Reflexión de monseñor Vegliò en un encuentro de Caritas sobre la migración femenina
SALY, viernes 3 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).-
“La comunidad internacional aún no presta suficiente atención a algunas cuestiones fundamentales” relacionadas con la migración femenina, declaró el presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes.
Monseñor Antonio Vegliò intervino en un foro internacional organizado por Caritas internationalis sobre el tema El rostro femenino de la emigración, celebrado en Saly (Senegal) del 30 de noviembre al 2 de diciembre.
En concreto, destacó que “todavía no hay leyes universales que se prodiguen al servicio de la maternidad y que tengan en cuenta que la mujer tiene una manera distinta de manejar las distintas realidades”.
Y afirmó que “la Iglesia invita a los Gobiernos a revisar las políticas y las normas que comprometan la tutela de los derechos fundamentales, como la lucha contra los abusos en el trabajo, sobre todo los sexuales, el acceso a los servicios de salud, la vivienda, la nacionalidad, la reagrupación familiar y la asistencia a las madres jóvenes”.
Ante más de cien representantes de la confederación Caritas y de otras organizaciones caritativas católicas y expertos en migración de cincuenta países, monseñor Vegliò destacó el compromiso de la Iglesia en este sentido.
Dijo que “Continuará acogiendo fraternalmente a los migrantes que proceden de las Iglesias hermanas, compartiendo con ellos la riqueza de la diversidad y anunciando juntos el Evangelio a través de la palabra y la acción”, aseguró.
“En la perspectiva de una Iglesia ministerial, misionera y más atenta al laicado, deberá profundizarse mejor, reconocerse y valorarse una presencia adecuada y un justo ministerio de la mujer”, continuó.
Y añadió: “Se trata de reconocer su función específica en un proyecto de Iglesia en el que hombre y muer, con sus dones y tareas particulares y complementarias, puedan realizarse mejor según el proyecto de Dios en Cristo”.
Situación de muchas migrantes
El prelado destacó las dimensiones que está tomando la emigración femenina, cuya fuerza de trabajo supera en algunos países a la de los hombres, y ofreció un análisis de la situación de muchas mujeres migrantes en el mundo.
Denunció que “a menudo son empleadas en el trabajo ilegal privadas de los derechos humanos fundamentales, y a veces sufren abusos en el ámbito doméstico”.
Recordó a las que “se dedican al negocio de su cuerpo” y apuntó que “los ingresos anuales de la prostitución se estiman en alrededor de 12 mil millones de dólares, la tercera actividad ilegal más rentable del mundo después del comercio de armas y drogas”.
Alertó sobre la trata de blancas y destacó que “unos cuatro millones de mujeres son vendidas anualmente para la prostitución o la esclavitud, casi dos millones son niñas menores de entre 5 y 15 años, involucradas en el comercio sexual”.
También constató que “la mayoría de mujeres migrantes carece del apoyo de una familia normal; generalmente están separadas, divorciadas o viudas”.
“Parece que muchas de ellas ceden con relativa facilidad a la práctica del aborto, lo que explica una gran exposición a los traumas psíquicos”, continuó.
Y añadió que los proyectos y sueños de crear una familia y tener hijos, “por desgracia en la emigración se hacen cada vez más difícil a causa de la precariedad económica y de las repercusiones de la maternidad precoz”.
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