convertido en un cliché. Si no eres religioso, no lo eres y ya. ¿Qué significa ser espiritual? Voy a Misa todos los domingos y rezo el Rosario todas las noches con mis hijos”.

La madre de familia explica así la oposición que muchos en Estados Unidos intentan establecer entre los términos “religioso” y “espiritual” para justificar la postura de quienes, en el segundo caso, dicen tener alguna experiencia trascendente pero sin contar con religión alguna o “estructuras” como la Iglesia, por ejemplo.

Sobre su pasado en la revista Playboy, Dona D’Errico afirma que “he cometido errores y he tomado opciones en mi pasado que no tomaría hoy. Ese es un capítulo en mi vida en el que he cerrado la puerta. Me parece que fue otra persona. No es quien soy hoy”.

La ahora catalogada como “actriz exploradora” permanece en Turquía realizando una serie de grabaciones para el documental que produce sobre el Arca de Noé.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Un nuevo feminismo y una nueva cultura del trabajo

2. Un nuevo feminismo y una nueva cultura del trabajo

Esto me trae a mi segunda y tercera sugerencia, que se refieren a la importancia de las enseñanzas católicas para el proyecto de un "nuevo feminismo." Mis observaciones de aquí en adelante se basan en la creencia que los escritos de Juan Pablo II sobre el trabajo, las mujeres, y el laicado deben ser leídos conjuntamente. ¿Qué une a estos escritos y los liga con ese desafiante párrafo 99 de Evangelium Vitae? Es, ustedes ya lo adivinaron, la llamada para nada menos que una transformación cultural.
Como lo muestra la biografía magnífica de Juan Pablo II escrita por George Weigel, el interés intenso del Papa en esos tres temas no es ningún accidente. Él sabe por su propia experiencia como trabajador de las minas y de una fábrica como es el duro trabajo manual. Es un hombre moderno que se siente cómodo con las mujeres, y que ha tenido amigas mujeres. Y es el primer Papa que se recuerde en haber pasado tanto de su vida como pastor (un pastor moderno, relacionado de cerca con los hombres y las mujeres) vacacionando con ellos, compartiendo las confidencias de parejas comprometidas y casadas, aconsejándolos en todo tipo de problema. Laborem Exercens, Christefideles Laici, y los escritos sobre las mujeres fueron refinados en el mismo crisol de experiencia personal y de preocupación pastoral. Y todas ellas descansan sobre el mismo concepto de persona humana.
Así pues, mi segunda sugerencia es que la llamada para un nuevo feminismo necesita ser entendida en conexión con la llamada para una nueva cultura del trabajo. En Laborem Exercens (1981), que el Santo Padre ha descrito como su encíclica más personal, él dice que el "trabajo humano es una clave, probablemente la clave esencial, a todas las cuestiones sociales" (3). Él enfatiza la dignidad del trabajo, diciendo que es a través del trabajo que "el hombre no solo transforma la naturaleza, adaptándola a sus propias necesidades, sino que también alcanza su desarrollo como ser humano" (9). Y él insiste que el "trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo".
En esta temprana encíclica, llega a tres conclusiones que darían forma, más adelante, a sus escritos sobre las mujeres. Primero, afirma la dignidad de todas las formas de trabajo legítimo, pagadas o sin paga. En conexión con esto último, escribe que, "debe haber una nueva evaluación social del papel de las madres, del arduo trabajo conectado con él, y de la necesidad que los niños tienen de cuidado, amor y afecto para que puedan convertirse en personas responsables, maduras moral y religiosamente, y psicológicamente estables" (19). En segundo lugar: "el adelanto verdadero de las mujeres requiere que el trabajo sea estructurado de una manera tal que las mujeres no tengan que pagar su avance a costa de la familia" (19).
Y tercero: "debe recordarse y afirmarse que la familia constituye uno de los términos de referencia más importantes para dar forma al orden social y ético del trabajo humano" (10).
Vuelve a estas ideas diez años más tarde, en Centesimus Annus, cuando llama a "una cultura auténtica del trabajo" en la cual los valores humanos tengan prioridad por sobre los valores económicos (15). En otras palabras: No deshumanicen a los hombres y las mujeres, humanicen el mundo del trabajo. También vuelve al tema de la familia en Centesimus Annus, advirtiendo que la libertad económica se debe ejercitar con respeto a la "ecología humana" en la cual la familia es el primer y más esencial elemento. "Frente a la llamada cultura de la muerte," escribe, "la familia es el corazón de la cultura de la vida" (39). Es en la familia donde el "hombre recibe sus primeras ideas formativas sobre verdad y bondad, y aprende lo que significa amar y ser amado, y de esta forma aprende lo que significa realmente ser una persona" (39).
Luego, en 1995, en una serie notable de escritos dirigidos específicamente a las mujeres, el Papa nuevamente expresa su apoyo total a las aspiraciones de las mujeres de una participación en vida política y económica, pero al mismo tiempo insiste en el completo respeto al rol de las mujeres en la familia. Reconociendo la dificultad enorme de reconciliar estos dos objetivos, precisa que se requerirán cambios sociales importantes. En su carta a Gertrude Mongella, la secretaria general de la conferencia de Beijing, dice, "los desafíos que enfrentan la mayoría de las sociedades hoy es el de mantener, de hecho, el de fortalecer, el papel de las mujeres en la familia mientras que al mismo tiempo posibiliten que puedan utilizar todos sus talentos y ejercitar todos sus derechos en la construcción de la sociedad" (8). Para que esto suceda, precisa, "se necesitan cambios profundos en las actitudes y la organización de la sociedad". (5). Continúa expresando dudas de que el desafío pueda ser resuelto "mientras los costos sigan siendo pagados por el sector privado". En la perspectiva de las incontroladas políticas de libre-mercado existe poca esperanza de que las mujeres puedan superar los obstáculos en su camino" (8). Después de su reunión con el Papa, la señora Mongella dijo, "si todos pensaran como él, quizás no necesitaríamos una conferencia sobre las mujeres".
Los escritos del Santo Padre de 1995 a las mujeres fueron registrados extensamente, pero me pregunto a menudo si han sido leídos realmente por los que los registraron. Hubo muchos en la prensa y entre el clero que "se maravillaron de que él hablara" con las mujeres. Pero lo había estado haciendo toda su vida. Y los mensajes en los escritos a las mujeres son principalmente especificaciones de las ideas que eran ya características importantes de sus escritos anteriores. Temo que no se hayan leído ninguno de estos escritos tan cuidadosamente como se debería, porque ¿cómo podemos explicar sino el hecho de que su llamado radical y repetido para el cambio social profundo haya sido ignoradas en silencio? Se espera que el próximo Catecismo social haga que más lectores conozcan los aportes notables que este pontificado ha hecho al tesoro del pensamiento social católico

sábado, 25 de agosto de 2012

Dignidad de la mujer

Es una autentica revolución social la forma respetuosa en que Jesús tra­ta a toda mujer. Sí que hubo en la historia mujeres que destacaron por su poder, su talento y su dominio, pero fueron escasas excepciones, ya que el gé­nero femenino en general fue relegado a trabajos serviles.
En la Mulieris dignitatem, Juan Pablo II subraya: En las enseñanzas de Jesús, así como en su modo de comportarse, no se encuentra nada que refleje la habitual discriminación de la mujer, propia del tiempo; por el contrario, sus palabras y sus obras expre­san siempre el respeto y el honor debidos a la mujer. La mujer encorvada es llamada "hija de Abraham" mientras en toda la Biblia el título de "hijo de Abraham" se refiere solo a los hombres. Recorriendo la vía dolorosa hacia el Gólgota, Jesús dirá a las mujeres: "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí". Este modo de hablar sobre las mujeres y a las mujeres, y el modo de tratarlas, constituye una clara "novedad" respecto a las costumbres dominantes en­tonces (13).
Por algo tenía Jesús en su mismo hogar, y como madre suya, a una mujer ín­tegra, que era toda la ley puesta en práctica, y en la que había leído, al abrir sus ojos infantiles ,la grandeza de espíritu de una criatura que se po­nía voluntaria y exclusivamente al servicio de los designios divinos.

Cristo las ama.

Jesús ama a la mujer porque conoce su dignidad, que no consiste en sus ri­quezas materiales, ni en su sabiduría, ni en su belleza física, ni en sus cualidades humanas. La dignidad posee una raíz más solida: Dios creó a cada mujer, amó a cada mujer, dirige a cada mujer, destina a cada mujer al Reino de la felicidad eterna. Y la coloca en un lugar determinado y en una situación especial para que complete la misión de Jesús en la Iglesia y en la socie­dad.
Juan Pablo resalta luminosamente la razón de este amor: La actitud de Jesús en relación con las mujeres que se encuentran con El a lo largo del camino de su servicio mesiánico, es el reflejo del designio eterno de Dios que, al crear a cada una de ellas, la elige y la ama en Cristo. Por esto, cada mujer es la "única criatura en la tierra que Dios ha querido por sí misma", cada una hereda también desde el "principio" la dignidad de persona precisa­mente como mujer. Jesús de Nazaret confirma esta dignidad, la recuerda, la re­nueva y hace de ella un contenido del Evangelio y de la redención, para lo cual fue enviado al mundo. Es necesario, por consiguiente, introducir en la di­mensión del misterio pascual cada palabra y cada gesto de Cristo respecto a la mujer (13).
Cualquiera mujer, aun la oculta en una inmunda choza del bosque, entra dentro de los planes divinos. Es una protagonista que tiene enorme importancia en los planes divinos. No la creó por azar, sino tras una preferencia que la eligió entre millones de seres posibles. Y la prefirió para que, dentro de la Iglesia, verificase una función que sólo ella puede realizar.
Una mujer puede estar despreciada y abandonada por los hombres. Pero siem­pre ocupará un lugar eminente en la estimación de Dios, que de ella espera el amor y la rectitud que la conviertan en una imperceptible pero eficaz rueda en el reloj que señala la hora al mundo.
Jesús no excluye a ninguna mujer. Las que aparecen en el evangelio son, en general, sin relieve social, hasta despreciadas por su profesión y su en­trega al pecado. Se hizo acompañar y financiar por mujeres modestísimas, cuando podía haber atraído a figuras representativas de la alta sociedad.

El adulterio interior.

Toda persona que desee, simplemente en su interior, a una mujer, ha cometi­do adulterio con ella; es que el pensamiento y el deseo son una acción inte­lectual comparables en maldad a una violación sexual. Porque el simple deseo torcido, fuera de su ámbito, es un insulto a la dignidad femenina. ¡Con qué hondura lo explana el Papa!: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya co­metió adulterio con ella en su corazón" (Mt 5, 28). Estas palabras dirigidas directamente al hombre muestran la verdad fundamental de su responsabilidad hacia la mujer, hacia su dignidad, su maternidad, su vocación. Cristo hacía to­do lo posible para que, en el ámbito de las costumbres y relaciones sociales del tiempo, las mujeres encontrasen en su enseñanza y en su actuación la propia subjetividad y dignidad (14).
Una vez dadas las condiciones por Jesús, es la mujer misma la que ha de buscar el ejercicio de su dignidad. Ningún trabajo por humilde que sea, nin­gún ambiente pobre en el que haya de vivir, ningún grado de pobreza en el que haya de desarrollar su actividad, la degrada, sino su rebelión a los planes de Dios, su olvido del Amor, su desprecio de los caminos que Dios diseñó para ella en particular. Toda mujer ha sido creada para ser hija de Dios, ín­tima amistad de Dios, defendida por Dios y destinada por Dios a la felicidad de su Reino; lo que conviene es que ella misma se dé cuenta de su dignidad interior y sepa respetarla y conservarla.
Tome ejemplo de las mujeres que conocieron a Jesús; que demostraron hacia Jesús y su misterio una sensibilidad especial que corresponde a una carac­terística de su femineidad. Lo demuestran estando junto a Jesús en la cruz mientras han huido los Apóstoles; junto al sepulcro, ilusionadas e incansables; son las primeras que lo encuentran vacío; las primeras que oyen de los Ángeles que ha resucitado, las primeras que abrazan los pies del Resucitado; las primeras en anunciar la Resurrección a los demás (16).
La mujer que comprenda este amor preferente de Dios, no será derrotada ni por la pobreza, ni por el poder masculino, ni por la soledad. Porque sabe que Dios está con ella siempre y en todo lugar.

sábado, 4 de agosto de 2012

El nuevo feminismo y el papel del laicado

→Las Mujeres y la Cultura de la Vida (II): Un nuevo feminismo y una nueva cultura del trabajo
Ahora llego a mi tercer y última sugerencia que el proyecto del "nuevo feminismo" necesita ser considerado en la luz de las llamadas recientes al laicado a tener papeles más activos en la Iglesia y en la "Nueva evangelización". Déjeme comenzar recordando el hecho de que la reflexión del Santo Padre más fuerte sobre la dignidad y la vocación de mujeres, Mulieris Dignitatem (1988), fue inspirada por el sínodo de 1987 sobre la vocación y la misión del Laicado.
La carta de 1988 al Laicado, también publicada por este sínodo, describe al laicado como un "gigante durmiente", y nos dice en términos precisos que es hora de despertar. La carta recuerda a los laicos algunas cosas que muchos católicos han olvidado: que una vocación no es sólo algo que los sacerdotes y las hermanas religiosas tienen, y que el trabajo misionero no es sólo algo que los sacerdotes y las hermanas religiosas hacen en tierras lejanas. Citando a los padres de Vaticano II, dice, el "bautismo confiere a todos aquellos que lo reciben una dignidad que incluye la imitación y el seguimiento de Cristo, la comunión entre unos y otros y el mandato misionero" (Lumen Gentium, 31).
Una llamada de atención aún más fuerte fue dada en un domingo memorable de Pentecostés en la Plaza San Pedro hace dos años, cuando el Santo Padre anunció que el laicado debe estar a la vanguardia de la Nueva Evangelización. Y como si esto no fuera bastante, declaró en la Ciudad de México al año siguiente que el "laicado es en gran parte responsable del futuro de la iglesia" (Ecclesia en América, 44). Eso suma muchísima responsabilidad sobre la gente que había acostumbrado a la idea de que los sacerdotes y las hermanas se encargaban de todas esas cosas.
Retrospectivamente, creo que mi generación de católicos estaba tan absorbida en la vida diaria que habíamos llegado a esperar que clero y las hermanas religiosas hicieran muchas cosas en el mundo secular para las cuales los laicos están bien equipados para llevar a cabo. Por esto, necesitábamos el recordatorio en estos escritos sobre el laicado de que, de las áreas en que viven los laicos su vocación, "la que está más acorde al estado laical es el mundo secular, al cual son llamados a formar según la voluntad de Dios" (EA, 44). Para la gran mayoría de nosotros los laicos, es en esos sectores donde o ayudaremos a construir la civilización de la vida y de amor, o seremos cómplices de la creciente cultura de la muerte.
Esos recordatorios, creo, proporcionan un correctivo útil a la tendencia hacia las discusiones actuales sobre el papel de mujeres en la Iglesia que centran demasiado su énfasis en la Iglesia Institucional. Como el cardenal Hume escribió, poco antes su muerte, existe "el peligro [en estas discusiones] de concentrarse demasiado en la vida dentro de la Iglesia, en ser demasiado introspectivos". Dijo que sospechaba que "es un truco del diablo para desviar a buena gente de la tarea de la evangelización embrollándolas en cuestiones polémicas sin fin para hacerlos negligentes acerca del rol esencial de la Iglesia, que es la misión". Esto, me parece, pone el foco exactamente donde debe estar: en la misión y en la transformación de la cultura.
Una vez que la naturaleza esencialmente cultural de nuestra tarea se presente claramente ante nuestros ojos, el papel de mujeres llega a estar también más claro. Porque dar forma a la cultura se reduce a la formación de seres humanos, uno por uno. Y las mujeres como madres, maestras y de otras maneras infinitas han desempeñado hace mucho tiempo un papel decisivo en formar la cultura. Desde un punto de vista, esto debe ayudarnos a aliviar nuestra ansiedad sobre lo que cada una de nosotras puede hacer. La evangelización, como la caridad, empieza por casa. Grandes obras pueden crecer de pequeñas semillas. Recientemente, en la liturgia del domingo de Pascua, oímos las palabras alentadoras de San Pablo: "No saben acaso que un poco de levadura tiene su efecto en toda la masa?" (I Cor 5:6)
Pero, desde otro punto de vista, la analogía de la levadura debería aumentar nuestra ansiedad. Porque, mientras que las mujeres pueden tener gran influencia para formar una cultura, también sucede que las mujeres pueden ser formadas por la cultura. Estamos actualmente inmersos en una cultura donde las industrias de la publicidad y del entretenimiento promueven cada forma concebible de indulgencia hacia uno mismo. Estamos sumergidos en una cultura donde el entramado de las costumbres que una vez ayudaron a civilizar las relaciones entre los hombres y las mujeres se ha rasgado en pedazos. Una cultura que brinda poca ayuda o respecto a la maternidad. Una cultura donde los hacedores de la cultura del mañana, las niñas y los niños de hoy, están pasando más horas del día con la TV, Internet, y en escuelas estatales que con sus madres y padres. Un mundo donde el hedonismo y el materialismo están llevando la cultura de la muerte a cada resquicio de la sociedad.
Por esto San Pablo tuvo que hablar de la mala levadura así como la buena levadura. La mala levadura, él precisó, también se esparce por toda la masa. Les dijo a los Corintios, gente próspera, autosatisfecha, comerciante, que tenían que librarse de la mala levadura y que estaba en ellos mismos, así como en su comunidad (5:7). A las mujeres que se dejaron transformar por la cultura, él diría seguramente lo que les dijo a los Corintios: "no se conformen al espíritu de la época".
Conclusión: Las mujeres y la cultura de la vida
En la conclusión, quisiera volverme abreviadamente a la pregunta que planteé en el principio: la pregunta que viene naturalmente a nuestras mentes cuando nosotros meditamos el párrafo 99 de Evangelium Vitae: Si se supone que debemos estar al frente de la lucha cultural como laicos, y si nosotros tenemos un rol distintivo a jugar como mujeres, ¿cómo podemos cada una de nosotras hacernos cargo de estos desafíos? Muchas de nosotras ya nos sentimos abrumadas tratando de hacer lo mejor por nuestras familias y las otras responsabilidades. No es fácil distinguir un papel para nosotras trabajando por la cultura de la vida.
Hace diez años, los fundadores de una organización americana, Women Affirming Life (Mujeres que afirman la vida) enfrentaron esa pregunta. Después de mucha oración y deliberación, escribimos en nuestra declaración de misión que nuestro propósito era "Ofrecer un testimonio público de parte de las mujeres en defensa del niño que aún no ha nacido y no es deseado, a través del compromiso directo, de los esfuerzos educativos, de la oración, y de la vida doméstica y profesional". Implícito en esa declaración está el hecho que, cualesquiera sean nuestros dones y donde sea que nos encontremos en nuestro viaje de la vida, somos siempre testigos.
En cuanto a la forma que toma el ser testigos- y éste es un punto que deseo acentuar especialmente para las mujeres más jóvenes entre nosotras- nuestra forma de ser testigo probablemente cambie en las diversas etapas de nuestras vidas. En mi propio caso, durante los años en que fui una madre de tres niños con un trabajo, no había manera en que podía imaginarme estar activa en vida pública. Mi único intento en ser una evangelista laica en esos años no fue muy exitoso. Me ofrecí voluntariamente a enseñar a un octavo grado de la escuela dominical en mi parroquia, y descubrí que definitivamente no era mi vocación. Era más mucho más difícil que enseñar a estudiantes de la universidad!
Las inspiraciones del Espíritu nos conducirán en direcciones absolutamente diversas en diversos puntos a lo largo de nuestro viaje en la vida. Lo importante, pienso, es ser conscientes que, estemos donde sea que estemos, estamos llamados a ser testigos. Y entender que lo que se nos llama a hacer hoy puede ser muy diferente de lo que podemos ser llamados a hacer mañana, o dentro de algunos años.
Y es de vital importancia recordar que no estamos solos. Juntos, los miembros del cuerpo místico de Cristo brindan una gran variedad de habilidades y de gracias a nuestra vocación común de misionero: "Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos". (I Cor 12:4-5). Tenemos que aprender a apreciar las fortalezas de cada uno, ayudarnos unos a otros, coordinar nuestros esfuerzos, y así convertirnos en un todo que es más fuerte de lo que cualesquiera de sus piezas individuales podríamos ser.
En conexión con esto, uno de los desarrollos más esperanzadores del siglo XX ha sido el florecimiento de grandes, vibrantes, organizaciones laicas. Solamente puede ser providencial que estas organizaciones comenzaran a mostrar su fuerza y potencial al mismo tiempo que las redes de ayuda tradicionales (la familia extendida, parroquias y vecindarios), fueron diezmadas por los efectos de la movilidad geográfica, de la pérdida de voluntarias mujeres, y de otros cambios sociales. Los movimientos laicos de hoy están proporcionando no sólo nuevas fuentes de compañerismo y de apoyo moral, sino que sus programas están remediando deficiencias en la formación laica. Están ayudando a muchísimos laicos a encontrar la santidad en medio del mundo. Y en su rica diversidad, están brindándonos modelos exitosos de complementariedad, complementariedad entre los diversos tipos de organizaciones, entre los hombres y las mujeres, y entre los religiosos y el laicado.
Son ejemplos vivos de cómo podemos trabajar juntos como socios en la evangelización. Aunque el progreso en estas épocas es muy difícil de medir, pienso que podemos señalar algunas contribuciones muy substanciales que las mujeres católicas y las organizaciones de mujeres han hecho para "transformar la cultura" a través de su creciente testimonio público en años recientes. Por ejemplo, creo que han mejorado en gran medida la comunicación del mensaje pro-vida manifestándolo en voces compasivas, acentuando tanto aquello por lo cual luchamos como aquello a lo que nos oponemos, y elevando una visión de una sociedad que respeta a gente por lo que es en vez de por lo que tiene; una sociedad que tiene siempre otro lugar en la mesa para un niño, o un extraño necesitado, una sociedad que está dando la bienvenida a los niños, y que apoya a las mujeres y a los hombres que los nutren y educan.
Necesitamos redoblar nuestros esfuerzos en el área de las comunicaciones, sin embargo, ya que la cultura de la muerte ha explotado completamente la era de la información. Una vez más es asombroso cuánto los hombres modernos podemos aprender del Apóstol Pablo. Cuando Pablo llegó a Atenas, encontró a las elites (como sus contrapartes modernas) desdeñosas de la religión, y la cultura popular saturada (como lo está hoy) de superstición. Explicando cómo tuvo que aprender predicar a diversa gente de diversas maneras, él dice, "Con los judíos me he hecho judío para ganar a los judíos; con los que están bajo la Ley, como quien está bajo la Ley –aun sin estarlo– para ganar a los que están bajo ella. Con los que están sin ley, como quien está sin ley para ganar a los que están sin ley, no estando yo sin ley de Dios sino bajo la ley de Cristo. Me he hecho débil con los débiles para ganar a los débiles". (I Cor. 9:19-23). En Atenas, utilizó el material a mano, predicando delante del templo "al dios desconocido".
De una manera similar, después del Concilio Vaticano II, la Iglesia ha comenzado a hablar a "todos los hombres y mujeres de buena voluntad", a menudo pidiendo prestado el lenguaje de los derechos humanos universales. Y con el mismo fin, el Papa Juan Pablo II no ha vacilado en apropiarse del lenguaje del moderno feminismo, purgándolo de sus elementos negativos, y utilizándolo para llegar a las mentes que están cerradas y los corazones que se han enfriado.
Y de una manera similar, nos hemos reunido aquí en este congreso para compartir ideas, para confesar preocupaciones, y para buscar juntas las llaves correctas para abrir mentes y corazones. Quizá no seamos capaces aun de discernir los contornos exactos de un "nuevo feminismo". Pero sabemos una cosa: ni el feminismo ni ningún otro "ismo" pueden ser una ideología total o un fin en sí mismo. Un nuevo y mejor feminismo debe ser un medio para fines más altos, el fin de liberar a cada mujer para que busque la perfección de su naturaleza y el fin de "transformar la cultura para que apoye la vida…".

sábado, 28 de julio de 2012

Feminismo y dogmatismo

Las mujeres y la cultura de la vida

Mi charla esta mañana es una elaboración de la sugerencia en mis observaciones de apertura de ayer que, para los cristianos católicos, el asunto de un "nuevo feminismo" se ilumina cuando lo ponemos dentro del contexto de la "Nueva evangelización". Porque cuando intentamos expresar nuevas y mejores maneras de tratar los temas que preocupan profundamente a las mujeres, lo hacemos, en parte, debido a nuestra misión de "transformar la cultura".
Al día de hoy, las palabras desafiantes de Evangelium Vitae (99) están grabadas en las mentes de todos: "Transformando la cultura de modo que apoye la vida, las mujeres ocupan un lugar, en pensamiento y la acción, que es único y decisivo. Depende de ellas promover un'nuevo feminismo'".
Me imagino que no soy la única mujer aquí que encuentra esas palabras un tanto abrumadoras. Me recuerdan a cómo me sentía cuando era joven y mis padres me animaban a veces a que llevase a cabo una tarea que percibía estaba más allá de mi capacidad. Por un lado, me sentía feliz que tuviesen tanta confianza en mí; por otra parte, me sentía nerviosa no solamente por la posibilidad de fallar, sino también por la posibilidad de decepcionar a mis padres. Ahora, aquí está el Santo Padre diciendo que las mujeres debemos transformar la cultura y ¡expresando su plena confianza en que podemos hacerlo! ¡Naturalmente, no deseamos decepcionarlo!
Pero no podemos dejar de preguntarnos: ¿Cómo puedo yo responder personalmente? ¿Cómo incluso comienzo personalmente a pensar en cómo responder? Déjeme admitir ahora mismo: ¡No digo tener las respuestas! Mi aporte a nuestras ideas en común consiste en tres sugerencias sobre maneras en las cuales nosotros como los católicos podemos acercarnos al desafío de promover un nuevo y mejor feminismo. Ellas son:
  1. Un "nuevo feminismo para el siglo XXI" debe evitar el dogmatismo excesivo que caracterizó al viejo feminismo del siglo XX;
  2. La llamada a un "nuevo feminismo" en Evangelium Vitae se debe considerar conjuntamente con la llamada para "una cultura auténtica del trabajo" en Centesimus Annus; y
  3. La llamada para un "nuevo feminismo" se debe considerar conjuntamente con las llamadas recientes para que el laicado esté a la vanguardia de la nueva evangelización.

1. Feminismo y Dogmatismo

Si tenemos presente que nuestra tarea final es transformar la cultura, podemos ver enseguida que un acercamiento doctrinario no hace probable un gran avance en esta causa. De hecho, el carácter dogmático del viejo feminismo es una de las características que evitaron que ganara los corazones y las mentes de la mayoría de las mujeres. No es solamente que la mayoría de la gente encuentra el tono dogmático ofensivo, sino también que es mejor admitir lo que sabemos y no sabemos que hacer declaraciones que no puedan ser sustentadas.
Las feministas de fines del siglo XX han hecho declaraciones radicales y empíricas que no pueden ser sustentadas. Las "feministas de la igualdad" insistieron en que no hay diferencias significativas entre los hombres y las mujeres; las "feministas de la diferencia" en que los hombres y las mujeres son especies prácticamente diversas; y las "feministas del género" que ese género se construye socialmente y es indefinidamente maleable. Todas exigieron lealtad a su línea partidaria. Para desarrollar un nuevo feminismo, debemos tener cuidado en no caer en las mismas trampas.
Déjenme aclarar algo: evitar el dogmatismo no implica que debamos ser tímidos al afirmar nuestras convicciones. Significa, por el contrario, tener un acercamiento similar al modelado por Juan Pablo II en su Carta Apostólica de 1988 sobre la dignidad y la vocación de mujeres. Éste es un Papa que sabe ser didáctico cuando es apropiado. Pero Mulieris Dignitatem es conversacional, más que didáctico en su tono. Se describe como una "meditación", e invita a los fieles a participar de la conversación. Pide que pensemos con la Iglesia en la dignidad y la vocación de las mujeres dentro del amplio contexto de la historia de la Salvación.
Al mismo tiempo, el Santo Padre insiste con firmeza en ciertos puntos. Indica categóricamente que no hay lugar en la visión cristiana para la opresión de mujeres o para la violación de su dignidad e igualdad. Pide con firmeza que todos los hombres miren en sus corazones para ver si están tratando a las mujeres como sujetos y objetos más que como iguales hechos a imagen y la semejanza del Dios.
Pero lo que es quizás más instructivo es la modestia de esta Carta. El Santo Padre, a pesar de ser el gran intelectual que es, reconoce libremente que no ve claramente el camino a seguir, porque en una época de grandes transformaciones sociales, surgen constantemente preguntas y problemas nuevos. Indica que uno no puede tener una comprensión adecuada de la persona humana "sin la referencia apropiada a lo que es femenino", pero reconoce la necesidad de un estudio más antropológico y más teológico de las bases de la dignidad masculina y femenina. No vacila en admitir que el tema del rol de los sexos es complicado, y en pedirnos a todos nosotros que pensemos con él acerca de estas materias a la luz de la fe, de las Escrituras y de la Tradición.
El tema es complicado. Pues nosotros los cristianos sostenemos que la cosa más importante sobre nosotros no es que seamos mujeres u hombres, sino que hemos sido bautizados en Cristo: "Entre ustedes que han sido bautizados en Cristo Jesús, no hay ni judío ni Griego, ni varón ni mujer, ni esclavo ni hombre libre". A la luz de nuestra unidad como hermanos y hermanas en Cristo, las otras diferencias palidecen; pero esto no significa que no existe ninguna diferencia entre los hombres y las mujeres, o que estas diferencias sean poco importantes. No somos espíritus puros, estamos encarnados como hombres y mujeres.
Esta encarnación tiene relación con el cómo buscamos la perfección de nuestra naturaleza. Pero no es fácil determinar exactamente cuál es. Por un lado, existen tantas diferencias individuales entre nosotros que no existen dos personas, varón o mujer, que puedan buscar la perfección de su naturaleza absolutamente de la misma manera. Por otra parte, cada uno de nosotros vive no solamente en un cuerpo, pero en un momento determinado de la historia, y dentro de sociedades que tienen ideas diferentes sobre las mujeres y los hombres y sus relaciones entre sí. El estado actual del conocimiento humano no permite que sepamos todo sobre qué es lo natural y qué es resultado del condicionamiento cultural en los hombres y mujeres.
El Santo Padre se ha esforzado mucho para evitar dar la impresión de que los hombres y las mujeres deben ser encerrados para siempre en los papeles asignados a ellos por las costumbres de un tiempo o de un lugar determinado. Los cristianos son, después de todo, gente en movimiento: hemos sido llamados a "revestirnos del hombre nuevo" y "a no conformarnos con el espíritu de la época".
Mulieris Dignitatem nos recuerda que Jesús mismo rompió radicalmente con las costumbres de su tiempo en su trato con las mujeres. Todos conocemos la historia de cómo los discípulos lo dejaron solo junto a un pozo en Samaria mientras que entraban a la ciudad a comprar provisiones. Cuando volvieron, lo encontraron en medio de una conversación muy personal con una mujer Samaritana. Las Escrituras nos dice que los discípulos "se maravillaron que él estuviese hablando con una mujer" (Juan 4:27).
Y sin dudas. En esos días, los judíos no pasaban ordinariamente tiempo con los Samaritanos, ni la mayoría de los hombres tenían conversaciones serias con las mujeres en público. Esta mujer, por otra parte, era particularmente un personaje. Ella misma desafiaba la antigua costumbre que desalienta a las mujeres en todas las culturas, incluso hoy en día, a hablar con los hombres desconocidos. Y habría sido probablemente evidente por su ropa y sus maneras que no estaba yendo precisamente a sus clases de religión. Se parece a una versión Oriental antigua de la esposa terrenal de Bath descripta por Chaucer en "The Wife of Bath" ("de maridos en la puerta de la iglesia ella tenía cinco…").
El encuentro con la mujer en el pozo, como sabemos, no fue un incidente aislado. En el curso del su ministerio, Jesús hizo amistad con muchas mujeres, incluyendo pecadoras públicas, y confió muchas de sus enseñanzas más importantes a las mujeres. Siguiendo los pasos de su Fundador, el Cristianismo ha hecho mucho en su larga historia para liberar a mujeres de costumbres que negaban su dignidad, estableciendo los principios del matrimonio monogámico e indisoluble, para mencionar solamente dos de las prácticas culturales más extendidas por el mundo antiguo de las cuales la Iglesia se alejó más dramáticamente.
Pero increíblemente, esos logros son precarios hoy. El cristianismo nunca ha penetrado completamente en la cultura en ninguna parte; y los cristianos nunca se han opuesto completamente a los elementos anti-cristianos de la cultura. Cuando Juan Pablo II dijo en su carta de 1995 a las mujeres que la "historia y el condicionamiento cultural" han puesto obstáculos en el camino del progreso de las mujeres, él hablaba no solamente del pasado remoto. Aunque las posibilidades de educación y empleo se han ampliado grandemente, las prácticas y las actitudes que prevalecen en nuestra propia época todavía están evitando que muchas mujeres alcanzaran el uso completo de sus talentos y la perfección completa de sus naturalezas. Todavía se niega a las mujeres su dignidad completa mediante costumbres y condicionamientos culturales que no tienen nada que ver con el cristianismo, pero que han encontrado la forma de filtrarse en los hábitos de los cristianos.
Piensen, por ejemplo, en las nuevas costumbres y actitudes introducidas por la revolución sexual, el aumento de la separación del matrimonio de la procreación, el aumento del divorcio, y el resurgimiento de la poligamia en su forma serial. ¿Qué clase de liberación es la que ha impedido el desarrollo intelectual y espiritual de tantas muchachas y mujeres? ¿Que ha traído tanta enfermedad, pobreza, aborto y madres y padres solteros?
Muchas de estas nuevas costumbres han sido promovidas, es triste decirlo, por las formas de feminismo que crecieron a finales del siglo XX en las sociedades influyentes. Las feministas de los años 60 y 70 se quejaban con justicia de que a las mujeres se les había pedido siempre hacer sacrificios por los cuales recibieron muy poco respecto o premio de parte de la sociedad o incluso a menudo, de sus propios maridos. Pero el mismo movimiento feminista entonces procedió a mostrar la misma falta de respeto, al denigrar la maternidad y tratar al trabajo fuera del hogar como la única forma de trabajo que cuenta. Para compensar por los errores pasados, este movimiento (que pone tanto énfasis en la "opción") llega a no respetar la opción libre de las propias mujeres a favor de la vida familiar.
Muchas de las "victorias" del feminismo de los años 70 parecen hoy huecas. Vivimos en una época en que las mujeres tienen más derechos legales que nunca antes en la historia, sin embargo su dignidad, su intrínseco valor como seres humanos, se compromete en un número de maneras que son distintivamente modernas. Habiendo ganado los "derechos reproductivos", se les deja a las mujeres cada vez más solas para que se hagan cargo de la responsabilidad de las consecuencias de ejercitar estos derechos de manera poco sabia. La pornografía, que alguna vez estuvo oculta, se vierte ahora abiertamente en los entretenimientos, anuncios publicitarios, y los medios de comunicación masivos. Las mismas revistas de mujeres que aconsejaron alguna vez a sus lectoras sobre cómo coser, cocinar, y criar niños animan hoy a las mujeres a que se conviertan en objetos sexuales. Las mujeres están siendo presionadas para que den prioridad al mercado de trabajo por encima de la crianza de sus hijos, y el declive del matrimonio ha convertido al papel de la maternidad en algo progresivamente peligroso. Mucho de esto ha ocurrido en el nombre de un nuevo dogma en el que la disensión no se permite: las mujeres y los hombres deben ser tratados exactamente de la misma manera.
No habla bien de la formación intelectual de las feministas de la vieja-línea el que hayan elegido estacar su tienda ideológica en suelo tan inestable. En lo que se refiere a la paternidad, una cantidad extensa y en aumento de evidencia demuestra que las diferencias entre los hombres y las mujeres sí cuentan, y mucho. Desdichadamente, las elites intelectuales y líderes de opinión parecen a menudo ser los más lentos en aprender de la evidencia y de la experiencia. La segunda mujer de la historia en ser parte de la Corte Suprema de Estados Unidos, por ejemplo, ha dicho en el Washington Post, "El amor maternal no es como siempre se lo ha pintado. De alguna forma es parte de un mito que los hombres han creado para hacerles creer a las mujeres que hacen este trabajo a la perfección". "Las mujeres no serán de verdad liberadas", continúa la jueza Ruth Ginsburg, "hasta que los hombres compartan el cuidado de niño con ellas igualitariamente". El feminismo rígido de dura-línea de la jueza Ginsburg, se refleja en una serie de decisiones de la corte que han hecho casi imposible que los Estados Unidos esté en conformidad con el artículo 25 de la declaración universal de derechos humanos que proclama que la "maternidad y la niñez tienen derecho a cuidado y ayuda especiales".
La forma dominante de feminismo en los años 70, "feminismo de la igualdad", adoptó el modelo masculino para el adelanto que prevalecía en esos años. Esa decisión reforzó las tendencias económicas que ejercieron presión cada vez más y más sobre mujeres y hombres para subordinar la vida de familia a las demandas del lugar de trabajo. Pero incluso los hombres ahora están reaccionando cada vez más contra un modo de vida que da tal prioridad al mercado de trabajo. Ni los hombres ni las mujeres desean ser homínidos unisex, acomodando sus vidas para calzar en los lugares dictados por la operación ciega de las fuerzas del mercado.
Las feministas de los años 70 mostraron un pobre poder de razonamiento cuando saltaron a vagón de la "liberación sexual". Sus predecesoras más sabias habían entendido que las mujeres y los niños pagan la mayor parte del precio de una relajación de la moral sexual. Cuando el movimiento de finales de siglo XX insistió en "la libertad sexual y reproductiva", cayó directamente en las manos de hombres irresponsables, de la industria lucrativa del aborto, y de los reguladores agresivos de control de población.
Las buenas nuevas son que el feminismo doctrinario de los años 70 está de salida en los países en donde originó –en el sentido que la gran mayoría de las mujeres ahora rechazan el llamarse feministas. En su encuesta a las mujeres americanas de todas las edades y formas de vida, Elizabeth Fox-Genovese descubrió que, mientras la mayoría de las mujeres comparten las metas feministas de la oportunidad educativa y ocupacional ecualitaria, ellas mismas han rechazado feminismo oficial. Lo han hecho así, dicen, porque perciben al feminismo indiferente a sus preocupaciones más profundas. Son alejadas por su actitud negativa hacia el matrimonio y la vida de familia, su actitud antagónica hacia hombres, su intolerancia hacia la disensión de sus posiciones oficiales, y por falta de atención a los problemas de balancear vida del trabajo y de familia. Las mujeres jóvenes se sientes alejadas aún más que las de más edad.
Pero las malas noticias son que muchas de las peores ideas del viejo feminismo están atrincheradas en la ley y la política en los países influyentes. De esta forma, los esfuerzos contemporáneos en dar respuesta a los problemas de armonizar vida laboral y de familia tienden a centrarse en la socialización del cuidado de niño, más que en encontrar maneras de apoyar los deseos reales de la mayoría de las madres de pasar más tiempo con sus propios niños.
En suma, cualquier proyecto para un nuevo y mejorado feminismo tiene delineado su trabajo. Por un lado, debe evitar el determinismo biológico crudo que no permitió que muchas mujeres desarrollen sus talentos el pasado, pero por otro lado debe evitar la deconstrucción imprudente del género promovido por el feminismo oficial. Somos afortunados al hacer frente a esa tarea con la ayuda de una gran tradición intelectual y un cuerpo de enseñanzas en las cuales la Iglesia como "experta en humanidad" ha reflexionado larga y profundamente en las cuestiones sociales