sábado, 25 de marzo de 2017

Mujer: compañera, madre y transformadora de la sociedad


"Fiat": El amor en femenino

Decir “sí” a nuestra máxima vocación como mujeres en estos tiempos no es fácil. Por esto es importante contemplar el fiat (hágase) de María cuando se le anunció que iba a ser madre. ¿Cómo fue su respuesta ante el anuncio del Ángel? “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38).
El fiat de María es el sí más absoluto que podía salir de ella. Manifestaba la grandeza en sí como mujer y la calidad de su corazón así como su compromiso con la sociedad. Dice que se haga, no un “lo pensaré”. Necesitamos volver a Nazaret y contemplar al modelo de mujer que hemos heredado nosotras las cristianas.
Contemplar a la Santa Virgen para muchas mujeres es como contemplar a una mujer más allá de las propias posibilidades. Cuando en realidad, María representa todo lo que nosotras las mujeres modernas de hoy podemos llegar a ser como compañeras, madres y transformadoras de la sociedad.
Compañeras: que se traduce en sostenimiento y apoyo. Y para poder serlo hay que estar una misma bien asentada; pero esto sólo es posible si interiormente todo está en orden debido y descansa en equilibrio. No podemos aspirar a ser sostenimiento y apoyo de un esposo si no hay paz interior y armonía en nuestro mundo íntimo. Por esto es tan importante que volvamos y examinemos si somos mujeres de oración. La oración, como decía la Madre Teresa de Calcuta, es como la gasolina para los automóviles. Sin esta, el carro no funciona, incluso aunque todo su exterior e interior esté perfecto.

Sucede lo mismo en nosotras, la oración es lo que hace que nuestro cuerpo funcione óptimamente. Con una capacidad que sólo puede venir a través de esos minutos a solas conmigo y mi Padre Dios.

Prepara todo nuestro sistema nervioso y espiritual para la entrega.
Ser madre: es proteger, custodiar y llevar a su desarrollo la humanidad verdadera. Sí, esto es ser madre, podemos resumir en una palabra tomada de Carmen Balmaseda en su libro, La Mujer Frente a sí misma que, en definitiva, si soy mamá, “estoy atenta”. ¿Estoy educada para ello? ¿Cuál es mi actitud hacia la persona? ¿Qué es el hombre, el hijo, la sociedad para mí?¿Cómo es la calidad del amor que brindo?


Realización:

Según la Carta apostólica de san Juan Pablo II La Dignidad de la Mujer, la virginidad y la maternidad son dos dimensiones particulares de la realización de la personalidad femenina.

La mujer encuentra y experimenta una plena realización de su ser al convertirse en potencialmente portadora de la vida. Por esto es que se hace tan necesario volver a la pregunta ¿qué es el hombre, el hijo, la sociedad para mí? ¿Soy consciente que el hombre es el único ser de la creación que Dios a amado por sí mismo?

Esto nos hace ver que también yo decido por mí misma y encuentro mi propia plenitud y felicidad en la entrega a los demás. Ser madre es entregarse, es abrirse, es elevarse a otra dimensión. La del fiat, la de la generosidad. Ser esclava, “porque a mí me da la gana” y al hacerlo no sentirme de la época pasada. Es la pura manifestación del amor, y el amor es el área en donde los valores son especialmente realizables.

San Agustín decía: mi amor es mi peso; por él voy dondequiera que voy; amor es gravitación hacia lo amado. ¿Hacia dónde estoy gravitando yo como mujer? ¿Cómo es mi apostolado hacia aquellas mujeres que se cierran hacia el don de la vida? ¿Pienso que no es mi problema? Y si ya soy madre,

¿cómo está siendo mi entrega?

Cada minuto que pasa, cada segundo es una oportunidad en el tiempo que se nos da para brindar lo mejor de nosotros mismos. San José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, escribía en su libro Camino: cumple el pequeño deber de cada momento. Haz lo que debes y está en lo que haces.

Por esto no debemos olvidar que cuando estamos al cuidado de nuestros hijos, estamos escribiendo una novela, una historia personal que quedará grabada en lo más profundo de sus corazones. Si soy madre debo sentirme plenamente realizada y esto se verá en mi apertura para con mis hijos porque realmente “estaré” con ellos y para ellos.


Entrega:

La entrega es tener la valentía de renunciar a ser egoísta y decir sí al amor y los cuidados que vienen de la mano con el hijo. La entrega es estar dispuesta a quedarse en casa y desarrollar los seminarios de relaciones humanas que sabemos serán los más importantes de su vida.

La verdadera entrega te lleva a renunciar a las ganas de brillar; a quedarse con esa criatura o criaturas las 24 horas del día y abrazada a ese trabajo escondido y enseñar lo que es el amor, un término sublime tan maltratado en nuestros días. No se enseña con palabras, mucho menos inscribiendo a nuestros hijos en los mejores colegios. Se enseña con el “sí, el fiat”.

La felicidad es una meta natural en el hombre, pero esta es una consecuencia. La felicidad se encuentra en la atención a otro ser humano. Al tener nuestra atención desde nuestro mismo fondo y desde nuestro corazón, podremos experimentar ese gozo espiritual que se llama alegría.

Es la serenidad silenciosa que descansa en el fondo de cada una al ejecutar con amor total la tarea de cuidar, formar, iluminar el conocimiento y las ventanas del entendimiento hacia la experiencia de ser un ser humano.

Conocedoras de esto, el aburrimiento que viene con la rutina será más fácil de sobrellevar porque sabremos que en todo momento estamos siendo útiles; sembradoras de nuestras propias tierras.
Dios nos hace “ver”claramente que las citas de negocios se convierten en visitas al doctor y se disfrutan lo mismo. Los compromisos de eventos y fiestas se convierten en compromisos de paseos y entretenimientos para la educación intelectual y motriz de los niños y nos llevan a nosotras mismas a un aprendizaje diferente. El traje sastre y los zapatos de tacón vienen a ser sustituidos por camisetas blancas y un par de blue jeans.

¡Qué profesionales somos al quedarnos en casa!, !Desarrollando el prestigio más importante y sublime de todos en donde “la justicia y la paz se abrazan” al pronunciar aquel sí, gracias al cual “la tierra da su fruto”.

Por Sheila Morataya-Fleishman
 
Fragmento de un artículo publicado originalmente por Encuentra.com
 
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mujer

sábado, 18 de marzo de 2017

4 consejos para tu cuidado espiritual

Eli Defaria | Unsplash

Deja ir la ansiedad, la negatividad y la culpa con estas sencillas técnicas de salud espiritual

No importa en qué momento estemos de la vida, ya estemos profundizando en nuestros estudios o dejando a los niños en el colegio, todas podemos coincidir en que encontrar tiempo para cuidar de nosotras mismas es de vital importancia.
Sin embargo, aunque todas lo sabemos, la mayoría de las mujeres dedicamos tiempo de forma regular a nuestro cuidado y atención personal. En vez de eso, nos ponemos a nosotras mismas en un segundo plano y cuidamos primero de las necesidades de todos los demás. Y aunque pueda ser heroico a veces, también es perjudicial; es dañino para la salud pasar por alto las necesidades de nuestro cuerpo.
Así que cuando leí hace poco las reflexiones de Natascha Chtena sobre el cuidado personal, sentí que me estaban abriendo los ojos. Al instante me di cuenta de que su consejo era algo que muchas mujeres (yo incluida) necesitamos profundamente: sobre cómo aliviar nuestros sentimientos de culpa y cómo animarnos a tratarnos mejor. Puede que Natascha todavía esté sacándose el doctorado en estudios sobre información, pero a mí ya me está enseñando algunas lecciones de gran valía.
Según escribe: “En esta cultura tan acelerada, ¿cómo podemos mejorar en nuestro cuidado personal, física, mental y espiritualmente? A menudo escuchamos consejos como ‘come comida de verdad’, ‘haz ejercicio regularmente’ y ‘duerme lo suficiente’, pero creo que la cuestión va más allá”. Y entonces continúa ofreciendo una serie de consejos sobre cómo practicar la compasión con nosotras mismas, especialmente cuando nos sentimos frustradas o agotadas.
Aunque Natascha dirige sus ideas sobre el cuidado personal a sus compañeras estudiantes universitarias, sinceramente creo que sus consejos podrían aplicarse a cualquier mujer en cualquier etapa de su vida.
Aquí encontraréis cuatro consejos, adaptados de la lista de Natascha, que se centran más en los aspectos espirituales de tratar a todo vuestro ser, tanto físico como espiritual, con bondad.

Ten misericordia de ti misma

A veces puede resultar más sencillo tener compasión de los demás que de una misma. Es posible que estés dando a otras personas segundas, terceras o incluso infinitas oportunidades, pero a tus propias acciones y pensamientos les das muy poco margen de error. Cuando cometes errores, ¿los reproduces una y otra vez en tu cabeza y encuentras nuevos detalles cada vez en los que también ves que te has equivocado? Es un sentimiento común, pero no es saludable.
El primer paso en el cuidado espiritual es darse cuenta de que todas cometemos errores y no pasa nada por no ser perfectas. Si eres creyente, ten siempre en mente que Dios es más grande que nuestros errores y problemas. Y el primer paso para aceptar Su perdón es ser misericordiosas con nosotras mismas y reconocer que necesitamos ayuda con nuestro propio cuidado concediéndonos permiso para ser humanas.

Al final de cada día, haz memoria de las cosas buenas que tienes

A veces la vida es tan ajetreada que el único momento que le queda a una para pensar sobre una misma es a final del día, tumbada en la cama. Puede ser fácil caer en un hábito de negatividad, castigándote con minuciosidad por todo lo que has hecho mal ese día y pensando en lo que podrías haber hecho mejor.
En vez de eso trata de pensar en las veces que has sido bendecida a lo largo del día. No tienen por qué ser momentos extraordinarios. Pueden ser cosas sencillas, como una avenida con todos los semáforos en verde camino del trabajo, o que tu marido haga la cama por la mañana. Aquí tienes una forma sencilla para empezar: comparte en tu perfil de redes sociales las pequeñas cosas por las que te sientes agradecida cada día.
Cuando eres capaz de encontrar dicha hasta en los momentos más pequeños, estás aprendiendo a encontrar la bondad y la gratitud en todos tus días. Y después de toda esa práctica viendo lo bueno de la creación, puede resultarte más fácil aprender a aplicar esa lente de bondad y gratitud para ti misma. Y cuando te sientas mejor contigo misma, estarás más dispuesta a hacer cosas que son buenas para tu cuerpo, como hacer ejercicio físico y mantener una buena alimentación.

Sé consciente de que eres única

¿Crees en Dios? Él cree que eres inteligente. Sabe que eres única y que no hay nadie más como tú. Él pensó en ti desde el origen de los tiempos. Nunca eres demasiado para Él y siempre eres suficiente para Él. Él te creó y llamó buena. Vales más que tus días malos y que tus días de desmoronamiento y de llorar en el suelo del baño. Todas hemos pasado por ahí, y Él nos ama. En los días que te centres en tu cuidado, no olvides centrarte en el que más cuida de ti y te ama y te conoce más que tú te amas y te conoces a ti misma.

No te sientas culpable por tomar un día libre

En su libro Tiempo para Dios, el sacerdote Jacques Philippe explica: “Es un punto digno de destacar. La oración mental no debería verse como algo excepcional, algo que se hace en un tiempo arrebatado a otras actividades, sino que debería convertirse en un hábito, parte del ritmo normal de nuestras vidas, de forma que su lugar nunca se cuestione, ni siquiera un día”.
El tiempo que pasamos alejadas del estrés de la vida diaria no es algo por lo que debamos sentir vergüenza o culpa. De hecho, ese tiempo al margen es esencial para nuestro bienestar y cuidado personal. Según prosigue el sacerdote Jacques Philippe: “La oración mental debería convertirse en un acontecimiento diario tan vital para nosotros como el ritmo básico de la existencia. Debería ser la respiración de nuestras almas”. No te sientas culpable por querer tomarte un tiempo de descanso y dejar que tu alma, simplemente, respire.
 
 
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domingo, 12 de marzo de 2017

¡Cuidado mujer, los abusadores sí existen!

Tienen tanta labia y pueden ser tan encantadores que hasta la más inteligente puede caer en la trampa

sábado, 4 de marzo de 2017

Maquinando la ideología de género




¿Qué es la ideología de género? ¿Cómo se está implantando en la sociedad? ¿Qué cambios sociales provoca? ¿Cómo cambia el papel de la mujer en la sociedad? ¿Cómo se engaña a la mujer a través de esta ideología?