Así como las mujeres no son las únicas responsables del aborto, también los hombres necesitan misericordia
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Giraba por Facebook en los últimos días un post publicado supuestamente por la Asociación Nacional de Monjas Católicas de EUA, que contenía un mensaje sobre el aborto dirigido al papa Francisco: “Usted no lo ha entendido”, decía el post.
La asociación, ya envuelta en otras controvertidas disidencias doctrinales, parecía apreciar el esfuerzo pastoral del Papa al permitir, durante el Año Jubilar de la Misericordia, que todos los sacerdotes absuelvan a las mujeres arrepentidas de haber abortado. Aún así, la asociación de las religiosas norteamericanas aún no estaría satisfecha con Su Santidad, a juzgar por el contenido de tal post:
[El acto de Francisco] no respeta la autoridad moral de las mujeres en las decisiones sobre su propia anatomía reproductiva. [Ese mismo acto] aún considera que las decisiones femeninas son pecaminosas; no reconoce que fue el esperma del hombre el que produjo esos embarazos no planeados; sirve sólo para enfatizar que las mujeres deberían poder acceder a todos los sacramentos; sigue dejando que los hombres proclamen lo que es correcto y justo para las mujeres.Bueno, vamos allá…
Primero: cualquiera que sea la “autoridad moral” que las mujeres puedan creer que tienen sobre su cuerpo, el hecho es que un aborto destruye violentamente el cuerpo de otra persona – y ninguna mujer tiene “autoridad moral” para cometer un asesinato.
Segundo: el papa no afirma en modo alguno que “las decisiones femeninas son pecaminosas” por el hecho de que sean femeninas. El caso es que, en el planeta Tierra, existen decisiones que son pecaminosas en si mismas. Y el aborto es una de ellas, sea quien sea el que decida realizarlo.
Tercero: sí, el esperma es necesario para el embarazo, pero este mismo argumento está obligado a reconocer que los óvulos también lo son.
Cuarto: el acto del papa no indica de forma alguna que las sagradas ordenes deban ser abiertas a todos: las sagradas ordenes son reservadas solamente a aquellos a quienes Cristo llamó para ejercerlas, o sea, a los apóstoles y sus sucesores. Y en base a ellas continua la práctica de los papas de proclamar la misericordia y el amor del Creador por sus criaturas.
Hay un punto, sin embargo, realmente interesante, en el post atribuido a esa asociación de monjas: al enfocarse tan intensamente en la reconciliación de las mujeres que abortaron, la declaración del Papa no menciona a los hombres, que muchas veces incentivan (e incluso fuerzan) los abortos.
Ahora bien, “este Año Jubilar de la Misericordia no excluye a nadie”, escribió Su Santidad. El papa exhorta al clero a absolver del pecado del aborto a quienes lo promovieron y a quienes, de corazón contrito, buscan el perdón por haberlo cometido, lo que incluye a toda persona que haya alentado o forzado a una mujer a abortar. Esas personas, muchas veces, son hombres. Luego, ellos también están incluidos por el papa entre las personas que necesitan misericordia.
Según las monjas, tal vez alguien – una mujer, probablemente – debería colocarse al lado del papa Francisco para recordarle que “el esperma produce bebés” y que existen millares de hombres, tal vez millones, que desempeñaron papéis cruciales en la realización de abortos, contribuyendo con ese holocausto humano y minimizando o ignorando el hecho de haber puesto en riesgo su alma inmortal.
Parece bastante obvio que el papa Francisco sabe todo eso. De cualquier modo, no cuesta nada explicitar que el mensaje del papa también incluye a los hombres: los hombres también tienen extrema necesidad de misericordia – de la curación y de la reconciliación que sólo puede ser encontrada en el sacramento de la confesión.
Hay misericordia para las mujeres, y Su Santidad dejó esto bien claro, pero hay misericordia también para los hombres, por si alguien insiste en interpretar que el papa les habría eximido de esa realidad.
Y los hombres deben ser informados no sólo de que esa misericordia está a su disposición, sino también de que, si han estado implicados en el aborto, necesitan recurrir a ella. No podemos dejar que vivan en la ignorancia de esta verdad.
Nosotros, católicos, hablamos mucho, y con razón, de la complementariedad de los sexos en términos de relaciones; esta es una oportunidad para que hablemos también de la responsabilidad mutua dentro de esa complementariedad, así como de la necesidad mutua de misericordia.
“… Si antes no habíais recibido misericordia, ahora la habéis recibido”, escribió el primer papa de la historia. En Cristo y en su Iglesia siempre hubo misericordia y es muy bueno que las mujeres afectadas por la tragedia del aborto sean explícitamente invitadas a participar de ella. Pero dejemos claro también a los hombres que esta invitación a conocer la misericordia está igualmente dirigido a ellos.