jueves, 8 de septiembre de 2011

Natividad de la Virgen: Una vida de alegría y regocijo


 
La fiesta de la Natividad de la Virgen es una excelente oportunidad para reflexionar sobre la propia vocación


Toda la Iglesia cantará la alegría que el nacimiento de la Madre de Dios trae para nosotros. La liturgia de la santa misa es prueba latente de esa felicidad.

Hace 14 siglos, san Juan Damasceno pronunció una homilía sobre el nacimiento de la Virgen que explica muy bien el sentido de esta fiesta:

“¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador. ¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres”

La Natividad de la Virgen nos recuerda, sobre todo, que Dios nos ha elegido para una labor concreta desde toda la eternidad. Todos los seres humanos tienen una vocación muy particular, pero es necesario descubrirla.

Para conocer ese llamado personalísimo que Dios hace a cada uno, a cada una, es indispensable fortalecer la vida interior. Como María, nosotros debemos ser concientes de que Dios quiere de nosotros algo en particular. Y, también según el ejemplo de la Virgen, debemos trabajar para descubrir ese algo desde muy jóvenes.

San Juan Damasceno recalca que es por medio de Ella, que Dios se encarna, que, sirviéndose de Ella, Dios desciende a la Tierra. En efecto, María es instrumento divino para concretar la llegada del Salvador. Pues nosotros también somos instrumentos de Dios, con una finalidad específica.

Por eso, la felicidad humana no está completa si no conocemos para qué estamos vivos. En el trabajo, en la familia, en la vida religiosa, como laicos, como sacerdotes… todos estamos obligados a responder a ese llamado, que puede escucharse con mucha claridad o barruntarse poco a poco, sin importar la edad o condición personal.

Jóvenes, adultos y viejos, hombres y mujeres, deben estar atentos para conocer el querer de Dios. Ahí, en su vida, el Señor les pide algo, en el trabajo de todos los días, sea cual fuere.

Pero sin la oración ni la fuerza de los sacramentos, será más difícil descubrir la vocación. Los cristianos del siglo XXI tenemos el deber de descubrir ese llamado.

Y no se trata sólo de vocación al celibato. La llamada universal a la santidad es para todos: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”.

La Fiesta de la Natividad de Nuestra Señora es momento idóneo para revisar si estamos poniendo los medios necesarios para atender al llamado de la vocación, si de verdad estamos haciendo la voluntad de Dios.


Natividad de la Santísima Virgen María

La Iglesia nos invita hoy a celebrar el nacimiento de la Virgen María, con estas palabras: "Celebremos con jubilo el nacimiento de la Sma. Virgen María, de la cual nació Cristo, nuestro Dios y Salvador".

No hay, en efecto, mejor manera de festejar a María que postrarse ante su Hijo. Y la razón de ello es que el Hijo de María, sin dejar de ser Verdadero Hombre, es a la vez, el Hijo del Eterno Padre, y por tanto, Dios de Dios, Luz de Luz. Los que no contemplan así al Hijo de María, no pueden captar los tesoros de gracia y de amor que se encierran en esta fiesta mariana.

El nacimiento de María anuncia al mundo la dicha de la llegada del Redentor de todos y cada uno de nosotros. Pues así como el sol no sólo ilumina toda la tierra, sino también a cada uno de sus moradores, así la luz de la redención se anticipa a iluminar a la Virgen, que nació para hacer reverberar sobre el mundo las bendiciones de su redención anticipada, en cuanto "Madre del Redentor" e Intercesora y Medianera de todas las gracias.

¡Qué atmósfera tan sobrenatural de paz y de luz, de gracia y bendición envuelve esta gloriosa festividad del nacimiento de María! Realmente Ella es para los hijos e hijas de Adán, la Aurora de nuestra redención y de nuestra elevación al plano sobrenatural. La alegría se desborda en el alma cristiana que vislumbra, a través de la fe, la gloria del Señor en el nacimiento de la Virgen, y los beneficios innumerables que recibimos sin cesar de la Virgen Madre de Dios.

¿Cómo nos habríamos comportado, si hubiésemos podido escoger la madre nuestra? Pienso que hubiésemos elegido a la que tenemos, llenándola de todas las gracias. Eso hizo Cristo: siendo Omnipotente, Sapientísimo y el mismo Amor, su poder realizó todo su querer. Los teólogos han formulado con frecuencia un argumento semejante. Dicen: convenía, Dios podía hacerlo, luego lo hizo. Es la explicación más clara de por qué el Señor concedió a su Madre, desde el primer instante de su inmaculada concepción, todos los privilegios. (Beato Josemaría Escrivá)

Cantemos pues con la Iglesia: "Celebremos con alegría la natividad de la Bienaventurada Virgen María, para que ella interceda por nosotros ante Jesucristo, el Señor".


sábado, 3 de septiembre de 2011

“Un canto de esperanza”, el nuevo álbum de Sara Torres

Presentado en Madrid en la XXVI Jornada Mundial de la Juventud

MADRID, domingo 28 de agosto de 2011 (ZENIT.org).-

 Un doble concierto-testimonio lanzó su último disco, Punto y Aparte, un trabajo basado en la valentía y en la esperanza cristiana, con la gratitud hacia Dios por todos los dones recibidos. Sara Torres, cantautora cristiana de Nicaragua, actuó delante de miles de peregrinos en Madrid durante la Jornada Mundial de la Juventud.
Antes de llegar a la capital española, la artista sudamericana actuó también en Toledo, ante más de 10.000 jóvenes.
“El nuevo disco supone un cambio que nos exhorta a dejar de lamentarnos y nos invita a mirar hacia lo alto -dijo la cantautora- y doy gracias a Dios por las cosas que me da cada día”.
El nuevo álbum contiene una canción que habla a las mujeres que quieren abortar, animándolas a tener a su hijo. “Se llama Provida -explica Sara Torres- y nació de mi corazón cuando estaba embarazada de mi cuarto hijo, aunque todavía no lo sabía. Pienso sobre todo en las mujeres que probablemente no saben lo que están haciendo”.
Punto y Aparte es un álbum que recoge canciones de distintas temáticas y situaciones: hay una dedicada a la defensa de la vida, otra a las personas con depresión y a quien siente impulsos homicidas, otra que es una canción vocacional que constituye, en realidad, una verdadera oración.
En resumen, un disco muy variado que afronta todos los temas que están en el corazón de la cantautora: de la vida a la oración, de la vocación a la esperanza.
En referencia a su participación en la JMJ, Torres explicó que no fue fácil participar con dos conciertos.
“Han sido necesarias muchas solicitudes y operaciones burocráticas –dijo-. Por lo que respecta al evento, sin embargo, los jóvenes son muy entusiastas y esto me ha dado mucha energía y fuerza para seguir adelante”.
“Fui a Madrid sobre todo como peregrina -añadió- y esto fue para mí un 'sacrificio'. Pero afirmo que ha valido la pena aunque sea sólo por una persona que, gracias a mi música y a mi testimonio, haya encontrado a Dios”.
“Mi canto es tanto para una persona como para miles: el número no importa  -concluyó-. Creo que en esta Jornada Mundial de la Juventud hemos podido llegar a personas que no creen y por eso estoy muy contenta”.
Más información sobre Sara Torres: http://www.saratorres.com/
[Por Serena Sartini, traducción del italiano por Carmen Álvarez]