domingo, 28 de junio de 2009

Obispos españoles: El aborto no es un derecho sino un atentado


Declaración ante el Anteproyecto de Ley



MADRID, jueves, 18 junio 2009 (ZENIT.org).-

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española ha publicado este jueves una declaración sobre el Anteproyecto de "Ley del aborto" en el que se aclara que esta práctica no es un derecho, sino un atentado legal contra la vida humana.

El documento de ocho páginas, lleva por subtítulo: "Atentar contra la vida de los que van a nacer convertido en 'derecho'".

El documento pone de relieve algunos aspectos del "Anteproyecto de Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo" que, "de llegar a convertirse en Ley, supondrían un serio retroceso en la protección del derecho a la vida de los que van a nacer, un mayor abandono de las madres gestantes y, en definitiva, un daño muy serio para el bien común".

Al presentar en una rueda de prensa la declaración, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, secretario y portavoz de la Conferencia Episcopal confesó su esperanza de que "este anteproyecto de ley, tan negativo, no se convierta en ley", pues implicaría un grave retroceso en la protección del derecho a la vida.

En particular, como elementos preocupantes destacó la voluntad de madre de poder anular el derecho a la vida del que va a nacer, la salud como excusa para eliminar a un ser humano, la justificación de esta eliminación y la educación moral y sexual instrumentalizada al servicio del aborto.

La declaració subraya que "El aspecto tal vez más sombrío del Anteproyecto es su pretensión de calificar el aborto provocado como un derecho que habría de ser protegido por el Estado".

"He ahí una fuente envenenada de inmoralidad e injusticia que vicia todo el texto", afirma el texto aprobado por unanimidad por todos los obispos reunidos en la Comisión Permanente de la Conferencia.

"El Estado que otorga la calificación de derecho a algo que, en realidad, es un atentado contra el derecho fundamental a la vida, pervierte el elemental orden de racionalidad que se encuentra en la base de su propia legitimidad", afirma el documento.

"La tutela del bien fundamental de la vida humana y del derecho a vivir forma parte esencial de las obligaciones de la autoridad", recuerda el documento.

Por estos motivos, de acuerdo con la doctrina de la Iglesia y el Código de Derecho Canónico, los obispos recuerdan que "ningún católico coherente con su fe podrá aprobar ni dar su voto" al anteproyecto de ley.


Apoyo a las mujeres
Por otra parte los obispos subrayan la necesidad de apoyar a las mujeres embarazadas.

"Es una alegría el testimonio de tantas madres y padres que, gracias a la ayuda recibida, han decidido por fin acoger a sus hijos, reconociendo en ellos un don inestimable que trae luz y sentido a sus vidas".

"También es laudable el trabajo realizado por las asociaciones de mujeres víctimas del aborto. Es muy valioso su valiente testimonio público, que ayuda a la sociedad a recapacitar sobre un camino ya demasiado largo de sufrimiento para las mujeres".

"Ellas ponen particularmente de relieve que no es este el tipo de legislación que se necesita para ayudar a las gestantes y para la dignificación de la sociedad".

"Las mujeres tentadas de abortar o las que ya han pasado por esa tragedia encontrarán siempre en la comunidad católica el hogar de la misericordia y del consuelo. Como madre, la Iglesia comprende sus dificultades y nunca las dejará solas con sus problemas ni con sus culpas", afirma el texto.


Puede leerse la declaración íntegra en la página web de la Conferencia Episcopal Española (http://www.conferenciaepiscopal.es/).

sábado, 20 de junio de 2009

Fiesta del Inmaculado Corazón de María






Ésta fiesta está íntimamente vinculada con la del Sagrado Corazón de Jesús, la cual se celebra el día anterior, viernes. Ambas fiestas se celebran, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo de Corpus Christi. Los Corazones de Jesús y de María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad desde el momento de la Encarnación. La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de María. Por eso nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María.

La fiesta del Corazón Inmaculado de María fue oficialmente establecida en toda la Iglesia por el papa Pío XII, el 4 de mayo de 1944, para obtener por medio de la intercesión de María "la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecadores, amor a la pureza y la práctica de las virtudes". Esta fiesta se celebra en la Iglesia todos los años el sábado siguiente al segundo domingo después Pentecostés.

Después de su entrada a los cielos, el Corazón de María sigue ejerciendo a favor nuestro su amorosa intercesión. El amor de su corazón se dirige primero a Dios y a su Hijo Jesús, pero se extiende también con solicitud maternal sobre todo el género humano que Jesús le confió al morir; y así la alabamos por la santidad de su Inmaculado Corazón y le solicitamos su ayuda maternal en nuestro camino a su Hijo.

Una práctica que hoy en día forma parte integral de la devoción al Corazón de María, es la Devoción a los Cinco Primeros Sábados. En diciembre de 1925, la Virgen se le apareció a Lucía Martos, vidente de Fátima y le dijo: "Yo prometo asistir a la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que en los primeros sábados de cinco meses consecutivos, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen la tercera parte del Rosario, con intención de darme reparación". Junto con la devoción a los nueve Primeros Viernes de Mes, ésta es una de las devociones más conocidas entre el pueblo creyente.

El Papa Juan Pablo II recientemente declaró que la conmemoración del Inmaculado Corazón de María, será de naturaleza "obligatoria" y no "opcional". Es decir, por primera vez en la Iglesia, la liturgia para esta celebración debe de realizarse en todo el mundo Católico.

Entreguémonos al Corazón de María diciéndole: "¡Llévanos a Jesús de tu mano! ¡Llévanos, Reina y Madre, hasta las profundidades de su Corazón adorable! ¡Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros!



domingo, 14 de junio de 2009

Corpus Christi: Contra la crisis, caridad



Por monseñor Demetrio Fernández, obispo de Tarazona


TARAZONA, sábado, 13 junio 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la carta que ha escrito monseñor Demetrio Fernández, obispo de Tarazona, con el título "Corpus Christi: Contra la crisis, caridad".

* * *


La solemne fiesta del Corpus hará recorrer por las calles de nuestros pueblos y ciudades el tesoro más grande que la Iglesia lleva en su seno: el Cuerpo de Cristo, es decir, Cristo vivo y glorioso, que sale al encuentro de cada hombre para ofrecerle los dones de su redención. Se trata de un Amor que nos sale al encentro, ofreciéndonos su amistad gratuitamente. Viene en son de paz, no nos violenta, pulsa suave a la puerta de nuestro corazón. Al que libremente quiera abrirle, le ofrece todos los tesoros de su amor.

"Nosotros somos los que hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él" (1Jn 4,16). Si hemos abierto nuestro corazón para acoger su amor, también hemos de amarnos unos a otros. En esto conocerán que somos discípulos de este Maestro que nos ha amado hasta el extremo.

Corpus Christi, día de la caridad fraterna. Desde Cristo y con Cristo, salimos al encuentro de nuestros hermanos necesitados, descubriendo en ellos el rostro de Cristo, que nos dice: "tuve hambre y me diste de comer... Lo que hiciste a uno de estos mis humildes hermanos, a mi me lo hiciste" (Mt 25, 40). Hoy son muchos los que a nuestro alrededor tienen necesidades básicas no cubiertas. Hay gente en nuestro entorno que no tiene para comer, para vestir, para pagar la casa, con todos los problemas que esto lleva consigo y con la angustia que genera. Y se nos anuncia que vienen días aún peores.

La crisis económica está produciendo mucho sufrimiento, que sólo puede enjugarse con más amor. Es el momento de salir al encuentro del hermano, como hace Jesús en la fiesta del Corpus, para preguntar a nuestro hermano, a nuestro vecino, al que vive en nuestro pueblo: ¿en qué puedo yo ayudarte? La crisis económica es una ocasión preciosa para plantearnos en qué gastamos nuestro dinero, cuáles son nuestros valores, cómo estiramos nuestra cartera y nuestro bolsillo para ayudar a quien lo necesite. La crisis económica se nos ofrece como una oportunidad para demostrar hasta dónde llega nuestra solidaridad cristiana.

Constato que en toda la diócesis hay inquietud y movimiento en este sentido. Nuestra diócesis, pobre y pequeña, está haciendo mucho en favor de muchas personas que conviven con nosotros. Una vez más, constato que Dios hace cosas grandes en nosotros, cuando nos ponemos todos en camino, colaborando unos con otros. Aún podemos hacer más. Sed generosos en la colecta de este Día de Caridad, día del Corpus.

Cáritas es el cauce oficial de la comunidad cristiana, para poner en común el fruto de nuestra caridad y, bajo la autoridad del sucesor de los apóstoles, repartir entre los pobres según nuestras posibilidades. Animo a todos los que trabajáis en Cáritas a todos los niveles: parroquial, interparroquial y diocesana, y a todos os agradezco en nombre del Señor la dedicación que tenéis a favor de los pobres. Especialmente en la hora presente.

Tomad algún pellizco de vuestra cuenta corriente, de vuestro sueldo seguro, privaros de algún gasto innecesario, para darlo a Cáritas. El 10% de tus ingresos, o lo que puedas, entrégalo a Cáritas. Esta gran institución de Iglesia con poco hace mucho, porque cuenta con muchos voluntarios, y lo que recibe con una mano, con otra lo reparte entre los necesitados. Dios os lo pagará con creces.

Con mi afecto y bendición:



+ Demetrio Fernández,
obispo de Tarazona

domingo, 7 de junio de 2009

La Santísima Trinidad

El siguiente domingo después de Pentecostés. 7 de junio de 2009


Un solo Dios en tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.




La Iglesia dedica el día de la Santísima Trinidad, el siguiente domingo después de Pentecostés

Un misterio es todo aquello que no podemos entender con la razón. Es algo que sólo podemos comprender cuando Dios nos lo revela.

El misterio de la Santísima Trinidad -Un sólo Dios en tres Personas distintas-, es el misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo.

Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles. Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el Padre. Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus corazones en Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Los católicos creemos que la Trinidad es Una. No creemos en tres dioses, sino en un sólo Dios en tres Personas distintas. No es que Dios esté dividido en tres, pues cada una de las tres Personas es enteramente Dios.

Padre, Hijo y Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma eternidad, el mismo poder, la misma perfección; son un sólo Dios. Además, sabemos que cada una de las Personas de la Santísima Trinidad está totalmente contenida en las otras dos, pues hay una comunión perfecta entre ellas.

Con todo, las personas de la Santísima Trinidad son distintas entre sí, dada la diversidad de su misión: Dios Hijo-por quien son todas las cosas- es enviado por Dios Padre, es nuestro Salvador. Dios Espíritu Santo-en quien son todas las cosas- es el enviado por el Padre y por el Hijo, es nuestro Santificador.

Lo anterior lo vemos claramente en la Creación, en la Encarnación y en Pentecostés

En la Creación, Dios Padre está como principio de todo lo que existe.
En la Encarnación, Dios se encarna, por amor a nosotros, en Jesús, para liberarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna.
En Pentecostés, el Padre y el Hijo se hacen presentes en la vida del hombre en la Persona del Espíritu santo, cuya misión es santificarnos, iluminándonos y ayudándonos con sus dones a alcanzar la vida eterna.

Para explicar este gran misterio, existen ciertos símbolos que son entendibles a nuestra razón: La Santísima Trinidad es simbolizada como un triángulo.
Cada uno de los vértices es parte del mismo triángulo y sin embargo cada uno es distinto

También, vemos a la Santísima Trinidad simbolizada como una vela encendida: La vela en sí misma simboliza al Padre, la cera que escurre es el Hijo, que procede del Padre y la llama encendida es el Espíritu Santo. Los tres son "vela", pero son distintos entre sí. Así mismo vemos a la Santísima Trinidad en forma de trébol. ada una de las hojas es "trébol" pero son distintas entre sí.

¿Que hacemos al persignarnos? "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" Es costumbre de los católicos repetir frecuentemente estas palabras, principalmente al principio y al fin de nuestras acciones.

Cada vez que hacemos la Señal de la Cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos el misterio de la Santísima Trinidad.

- En el nombre del Padre: Ponemos la mano sobre la frente, señalando el cerebro que controla todo nuestro cuerpo, recordando en forma simbólica que Dios es la fuente de nuestra vida.

-...y del Hijo: Colocamos la mano en el pecho, donde está el corazón, que simboliza al amor. Recordamos con ello que por amor a los hombres, Jesucristo se encarnó, murió y resucitó para librarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna.

-...Y del Espíritu Santo: Colocamos la mano en el hombre izquierdo y luego en el derecho, recordando que el Espíritu Santo nos ayuda a cargar con el peso de nuestra vida, el que nos ilumina y nos da la energía para vivir de acuerdo a los mandatos de Jesucristo.

Algunas personas argumentan que no podemos entender el misterio de la Santísima Trinidad a través de la razón. Esto es cierto, necesitamos de la fe ya que se trata de un misterio. Es un misterio hermoso en el qu Dios nos envía a su Hijo para salvarnos.