martes, 30 de noviembre de 2010

Benedicto XVI: Catalina de Siena, copatrona de Europa


Hoy en la Audiencia General


CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la catequesis que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy durante la Audiencia General celebrada en el Aula Pablo VI con peregrinos procedentes de todo el mundo.

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Queridos hermanos y hermanas,

hoy quisiera hablaros de una mujer que ha tenido un papel eminente en la historia de la Iglesia. Se trata de santa Catalina de Siena. El siglo en que vivió – el decimocuarto – fue una época difícil para la vida de la Iglesia y para todo el tejido social en Italia y en Europa. Con todo, incluso en los momentos de mayor dificultad, el Señor no cesa de bendecir a su Pueblo, suscitando Santos y Santas que sacudan las mentes y los corazones provocando conversión y renovación. Catalina es una de estas y aún hoy nos habla y nos empuja a caminar con valor hacia la santidad para ser de forma cada vez más plena discípulos del Señor.

Nacida en Siena, en 1347, en una familia muy numerosa, murió en su ciudad natal en 1380. A la edad de 16 años, impulsada por una visión de santo Domingo, entró en la Orden Terciaria Dominica, en la rama femenina llamada Mantellate [llamadas así por llevar un manto negro, n.d.t.]. Permaneciendo con la familia, confirmó el voto de virginidad que había hecho de forma privada cuando era aún adolescente, se dedicó a la oración, a la penitencia, a las obras de caridad, sobre todo en beneficio de los enfermos.

Cuando la fama de su santidad se difundió, fue protagonista de una intensa actividad de consejo espiritual hacia toda categoría de personas: nobles y hombres políticos, artistas y gente del pueblo, personas consagradas, eclesiásticos, incluido el papa Gregorio XI, que en aquel periodo residía en Aviñón y a quien Catalina exhortó enérgica y eficazmente a volver a Roma. Viajó mucho para solicitar la reforma interior de la Iglesia y para favorecer la paz entre los Estados: también por este motivo el Venerable Juan Pablo II la quiso declarar Copatrona de Europa: para que el Viejo Continente no olvide nunca las raíces cristianas que están en la base de su camino y siga tomando del Evangelio los valores fundamentales que aseguran la justicia y la concordia.

Catalina sufrió mucho, como muchos Santos. Alguno pensó incluso que había que desconfiar de ella hasta el punto de que en 1374, seis años antes de su muerte, el capítulo general de los Dominicos la convocó a Florencia para interrogarla. Le pusieron al lado a un fraile docto y humilde, Raimundo de Capua, futuro Maestro General de la Orden. Convertido en su confesor y también en su “hijo espiritual”, escribió una primera biografía completa de la Santa. Fue canonizada en 1461.

La doctrina de Catalina, que aprendió a leer con dificultad y a escribir cuando era ya adulta, está contenida en el Diálogo de la Divina Providencia o bien Libro de la Divina Doctrina, una obra maestra de la literatura espiritual, en su Epistolario y en la colección de las Oraciones. Su enseñanza está dotada de una riqueza tal que el Siervo de Dios Pablo VI, en 1970, la declaró Doctora de la Iglesia, título que se añadía al de Copatrona de la Ciudad de Roma, por voluntad del Beato Pío IX, y de Patrona de Italia, por decisión del Venerable Pío XII.

En una visión que nunca se borró del corazón y de la mente de Catalina, la Virgen la presentó a Jesús, que le dio un espléndido anillo, diciéndole: "Yo, tu Creador y Salvador, te desposo en la fe, que conservarás siempre pura hasta cuando celebres conmigo en el cielo tus bodas eternas” (Raimundo de Capua, S. Catalina de Siena, Legenda maior, n. 115, Siena 1998). Ese anillo le era visible solo a ella. En este episodio extraordinario advertimos el centro vital de la religiosidad de Catalina y de toda auténtica espiritualidad: el cristocentrismo. Cristo es para ella como el esposo, con el que hay una relación de intimidad, de comunión y de fidelidad; es el bien amado sobre cualquier otro bien.

Esta unión profunda con el Señor está ilustrada por otro de la vida de esta insigne mística: el intercambio del corazón. Según Raimundo de Capua, que transmite las confidencias recibidas de Catalina, el Señor Jesús se le apareció con un corazón humano rojo resplandeciente en la mano, le abrió el pecho, se lo introdujo y dijo: “Queridísima hija, como el otro día tomé el corazón tuyo que me ofrecías, he aquí que ahora te doy el mío, y de ahora en adelante estará en el lugar que ocupaba el tuyo” (ibid.). Catalina vivió verdaderamente las palabras de san Pablo, “...no vivo yo, sino que Cristo vive en mi" (Gal 2,20).

Como la santa de Siena, todo creyente siente la necesidad de conformarse a los sentimientos del Corazón de Cristo para amar a Dios y al prójimo como el mismo Cristo ama. Y todos nosotros podemos dejarnos transformar el corazón y aprender a amar como Cristo, en una familiaridad con Él nutrida por la oración, por la meditación sobre la Palabra de Dios y por los Sacramentos, sobre todo recibiendo frecuentemente y con devoción la santa Comunión. También Catalina pertenece a este grupo de santos eucarísticos con la que quise concluir mi Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis (cfr n. 94). Queridos hermanos y hermanas, la Eucaristía es un extraordinario don de amor que Dios nos renueva continuamente para nutrir nuestro camino de fe, revigorizar nuestra esperanza, inflamar nuestra caridad, para hacernos cada vez más semejantes a Él.

Alrededor de una personalidad tan fuerte y auténtica se fue construyendo una verdadera y auténtica familia espiritual. Se trataba de personas fascinadas por la autoridad moral de esta joven mujer de elevadísimo nivel de vida, y quizás impresionadas también por los fenómenos místicos a los que asistían, como los frecuentes éxtasis. Muchos se pusieron a su servicio y sobre todo consideraron un privilegio ser guiados espiritualmente por Catalina. La llamaban “mamá”, pues como hijos espirituales tomaban de ella la nutrición del espíritu.

También hoy la Iglesia recibe un gran beneficio del ejercicio de la maternidad espiritual de tantas mujeres, consagradas y laicas, que alimentan en las almas el pensamiento de Dios, refuerzan la fe de la gente y orientan la vida cristiana hacia cimas cada vez más elevadas. “Hijo os digo y os llamo – escribe Catalina dirigiéndose a uno de sus hijos espirituales, el cartujo Giovanni Sabatini -, en cuanto que os doy a luz a través de continuas oraciones y deseo en presencia de Dios, así como una madre da a luz a su hijo" (Epistolario, Carta n. 141: A don Giovanni de’ Sabbatini). Al fraile dominico Bartolomeo de Dominici solía dirigirse con estas palabras: "Dilectísimo y queridísimo hermano e hijo en el dulce Jesucristo".

Otro rasgo de la espiritualidad de Catalina está ligado al don de las lágrimas. Estas expresan una sensibilidad exquisita y profunda, capacidad de conmoción y de ternura. No pocos santos tuvieron el don de las lágrimas, renovando la emoción del mismo Jesús, que no reprimió ni escondió su llanto ante el sepulcro del amigo Lázaro y al dolor de María y de Marta, y a la vista de Jerusalén, en sus últimos días terrenos. Según Catalina, las lágrimas de los Santos se mezclan con la Sangre de Cristo, de la que ella habló con tonos vibrantes y con imágenes simbólicas muy eficaces: “Tened memoria de Cristo crucificado, Dios y hombre (…). Poneos por objetivo a Cristo crucificado, escondeos en las llagas de Cristo crucificado, ahogaos en la sangre de Cristo crucificado" (Epistolario, Carta n. 16: A uno cuyo nombre se calla).

Aquí podemos comprender por qué Catalina, aún consciente de las debilidades humanas de los sacerdotes, hubiese tenido siempre una grandísima reverencia por ellos: ellos dispensan, a través de los Sacramentos y la Palabra, la fuerza salvífica de la Sangre de Cristo. La Santa de Siena invitó siempre a los sagrados ministros, también al Papa, a quien llamaba “dulce Cristo en la tierra", a ser fieles a sus responsabilidades, movida siempre y solo por su amor profundo y constante por la Iglesia. Antes de morir dijo: “Partiendo del cuerpo yo, en verdad, he consumido y dado la vida en la Iglesia y por la Iglesia Santa, lo cual me es de singularísima gracia" (Raimundo de Capua, S. Caterina da Siena, Legenda maior, n. 363).

De santa Catalina, por tanto, aprendemos la ciencia más sublime: conocer y amar a Jesucristo y a su Iglesia. En el Diálogo de la Divina Providencia, ella, con una imagen singular, describe a Cristo como un puente lanzado entre el cielo y la tierra. Está formado por tres escalones constituidos por los pies, el costado y la boca de Jesús. Elevándose a través de estos escalones, el alma pasa a través de las tres etapas de todo camino de santificación: el desapego del pecado, la práctica de las virtudes y del amor, la unión dulce y afectuosa con Dios.

Queridos hermanos y hermanas, aprendamos de santa Catalina a amar con valor, de forma intensa y sincera, a Cristo y la Iglesia. Hagamos nuestras para ello las palabras de santa Catalina que leemos en el Diálogo de la Divina Providencia, en la conclusión del capítulo que habla de Cristo-puente: "Por misericordia nos has lavado en la Sangre, por misericordia quisiste conversar con las criaturas. ¡Oh Loco de amor! ¡No te bastó encarnarte, sino que quisiste también morir! (...) ¡Oh misericordia! El corazón se me ahoga al pensar en ti: a dondequiera que me vuelva a pensar, no encuentro sino misericordia" (cap. 30, pp. 79-80). Gracias.

[En español dijo]

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de Chile, España, México, República Dominicana y otros países latinoamericanos. Siguiendo el ejemplo y la enseñanza de Santa Catalina de Siena, os invito a todos a amar a Cristo y a la Iglesia con un amor cada vez más intenso y sincero. Muchas gracias.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]

sábado, 27 de noviembre de 2010

Benedicto XVI: una mujer, en el origen del "Corpus Christi"

Hoy durante la Audiencia General


CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 17 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la catequesis que el Papa realizó hoy durante la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro con peregrinos procedentes de todo el mundo.

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Queridos hermanos y hermanas,

también esta mañana quisiera presentaros a una figura femenina, poco conocida, a la que la Iglesia sin embargo debe un gran reconocimiento, no sólo por su santidad de vida, sino también porque, con su gran fervor, ha contribuido a la institución de una de las solemnidades litúrgicas más importantes del año, la del Corpus Domini. [En español más conocida como “Corpus Christi”, n.d.t.]

Se trata de santa Juliana de Cornillón, conocida también como santa Juliana de Lieja. Poseemos algunos datos sobre su vida sobre todo a través de una biografía, escrita probablemente por un eclesiástico contemporáneo suyo, en el que se recogen varios testimonios de personas que conocieron directamente a la Santa.

Juliana nació entre 1191 o 1192 en las cercanías de Lieja, en Bélgica. Es importante subrayar este lugar, porque en aquel tiempo la diócesis de Lieja era, por así decirlo, un verdadero “cenáculo eucarístico”. Antes de Juliana, insignes teólogos habían ilustrado allí el valor supremo del Sacramento de la Eucaristía y, siempre en Lieja, había grupos femeninos generosamente dedicados al culto eucarístico y a la comunión ferviente. Guiados por sacerdotes ejemplares, estas vivían juntas, dedicándose a la oración y a las obras caritativas.

Huérfana a los 5 años de edad, Juliana, junto con su hermana Inés, fue confiada al cuidado de las monjas agustinas del convento-leprosería de Mont-Cornillon. Fue educada sobre todo por una monja, de nombre Sabiduría, que siguió su maduración espiritual, hasta cuando la propia Juliana recibió el hábito religioso y se convirtió también ella en monja agustina. Adquirió una notable cultura, hasta el punto de que leía las obras de los Padres de la Iglesia en lengua latina, en particular a san Agustín y san Bernardo. Además de una vivaz inteligencia, Juliana mostraba, desde el principio, una propensión particular por la contemplación; tenía un sentido profundo de la presencia de Cristo, que experimentaba viviendo de modo particularmente intenso el Sacramento de la Eucaristía y deteniéndose a menudo a meditar sobre las palabras de Jesús: “He aquí que yo estoy con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).

A los dieciséis años tuvo una primera visión, que después se repitió muchas veces en sus adoraciones eucarísticas. La visión presentaba la luna en su pleno esplendor, con una franja oscura que la atravesaba diametralmente. El Señor le hizo comprender el significado de lo que se le había aparecido. La luna simbolizaba la vida de la Iglesia en la tierra, la línea opaca representaba en cambio la ausencia de una fiesta litúrgica, para cuya institución se pedía a Juliana que trabajase de modo eficaz: es decir, una fiesta en la que los creyentes habrían podido adorar la Eucaristía para aumentar su fe, avanzar en la práctica de las virtudes y reparar las ofensas al Santísimo Sacramento.

Durante unos veinte años Juliana, que mientras tanto se había convertido en la priora del convento, conservó en secreto esta revelación, que había llenado de alegría su corazón. Después se confió con otras dos fervientes adoradoras de la Eucaristía, la beata Eva, que llevaba una vida eremítica, e Isabel, que la había seguido al monasterio de Mont-Cornillon. Las tres mujeres establecieron una especie de “alianza espiritual”, con el propósito de glorificar al Santísimo Sacramento. Quisieron implicar también a un sacerdote muy estimado, Juan de Lausana, canónigo de la iglesia de San Martín de Lieja, pidiéndole que interpelara a teólogos y eclesiásticos sobre lo que ellas llevaban en el corazón. Las respuestas fueron positivas y alentadoras.

Lo que le sucedió a Juliana de Cornillón se repite frecuentemente en la vida de los Santos: para tener la confirmación de que una inspiración viene de Dios, es necesario siempre sumirse en la oración, saber esperar con paciencia, buscar la amistad y el acercamiento con otras almas buenas, y someter todo al juicio de los Pastores de la Iglesia. Fue precisamente el Obispo de Lieja, Roberto de Thourotte, quien, después de las dudas iniciales, acogió la propuesta de Juliana y de sus compañeras, e instituyó, por primera vez, la solemnidad del Corpus Domini en su diócesis. Más tarde, otros obispos le imitaron, estableciendo la misma fiesta en los territorios confiados a sus cuidados pastorales.

A los Santos, con todo, el Señor les pide a menudo superar pruebas, para que su fe se incremente. Sucedió también a Juliana, que tuvo que sufrir la dura oposición de algunos miembros del clero y del mismo superior del que dependía su monasterio. Entonces, por voluntad propia, Juliana dejó el convento de Mont-Cornillon con algunas compañeras, y durante diez año, entre 1248 y 1258, fue huésped de varios monasterios de monjas cistercienses. Edificaba a todos con su humildad, no tenía nunca palabras de crítica o de reproche para sus adversarios, sino que seguía difundiendo con celo el culto eucarístico. Falleció en 1258 en Fosses-La-Ville, en Bélgica. En la celda donde yacía se expuso el Santísimo Sacramento y, según las palabras de su biógrafo, Juliana murió contemplando con un último arrebato de amor a Jesús Eucaristía, a quien había siempre amado, honrado y adorado.

A la buena causa de la fiesta del Corpus Domini fue conquistado también Giacomo Pantaléon de Troyes, que había conocido a la Santa durante su ministerio de archidiácono en Lieja. Fue precisamente él quien, llegado a ser Papa con el nombre de Urbano IV, en 1264, quiso instituir la solemnidad del Corpus Domini como fiesta de precepto para la Iglesia universal, el jueves sucesivo a Pentecostés. En la Bula de institución, titulada Transiturus de hoc mundo (11 de agosto de 1264) el Papa Urbano reevoca con discreción también las experiencias místicas de Juliana, avalando su autenticidad, y escribe: “Aunque la Eucaristía cada día sea solemnemente celebrada, consideramos justo que, al menos una vez al año, se haga de ella más honrada y solemne memoria. Las demás cosas, de hecho, de las que hacemos memoria, las aferramos con el espíritu y con la mente, pero no obtenemos por ello su presencia real. En cambio, en esta conmemoración sacramental de Cristo, aunque bajo otra forma, Jesucristo está presente con nosotros en su propia sustancia. Mientras estaba de hecho a punto de ascender al cielo, dijo: 'He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo' (Mt 28,20)”.

En Pontífice mismo quiso dar ejemplo, celebrando la solemnidad del Corpus Domini en Orvieto, ciudad en la que entonces vivía. Precisamente por orden suya en la catedral de la ciudad se conservaba – y se conserva aún ahora – el célebre corporal con las huellas del milagro eucarístico sucedido el año anterior, en 1263, en Bolsena. Un sacerdote, mientras consagraba el pan y el vino, había sido preso de fuertes dudas sobre la presencia real del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en el Sacramento de la Eucaristía. Milagrosamente, algunas gotas de sangre comenzaron a brotar de la Hostia consagrada, confirmando de esa forma lo que nuestra fe profesa. Urbano IV pidió a uno de los más grandes teólogos de la historia, santo Tomás de Aquino – que en aquel tiempo acompañaba al Papa y se encontraba en Orvieto –, que compusiera los textos del oficio litúrgico de esta gran fiesta. Estos, aún hoy en uso en la Iglesia, son obras maestras, en las que se funden teología y poesía. Son textos que hacen vibrar las cuerdas del corazón para expresar alabanza y gratitud al Santísimo Sacramento, mientras la inteligencia, adentrándose con estupor en el misterio, reconoce en la Eucaristía la presencia viva y verdadera de Jesús, de su Sacrificio de amor que nos reconcilia con el Padre, y nos da la salvación.

Aunque tras la muerte de Urbano IV la celebración de la fiesta del Corpus Domini se limitó a algunas regiones de Francia, de Alemania, de Hungría y de Italia septentrional, fue después un Pontífice, Juan XXII, quien en 1317 la restauró para toda la Iglesia. Desde entonces en adelante, la fiesta conoció un desarrollo maravilloso, y aún es muy sentida por el pueblo cristiano.

Quisiera afirmar con alegría que hoy en la Iglesia hay una “primavera eucarística”: ¡cuántas personas se detienen silenciosas ante el Tabernáculo, para entretenerse en coloquio de amor con Jesús! Es consolador saber que no pocos grupos de jóvenes han redescubierto la belleza de rezar en adoración ante la Santísima Eucaristía.
Rezo para que esta “primavera” eucarística se difunda cada vez más en todas las parroquias, en particular en Bélgica, la patria de santa Juliana. El Venerable Juan Pablo II, en la Encíclica Ecclesia de Eucharistia, constataba que “En muchos lugares [...] la adoración del Santísimo Sacramento tiene cotidianamente una importancia destacada y se convierte en fuente inagotable de santidad. La participación devota de los fieles en la procesión eucarística en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo es una gracia de Dios, que cada año llena de gozo a quienes toman parte en ella. Y se podrían mencionar otros signos positivos de fe y amor eucarístico”, dice el Papa (n. 10).

Recordando a santa Juliana de Cornillon renovemos también nosotros la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Como nos enseña el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, “Jesucristo está presente en la Eucaristía de modo único e incomparable. Está presente, en efecto, de modo verdadero, real y sustancial: con su Cuerpo y con su Sangre, con su Alma y su Divinidad. Cristo, todo entero, Dios y hombre” (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 282).

Queridísimos amigos, la fidelidad al encuentro con el Cristo Eucarístico en la Santa Misa dominical es esencial para el camino de fe, pero intentemos también ir frecuentemente a visitar al Señor presente en el Tabernáculo! Mirando en adoración la Hostia consagrada, encontramos el don del amor de Dios, encontramos la Pasión y la Cruz de Jesús, como también su Resurrección. Precisamente a través de nuestra mirada en adoración, el Señor nos atrae hacia sí, dentro de su misterio, para transformarnos como transforma el pan y el vino (cfr BENEDICTO XVI, Homilía en la Solemnidad del Corpus Domini, 15 de junio de 2006). Los Santos siempre han encontrado fuerza, consuelo u alegría en el encuentro eucarístico. Con las palabras del Himno eucarístico Adoro te devote repitamos ante el Señor, presente en el Santísimo Sacramento: “¡Hazme crecer cada vez más en Ti, que en Ti yo tenga esperanza, que yo Te ame!”. Gracias.

[En español dijo]

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los miembros de la Federación Mundial de las Obras Eucarísticas de la Iglesia, a los misioneros del Verbo Divino, así como a los demás grupos provenientes de España, El Salvador, Venezuela y otros países latinoamericanos. Siguiendo el ejemplo y enseñanza de Santa Juliana de Cornillón, os invito a ser fieles al encuentro con Cristo en la Misa dominical y a la adoración del Santísimo Sacramento, para experimentar el don de su amor. Muchas gracias.

[Al final hizo este llamamiento]

En estos días la comunidad internacional sigue con gran preocupación la difícil situación de los cristianos en Paquistán, que a menudo son víctimas d violencias o de discriminación. De modo particular hoy expreso mi cercanía espiritual a la señora Asia Bibi y a sus familiares, pidiendo que, lo antes posible, le sea restituida la plena libertad. Además rezo por cuantos se encuentran en situaciones análogas, para que su dignidad humana y sus derechos fundamentales sean plenamente respetados.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Mujer que trabaja por leyes pro-vida en EEUU obtiene premio Life 2010

WASHINGTON D.C., 20 Nov. 10 / 02:39 am (ACI)

La fundadora y directora de la Red Parlamentaria para Asuntos Críticos (PNCI por sus siglas en inglés), Marie Smith, es una de las seis personas que recibirán el Premio Life 2010 de la Fundación Gerard para la Salud, por lograr un "progreso significativo en la promoción de la santidad de la vida humana".

La Red Parlamentaria que dirige Marie Smith ayuda a legisladores y líderes religiosos de todo el mundo con asesoría y material para que puedan desarrollar leyes a favor de la vida. Esta asociación se opone radicalmente a la ideología que propone que la vida es "barata y descartable" o que aquellos que están al final de su vida "no merecen el derecho a vivir".

El premio Life, que distribuirá 600 mil dólares entre los seis ganadores, tiene como propósito reconocer a aquellos en la primera línea de la "lucha por salvar vidas" y "promover e inspirar" a los jóvenes para obtener grandes logros en la defensa de la vida.

Los otros cinco ganadores del Premio Life son Jeanne Head, representante de las Naciones Unidas para el Derecho Nacional de la Vida; Kristan Hawkins, director ejecutivo de Estudiantes por la Vida en Estados Unidos; el reverendo Alveda King, fundador de King por América; Douglas Johnson, director legislativo del Comité del Derecho Nacional de la Vida y la organización Terri Schiavo Life & Hope Network.

Más información: www.LifePrizes.org y http://www.pncius.org/

sábado, 20 de noviembre de 2010

Hornachuelos celebra a su maestra mártir el día de su nacimiento


Una Exposición en la JMJ de Madrid recordará a la beata Victoria Díez


HORNACHUELOS, domingo 14 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).-


Desde la escuela en que la beata Victoria Díez dió sus lecciones de vida a los habitantes de este pueblo de la serranía cordobesa, en Andalucía, España, la actual directora invitaba a celebrar el pasado viernes la fecha natalicia de la titular de este centro socioeducativo. Anunciaba también la celebración de la memoria de la joven maestra en una Exposición, en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid.

Trini Moreno, directora este centro, custodiado por la Institución Teresiana, a la que perteneció Victoria, recuerda que la memoria de la beata estará presente en la JMJ, en agosto de 2011. Será recordada en una Exposición “como mujer joven”, y dentro del Centenario de la Institución Teresiana, que esta asociación eclesial inicia el 11 de enero de 2011, en la catedral de la Almudena, Madrid.

La celebración de la vida de Victoria --en Hornachuelos y en toda la familia eclesial inspirada en el carisma de san Pedro Poveda--, adquiere especial densidad en este pueblo de la serranía cordobesa, en el que entregó la vida por la fe. En esta escuela se conservan, en pinturas y bordados, hechos por ella, y escritos, los recuerdos de esta maestra ejemplar.

La felicitación la transmite Trini Moreno con palabras del obispo emérito José Antonio Infante Florido de Córdoba, gran impulsor de la causa de canonización de la maestra nacida en Sevilla que ejerció también su magisterio en Cheles, Badajoz.

“Mujeres como esta, patrimonio de la Iglesia y de la humanidad, son un mensaje para la defensa del mismo hombre y para la liberación cristiana, cultural, social y religiosa de nuestro pueblo”, (Carta Pastoral, El precio que puso Dios, 21.09.1993).

Victoria Díez Bustos de Molina, joven maestra de pueblo en Hornachuelos (Córdoba) fue fusilada por un grupo de milicianos la madrugada del 12 de agosto de 1936, con apenas 33 años de edad. Juan Pablo II la proclamó beata el 10 de octubre de 1993.

Para entrar en la felicitación del centro sociocultural: www.victoriadiezdesdehornachuelos.com.

Por Nieves San Martín

martes, 16 de noviembre de 2010

"La Mandela de Asia" fue liberada tras 7 años de arresto domiciliario


Aung San Suu Kyi es símbolo de la lucha por la democracia en Birmania. Recibió el Nobel en 1991. Desde 2003, no podía circular libremente. Este sábado, le leyeron la orden de liberación. Se cumplía su última condena, la cuarta que recibió en su vida.


La opositora Aung San Suu Kyi, símbolo de la lucha por la democracia en Birmania, fue liberada el sábado tras pasar más de siete años bajo arresto domiciliario, y apareció minutos después ante la verja de su domicilio.

Representantes oficiales ingresaron al domicilio de la opositora, en la calle de la Universidad para leerle la orden de liberación el mismo día en que terminaba su última condena de 18 meses de arresto domiciliario.

"Ahora está en libertad", indicó el responsable oficial, sin identificarse.

Minutos después, "la Mandela de Asia" apareció ante la verja de su casa en la capital birmana. Según una periodista de la AFP, unas 2.000 personas se encontraban en las inmediaciones del domicilio de la laureada con el premio Nobel de la paz (que le fue concedido en 1991), que desde mayo de 2003 no podía circular libremente.

Los partidarios de Aung San Suu Kyi, algunos de los cuales habían esperado varias horas desde el día el viernes con la esperanza de ver a su ídolo, cantaban y aplaudían con entusiasmo en un clima de gran confusión.

La multitud se precipitó hacia la antigua y deteriorada vivienda en cuanto cayeron las barreras policiales erigidas ante ella.

La hija del general Aung San, héroe de la independencia birmana, pasó 15 de los últimos 21 años privada de libertad.

La comunidad internacional, incluyendo algunos países de las Asociación de naciones del sudeste asiático (ASEAN), de la que Birmania es miembro, reclamaban su liberación desde hace años.

Las capitales occidentales y la oposición en exilio criticaron violentamente el rechazo de la junta de dejarla salir antes de las elecciones parlamentarias y regionales del domingo pasado, las primeras desde hace 20 años, que el partido que representa a la junta afirmó haber ganado con un 80% de los escaños
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sábado, 13 de noviembre de 2010

Paloma Gómez Borrero: Una vida dedicada a la información de la Santa Sede


La periodista española recibió hoy el premio ¡Bravo! Especial a toda una trayectoria


MADRID, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).-


Desde Pablo VI hasta Benedicto XVI Paloma Gómez Borrero lleva más de tres décadas cubriendo la información del Vaticano para diferentes medios españoles, hecho que la hicieron merecedora de recibir hoy el premio ¡Bravo! especial a toda una trayectoria de parte de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de España.

Se trata de la máxima modalidad de un galardón que reconoce la labor de aquellos profesionales de la comunicación en España que se han distinguido por su servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos.

Paloma Gómez, de 74 años, trabaja como corresponsal de la cadena COPE desde Roma y Vaticano. Ha sido autora de varios libros como Huracán Wojtyla, Comiendo con..., El Libro de la pasta, Pasta, pizza y mucho más, Juan Pablo, amigo, y Los fantasmas de Roma.

Paloma compartió con ZENIT algunos de los principales momentos y reflexiones de su vasta trayectoria como periodista especializada en información de la Santa Sede.

- ¿Cómo recibe este premio?

Paloma Gómez Borrero: En primer lugar con una gran sorpresa porque no me lo esperaba. Yo ya había tenido el ¡Bravo! de la radio, hace muchos años y me llamaron y me dijeron que me habían concedido el ¡Bravo! especial a una vida dedicada a la prensa, a la información. Me pareció una maravilla.

- ¿Cómo llegó a ser una periodista experta en información de la Santa Sede?

Paloma Gómez Borrero: En realidad no fue algo que busqué. Estaba en la Televisión Española para Italia, donde me fui a vivir porque me casé con un italiano. Tuve que seguir la muerte de Pablo VI y fue una información tranquila, y luego me encontré con Juan Pablo II un papa viajero, de una gran cercanía, de un gran carisma. En algunos vuelos he sido yo la única mujer dentro del avión y eso también hacía que el papa estuviera especialmente atento conmigo. Me hacía bromas, me decía que me llamaba Paloma por volar tanto.

- Son tantos años ejerciendo el periodismo… habrá conocido varios personajes que le hayan impactado. ¿Nos puede hablar de alguno de ellos?

Paloma Gómez Borrero: Indudablemente la Madre Teresa es la primera. Recuerdo sus ojos, su sonrisa. Fui a Calcuta para conocerla. En ese infierno de Calcuta nació su epopeya de caridad. Allí acompañamos a Juan Pablo II.

Recuerdo también cuando el papa le regaló la casa Dono di Maria en el Vaticano para ayudar a los más necesitados. Cuando fue el papa a inaugurar la casa, yo estaba al lado de la Madre Teresa. Ella me dio sus medallitas de la Virgen Milagrosa y me dijo que las diera a quien quisiera. Me fui con ella a rezar a la capilla.

Recuerdo también cuando la entrevisté para TVE Española. En ese entonces no era la Madre Teresa del premio Nobel de la Paz pero sí era conocida. El cámara hizo planos muy cortos, le pregunté por qué y me respondió, “no se quien es esta monja pero no podía separar la cámara de los ojos”. Me dijo también “si no quieres ponerle voz a la entrevista, no es necesario, deja que sus ojos hablen”.

Son muchas anécdotas… El verano antes de morirse, ya estaba muy enferma, le preguntaron qué iba a decirle a San Pedro cuando llegara al cielo, a lo que respondió entre bromas “me va a echar una bronca porque le he llenado el cielo de pobres”.

-Ahora vayamos en orden de los pontificados que ha tenido que cubrir ¿Qué recuerda usted de Pablo VI?

Paloma Gómez Borrero: Muy poco porque estaba ya muy enfermo cuando entré a cubrir la información de la Santa Sede. Recuerdo especialmente su muerte y el cónclave que fue después de 15 años. Informar sobre esto fue para mí un gran un reto.

Recuerdo que antes del cónclave debía conseguir cardenales y era bien difícil entrevistarles. Teníamos una sección de pre cónclave en el telediario de las nueve. Todos los días llevaba un cardenal para hacer la entrevista en directo y los llevaba a la Rai. Entre ellos había un cardenal africano. A él le pregunté la posibilidad de que fuera elegido un papa negro y me respondió señalando hacia arriba “deja que responda la otra paloma” refiriéndose al Espíritu Santo.

-¿Qué recuerda del breve pontificado de Juan Pablo I?

Paloma Gómez Borrero: Lo recuerdo cuando vino a ver a quienes habíamos cubierto el cónclave. Era un gran párroco, muy cordial y dulce. Nos dijo que había leído las crónicas después de haber sido elegido papa y que no habíamos adivinado casi nada de lo que contábamos que había ocurrido en el cónclave. Nos decía “no inventéis, contad lo sólo lo que veis”. También nos dijo: “sois tan importantes que si hoy viviera San Pablo sería periodista y procuraría entrar en un informativo por la fuerza que tenéis”.

- Y tanto que decir de Juan Pablo II… ¿qué es lo que más recuerda de él como persona?

Paloma Gómez Borrero: Esa sensibilidad y ese conectar con los jóvenes a quienes les dijo desde el primer momento “Abrid las puertas a Cristo” y “No tengáis miedo”, a un mundo que tiene miedo. Eso fue lo que hizo que él creara de manera tan increíble las Jornadas Mundiales de la Juventud.

En España, ya muy enfermo, en el último viaje en el año 2003, dijo “soy un papa joven de 83 años”. Eso a mí me impresionó muchísimo. Yo le pregunté “¿hacia dónde va la Iglesia con Juan Pablo II?” Y me contestó “hacia delante, en búsqueda y defensa del hombre y con el Evangelio en la mano”, yo creo que ahí me dijo todo. Recuerdo cuando estábamos en Turquía, en aquel viaje tan peligroso porque se había escapado Alí Agca de la cárcel, el Papa dijo en ese momento: “cuando el amor es más fuerte y más grande que el peligro, nunca se tiene miedo y el mundo tiene que confiar en Dios”.

- ¿Qué considera lo más duro durante este largo pontificado?

Paloma Gómez Borrero: El atentado. Fue muy inesperado. Iba en un jeep blanco. Con la sotana ensangrentada en brazos del hoy cardenal Stanisław Dziwisz. No nos dimos ni cuenta. Tuvo que ser la Radio Vaticana la que nos avisó que el terrorismo había entrado en la plaza. Mucha gente se echó a llorar. A través de los altavoces daban noticias que estaba en el Gemelli, en el quirófano y fue toda la noche, se abrieron todas las iglesias para rezar por él.

- ¿Qué es lo que más recuerda de su muerte?

Paloma Gómez Borrero: Cuando me despedí de él en el Aula Clementina, mientras lo estaban velando, me acordé de sus palabras al inicio de su pontificado: “quiero ser el barrendero del mundo para dejar los caminos limpios y que pase el amor, la paz y Dios”. Sabía que ya no lo volvería a ver y le dije “ahora sí que barres el cielo”.

- ¿Cómo ve estos más de cinco años del Papa Benedicto XVI?

Paloma Gómez Borrero: A este Papa se le va descubriendo día a día. Es de una inteligencia, de una claridad, de una humildad, afabilidad y de una cercanía que yo no me lo hubiera imaginado. Aunque yo al cardenal Ratzinger le hice una entrevista para televisión y ya había visto que era una persona muy cercana, que le gustaba dialogar y sobretodo escuchar.

Admiro su línea y su coherencia. El quiere que entre Dios en la vida del hombre, de la nación, que volvamos a las raíces cristianas. Que todos los que creen en un Dios único, dialoguen y que no dejen por fuera la vida de cada uno. A Juan Pablo II lo defino como super star y a Benedicto XVI como Doctor affabilis.

- ¿Qué frutos cree que puede dar la reciente visita del Papa a España?

Paloma Gómez Borrero: Los discursos han sido magníficos. El Papa ha estado muy feliz y creo que el pueblo español se ha volcado con el Papa también. Lo que ha dicho el Papa es importante para España y lo ha dicho con una claridad y con un respeto a todos que probablemente cambien muchas cosas.

- ¿Ve con esperanza la situación de la fe en este país?

Paloma Gómez Borrero: Sí porque, como ha dicho el Papa, un gobierno o un estado laico no tiene por qué tener un enfrentamiento con la Iglesia sino más bien un encuentro en los puntos en los que los dos están de acuerdo: defensa del hombre, de la dignidad, libertad para la educación y la colaboración que es necesaria. El enfrentamiento es muy peligroso. Eso es lo que ha querido decir el Papa.

- ¿Cuáles cree que deben ser las características que debe tener un periodista encargado de informar sobre el acontecer de la Iglesia?

Paloma Gómez Borrero: No sólo sobre el acontecer de la Iglesia sino en cualquier campo que te toque informar, ir con la verdad por delante. Instintivamente, tú cuentas cómo lo ves o lo interpretas pero no debes nunca manipular lo que estás viendo. Tú no puedes orquestar la crónica o lo que dice el Papa o un hombre político. No se puede sacar de contexto o manipular la noticia.

Un periodista tiene la suerte de contar lo que está viendo. Debe dejar que la gente haga su juicio porque manipular significa también pensar que quien te lee es un tonto porque le estás haciendo ver algo que no es verdad. Es necesario dejar que él lo juzgue, darle bien la noticia y luego permitirle al lector, oyente o televidente que él mismo haga una composición del lugar.

Por Carmen Elena Villa

martes, 9 de noviembre de 2010

Fallece la teóloga Jutta Burggraf




Autora de más de 20 libros y coautora de 70


PAMPLONA, sábado 6 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).-


Jutta Burggraf (Hildesheim, 1952), profesora de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, ha fallecido en Pamplona tras la enfermedad que ha sufrido en los últimos meses, informó el 5 de noviembre esta institución académica. La teóloga alemana era doctora en Psicopedagogía por la Universidad de Colonia (1979) y doctora en Teología por la Universidad de Navarra (1984).

Desde su llegada a Navarra, en 1996, proveniente del Instituto Académico Internacional (Kerkrade, Países Bajos), ha centrado su actividad investigadora en diversos campos: el ecumenismo, la teología de la creación, la teología de la mujer, el feminismo, etc., sobre los que ha publicado numerosos trabajos.

"Con Jutta, siempre se podía contar para cualquier trabajo en la Facultad. A su vez, sacaba tiempo para responder a las diversas solicitudes que le llegaban de muchos centros españoles y extranjeros. Su labor profesional le mereció un aprecio académico sobresaliente. Pero todo palidecía ante el trato personal. La profesora Burggraf transmitía una cercanía y comprensión que percibían inmediatamente sus interlocutores", ha afirmado César Izquierdo, director del departamento de Teología Dogmática y vicedecano de la Facultad de Teología.

Conferenciante en una veintena de países

Entre sus más de 20 libros, algunos de ellos traducidos a otros idiomas, se encuentran "Teresa von Avila. Humanität und Glaubensleben", "Vivir y convivir en una sociedad multicultural", "Una perspectiva cristiana en un mundo secularizado", "Teología Fundamental", "Conocerse y comprenderse", y "Libertad vivida: con la fuerza de la fe".

Asimismo fue codirectora, junto con los profesores César Izquierdo y Félix María Arocena, del "Diccionario de Teología". También colaboró en alrededor de 70 obras colectivas, publicó más de 70 artículos en revistas especializadas y divulgativas, participó en numerosos simposios y congresos internacionales e impartió conferencias en una veintena de países.

Por otra parte, era coeditora de la revista germanaMariologisches, directora de la colección ‘Antropología' de la editorial Promesa (Costa Rica), miembro del Consejo Científico del Internationaler Mariologischer Arbeitskreis Kevelaer (Alemania) y miembro correspondiente de la Pontificia Academia Mariana Internationalis. En 1987 fue nombrada por Juan Pablo II perito en el Sínodo Ordinario de los Obispos sobre "La vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo", celebrado en Roma.

Estos son algunos artículos o entrevistas concedidos a ZENIT, así como artículos de ZENIT en los que informó sobre la obra de la teóloga.

--Comunicar la identidad cristiana en la sociedad postmoderna [2010-04-27]

Una conferencia de la teóloga laica alemana Jutta Burggraf

--Ser y parecer defensores de la vida [2010-03-20]
Por Jutta Burggraf y Enrique Sueiro

--Conferencia inaugural del Congreo Mundial Provida 2009 [2009-11-15]
Jutta Burggraf: Dar vida también a los responsables del aborto

--Para defender la vida: fortaleza, humildad, saber escuchar y comprensión [2009-11-06]
Indica la teóloga Burggraf en la conferencia inaugural del IV Congreso Provida

--María ayuda a perdonar "siempre y sin condiciones" [2008-05-23]
Lo sostiene la teóloga de Navarra Jutta Burggraf

--María, impulsora del ecumenismo [2008-05-07]
Según la teóloga Jutta Burggraf

--El ecumenismo no está en crisis, llega a su madurez [2007-07-17]
Habla la teóloga alemana Jutta Burggraf

--La teóloga Burggraf : «El ecumenismo es cuestión de oración y caridad» [2007-01-15]
Reflexión sobre la Semana de Oración para Unidad entre los Cristianos

--«El valor de una persona no depende de los otros» [2006-07-02]
Entrevista a la teóloga Jutta Burggraf

--«El cristiano es aquel que ha encontrado el amor de su vida» [2006-06-12]
Entrevista a la teóloga Jutta Burggraf

--«Una caridad fría no es cristiana» [2006-02-08]
Comentario de la teóloga Jutta Burggraf a la encíclica «Deus caritas est»

--«Juan Pablo II ha sido un pionero de los derechos humanos de la mujer» [2005-04-06]
Entrevista a la teóloga Jutta Burggraf

--Las dificultades en el ecumenismo no disminuyen su urgencia [2004-11-30]
Entrevista a la teóloga Jutta Burggraf

--La diferencia de sexos, «ser-para-el-otro» (II) [2004-09-23]
Entrevista a la teóloga alemana Jutta Burggraf

--La diferencia de sexos, «ser-para-el-otro» (I) [2004-09-22]
Entrevista a la teóloga alemana Jutta Burggraf

--El 25% de la población de Europa Central cree en la reencarnación [2001-04-26]
Jutta Burggraf en el Simposio Internacional de Teología en Navarra

sábado, 6 de noviembre de 2010

“La Obra” de Julia Verhaeghe, un grupo inspirado por el beato Newman


Habla el director del Centro Internacional de Amigos de Newman en Roma


ROMA, viernes 5 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).-


Este es un año de celebración y conmemoración de la familia espiritual La Obra. Este grupo internacional, iniciado en Bélgica, celebra el centenario del nacimiento de Julia Verhaeghe, su fundadora, así como la beatificación de su “hermano de su alma”, el beato John Henry Newman.

En esta entrevista, concedida a ZENIT, el padre Hermann Geissler, miembro de la familia espiritual La Obra, y director del Centro Internacional de Amigos de Newman, en Roma, reflexiona sobre su comunidad eclesial y el significado de este aniversario.

--¿Qué espiritualidad anima a La Obra?

P. Geissler: El nombre de nuestra familia espiritual es un programa de vida. Jesús dijo: “Esta la obra de Dios, que creáis en Aquél a quien [el Padre] ha enviado” (Juan, 6,29). Julia Verhaeghe, nuestra fundadora, a la que llamamos Madre (1910-1997), previó hace muchos años que llegaría un tiempo en que muchas personas, también en la Iglesia, vivirían una vida superficial y pagana, siendo activas de modos diferentes, pero sin creer realmente en Jesucristo, el Hijo de Dios. Por consiguiente, nos invitó a una profunda conversión, a una profunda unión con el Sagrado Corazón y a una fe personal en Jesucristo, que mostraba la riqueza de su misericordioso y recto amor.

La madre Julia constató que no podemos amar a Jesús sin amar a la Iglesia, su Cuerpo. A través de un especial encuentro con san Pablo, recibió la gracia de una segunda conversión, que le condujo, paso a paso, a la total donación de su vida a Cristo, en favor de la renovación de su santa Iglesia. “No he fundado nada –escribió--. Desde que Cristo fundó la Iglesia, todo ha sido fundado. Sólo es necesario que la gente viva este fundamento profundamente, es decir, sobre y desde el cimiento que el mismo Jesús dejó”.

Una expresión de este amor por Cristo y su Iglesia se puede ver en los dos lemas de nuestra familia espiritual: Ad laudem et gloriam Dei (Para alabanza y gloria de Dios) y Ut omnes unum sint (Que todos sean uno). Estos son los pilares en los que reposa la espiritualidad de La Obra: adoración y unidad. Dios debe estar en el centro de nuestras vidas. Por consiguiente, empezamos cada día con la Santa Misa y concluímos la jornada con una hora santa de adoración, ante el Santísimo Sacramento.

Alabar al Señor, en espíritu de fe y amor, nos ayuda a vivir en unidad, respeto y mutua complementariedad, dado que somos una familia espiritual que incluye una comunidad de sacerdotes y una comunidad de religiosas, a quienes muchos otros miembros de la Iglesia están asociados de diferentes modos.

--¿De qué modo su comunidad vino a relacionarse con la obra del cardenal Newman?

P. Geissler: La madre Julia no conocía al cardenal Newman cuando empezaba a crecer nuestra familia espiritual. A principios de los años 60 del siglo XX, le regalaron una biografía y un libro con palabras del cardenal Newman. Se sintió profundamente impresionada por este gran converso, y descubrió una afinidad espiritual con Newman, hasta tal grado que le llamaba “hermano de mi alma”.

La vida y testimonio de Newman fueron una confirmación de sus profundas convicciones: su amor a la Iglesia Católica en tiempos difíciles, su inquebrantable confianza en la providencia de Dios, su empeño en ayudar a las personas a formar su conciencia según los principios de la fe. Por tanto, años después, en 1975, nuestra familia espiritual organizó el primer simposio académico sobre el cardenal John Henry Newman en Roma, para conocer su vida y sus obras.

Después, el Vaticano nos pidió seguir esta labor en favor del cardenal Newman, y fundó un centro internacional de Amigos de Newman, que ahora se ha especializado en bibliotecas Cardenal Newman en Roma (Italia), Oxford-Littlemore (Reino Unido, donde Newman fue recibido en la Iglesia Católica), Bregenz (Austria), y Budapest (Hungría).

Durante 35 años, hemos promocionado la veneración y el estudio del cardenal Newman, organizando conferencias, charlas, exposiciones y devociones; publicando libros y artículos sobre el cardenal Newman y una bibliografía regularmente actualizada en nuestra página, así como el envío de cartas circulares a miles de amigos de Newman, --lo más importante- ayudar a las personas individualmente en su itinerario de fe, según el lema del cardenal Newman: Cor ad cor loquitur (El corazón habla al corazón).

Benedicto XVI mencionó a nuestra familia espiritual en su homilía, durante la Misa de beatificación (19 de septiembre de 2010), agradeciéndonos el trabajo de promoción de la causa del cardenal Newman.

--¿Cuáles son los hitos del año centenario de su fundadora y de la beatificación del cardenal Newman?

P. Geissler: En primer lugar, este es un año de acción de gracias. Agradecemos al Señor la beatificación de Newman, promoviendo celebraciones litúrgicas, horas santas, peregrinaciones (especialmente Littlemore), y otros eventos de oración en honor del beato John Henry Newman. Y damos gracias al Señor por la vida de la madre Julia, organizando misas de acción de gracias en muchos países de Europa, Estados Unidos y en Jerusalén. La celebración más importante tuvo lugar el 11 de noviembre en Geluwe, Bélgica, donde nació en 1910 la madre Julia; durante esta Eucaristía, dos jóvenes religiosas se consagraron a Dios en amor virginal, dando una respuesta, en fe y amor, a los graves problemas que la Iglesia afronta en Bélgica.

Este año especial debería ser también un año de renovación espiritual. El Concilio Vaticano II invitó a las comunidades religiosas a volver a las fuentes, a sus fundadores. En nuestra familia espiritual, el lema del año pasado fue: “Nuestra amistad con Cristo según la madre Julia”. El año que viene será: “Hacia el Sagrado Corazón de su Cuerpo, la Iglesia”. Por tanto nos centramos en elementos fundantes de nuestra espiritualidad, que son también de gran relevancia para la Iglesia en su conjunto. La beatificación de Newman encaja muy bien en este programa, ya que es modelo de gozosa entrega a Cristo y dedicación a la Iglesia, “el único verdadero rebaño del Redentor”.

Finalmente, este año estamos dando testimonio de los dones espirituales que recibimos de nuestra madre fundadora. Por esta razón, publicamos artículos y entrevistas sobre su vida y espiritualidad, enviamos noticiarios a muchos amigos, actualizamos regularmente nuestra página en nueve idiomas, y, lo más importante, tratamos de ser testigos creíbles de Cristo y de la Iglesia, en medio de un mundo que, en algunos países, parece haberse convertido en más y más secular y hostil hacia Dios y su pueblo, manifestando la urgente necesidad de una nueva evangelización.

El beato John Henry Newman, por supuesto, es modelo para nosotros y un santo para nuestro tiempo. Previó la gran apostasía de nuestro hoy, pero nunca perdió la fe y la esperanza, sabiendo que Dios es más fuerte que el espíritu de este mundo.

Los días 22 y 23 de noviembre, celebraremos un simposio internacional, con la participación de los más reputados estudiosos del mundo, para reflexionar sobre “El Primado de Dios en la Vida y Escritos del Beato John Henry Newman”. Esperamos que este gran evento académico, en la Universidad Pontificia Gregoriana, refuerce la fe de muchos, y les haga ver que tenemos un gran futuro, si seguimos dando la primacía a Dios.

Para saber más: www.thework-fso.org; www.newmanfriendsinternational.org/newman.

Traducido del inglés por Nieves San Martín