sábado, 25 de mayo de 2013

Becky era pro-aborto, agnóstica, y decía que Cristo es un mito... hoy es católica y pro-vida



Propone un feminismo nuevo, que defienda a hombres, mujeres y niños. La Teología del Cuerpo y la regulación natural de la fertilidad son las herramientas que cambiarán la cultura. 

Becky Bowers-Greene es en la actualidad una importante activista provida, católica convencida, promotora de la regulación natural de la fertilidad, de la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II y de un feminismo que proteja la vida, la familia y la complementariedad del hombre y la mujer. Su blog www.reclaimingthewomb.com desarrolla todos esos temas.

Pero no siempre fue así. Se bautizó en 2001 en Phoenix, EEUU. Antes era feminista, pro-aborto, daba la anticoncepción por supuesta y el matrimonio del mismo sexo le parecía perfectamente correcto. Su viaje espiritual y vivencial ha sido intenso.

Sin educación cristiana
"No me educaron en ninguna religión, y aunque nunca se me animó a ser antirreligiosa di por hecho que al no practicar ninguna fe debía ser hostil a la religión en general", explica Becky a ReL sobre su infancia y juventud.

"Pensaba que la religión era sólo una muleta que los hipócritas usaban para excusar sus acciones juzgando y señalando con el dedo a los demás. Yo no era atea, pero sí una agnóstica orgullosa. Siempre sentí que debía haber un Dios, pero me burlaba de la idea de que a Dios le interesase nuestra vida. Me parecía ridículo que la gente rezase antes de un partido, cuando en África se pasaba hambre o había niños muriendo de leucemia. Creo que ya entonces tenía algún tipo de diálogo con ese dios", recuerda Becky.

Sin ninguna formación cristiana, Becky pensaba que Cristo nunca existió, que todo lo que había en la Biblia y a su alrededor eran mitos.

Feminista, abortista... y un novio católico
A los 20 años era feminista, "pro-choice" (defensora del aborto) y desde luego "no pensaba dedicar ni un segundo a considerar que la anticoncepción tuviese nada de malo".

Pero le pasó algo que no es infrecuente en los países con diversidad religiosa: se sacó un novio creyente, un chico católico que se tomaba muy en serio la fe. Tan en serio, que ya la primera vez que salieron juntos, él le dijo que iba a entrar en el seminario, a discernir una posible vocación sacerdotal. Pero quería verse con ella, conocerla, mientras llegaba el momento. Becky quedó muy intrigada, quiso conocerle mejor, entenderlo, y para eso tenía que entender esa fe que tanto lo emocionaba.

Leyendo "Mero Cristianismo"
Becky se apuntó al curso de iniciación cristiana para adultos común en las parroquias de EEUU. Mientras él entraba en el seminario, ella estudiaba la fe. Leyó mucho C.S. Lewis y especialmente su libro "Mero Cristianismo" le abrió los ojos. Se dio cuenta de que tenía 24 años y no sabía casi nada de ética, de moral, y menos de Dios y su voluntad.

Además, "empecé a conocer más y más gente inteligente, amable, amorosa y realmente creyente". Ella de niña sólo había conocido malos cristianos, malos ejemplos: las personas que conocía ahora le impactaban.

La Escritura, la tradición, la ley moral natural... todo parecía encajar bien en la Iglesia Católica. Y se preparó para bautizarse en la Vigilia Pascual de 2001. Pero no pudo ser.

Una tragedia y un fuerte enfado
El Jueves Santo, dos días antes del gran momento, su padre murió de un ataque al corazón cuando se preparaba para acudir al bautismo de su hija. "En el día que se supone que yo debía entrar en la Iglesia, me encontraba eligiendo ataúd para mi padre. Odié a Dios. Odié a la Iglesia. A mi padre, mi primer amor, se lo había llevado la muerte, y a mi novio se lo había llevado Dios al seminario. Estaba enfadada y me dije que nunca perdonaría a Dios por esto".

Pero pasaron los días y entendió una cosa: "la muerte de mi padre habría sido en vano, porque él murió viniendo a ver mi bautizo, y yo lo había dejado. Aún enfadada, decidí recibir los sacramentos unos meses después".

Entonces salió su novio del seminario, y retomaron su relación. Los dos habían cambiado, tenían que aprender a conocerse de nuevo. Y se volcaron en ello.

Regulación natural y visión católica
En la preparación para el matrimonio, tomaron un curso de regulación natural de la fertilidad. Y eso les ayudó a fortalecer su relación y su fe. Para Becky, además, fue un paso para profundizar y re-descubrir la visión católica de la vida para ella misma, no sólo por él. Seguía enfadada con Dios, durante 9 meses no fue a comulgar. No se fiaba de Dios y de sus intenciones.

Pero la enseñanza de la Iglesia, de la fe, de su moral hermosa y exigente, le fascinaba. Y su defensa de la vida, de la mujer y de los más débiles. Sus heridas se fueron sanando, y se reconcilió con el Señor.

"Hoy sé lo que es el verdadero feminismo: asumir la feminidad y el designio con que Dios me creó. Es estar casada con alguien que lo honra y respeta, educar niños para que entiendan la dignidad de la persona".

Becky y su marido hoy tienen tres niños, otro en camino, y un bebé en el Cielo. "Hablamos a novios y matrimonios sobre la Teología del Cuerpo, la enseñanza de la Iglesia sobre la vida, la familia, la vida y la fertilidad; escribo y doy charlas en el movimiento pro-vida. Y es para mí un honor presentar esta verdad a tanta gente que nunca la escuchó".  


 http://www.religionenlibertad.com/contactar.asp?idarticulo=28319

sábado, 18 de mayo de 2013

A MODELO CAMERON RUSSELL EXPLICA QUÉ HAY DETRÁS DE SU PROFESIÓN.

A través de ejemplos muy concretos de su propia experiencia profesional, en octubre de 2012 intervino en el TEDxMidAtlantic de Washington, un foro de intercambio de ideas donde dejó claro el error de guiarse sólo por el poder de la imagen y no por la esencia de las cosas. [En caso de que no aparezcan subtítulos en español,

sábado, 11 de mayo de 2013

Madre Lupita, la segunda santa mexicana dedicada a los enfermos y los pobres

Una vida dedicada a servir a los más olvidados, así se describe la vida de la monja mexicana María Guadalupe García Zavala, conocida como la Madre Lupita. Su gran dedicación a los más necesitados y su entrega a Dios han permitido que se convierta en la segunda santa mexicana.

sábado, 4 de mayo de 2013

Janne Haaland, una mujer contracorriente: la conversa que hizo historia en Noruega

 “Mi conversión fue un proceso intelectual para alcanzar cuál es la verdad objetiva. Para mi, encontrar a Cristo fue una verdadera sorpresa, igual que verme convertida en católica”. Este es el resumen de la vida de Jane Haaland Matlary, una mujer todoterreno que ha ido siempre contracorriente y que encontró la fe gracias a Santo Tomás de Aquino.
 
Haaland es noruega y se hizo católica en un país luterano donde la Iglesia Católica estaba peor que mal vista.  Ahora es la defensora de un “nuevo feminismo” desde la órbita católica, con todos los problemas que tiene enfrentarse al establishment y al feminismo radical. Nada le importaba. Ella ya había encontrado la verdad y la iba a defender hasta el final.
 
Siempre ha ido rompiendo moldes. Es por ello que es uno de los grandes activos de la Iglesia. Una intelectual fuerte y valiente. Es doctora en Filosofía y profesora de Política Internacional en la Universidad de Oslo. Fue además la primera católica en un puesto de responsabilidad en un Gobierno noruego al ser ministra de Asuntos Exteriores. Luego dejó el partido por ser incompatible con su fe. 
 
Está casada, tiene cuatro hijos y es miembro del Consejo Pontificio de Justicia y Paz y formó parte de la delegación del Vaticano en la Conferencia Mundial de la ONU sobre la mujer en Pekín.
 
La intercesión de Santo Tomás de Aquino
Su conversión es un encuentro con Cristo en lo más profundo. Tuvo que romper sus esquemas y aceptar de dónde venía la verdad. Janne nació en una familia luterana aunque pronto dejó de creer y rechazaba toda religión, especialmente la cristiana por considerarla “retrógrada”.
 
Sin embargo, cuando estudiaba filosofía la cosa empezó a cambiar. Estaba tratando a Santo Tomás de Aquino y para comprenderle mejor pidió ayuda a un dominico de Oslo. Cada semana durante año y medio Janne se reunió con el fraile de la Orden de Predicadores para hablar de este santo erudito. Aquí, su coraza empezó a caer y empezó a sentirse atraída por el catolicismo.
 
“Estaba sentada con  el dominico, en los jardines del claustro, una tarde de agosto de 1981. Le dije que la persona de Cristo había aparecido en la escena de forma misteriosa. Nunca había rezado y a duras penas vivía fuera de los libros. Pero, de pronto, me había sucedido este hecho inquietante, intuí que el catolicismo no era un precioso sistema filosófico, sino una persona que exigía derecho a estar hoy tan vivo como hace dos mil años…De repente, empecé a interesarme por Cristo y por su vida. ¿Podría ser verdad todo lo que los cristianos creían? Ahora Cristo era como una llama que me iluminaba de vez en cuando”.
 
El miedo a la conversión al catolicismo
La mecha estaba ya prendida. Empezó a ir a misa y a leer a los místicos y distintas conversiones. “La cuestión de la conversión volvía a mi continuamente, pero pensar en las reacciones negativas de una conversión me echaron para atrás. Pensaba en mis padres, en mis compañeros de estudio, en mis amigos y en el sentimiento general anticatólico de Noruega. Los católicos eran vistos como extraños y papistas antinoruegos”.
 
A pesar de ello, la Eucaristía le atraía más y más. “Captaba que el verdadero amor y el verdadero sentido de la vida estaban allí escondidos, frente al tabernáculo, donde la hostia consagrada se guarda en la Iglesia”.
 
“El amor me llevó a convertirme”
Finalmente, en la Pascua de 1982 decidió convertirse al catolicismo. “Fue el amor, el estar enamorada, lo que en definitiva me llevó a convertirme, no una decisión racional. Había ido de la razón a la fe o, por lo menos, a cierta fe. Ésta no era muy sólida, pero yo amaba a la Iglesia. No sé de dónde provenía ese amor. Pero sabía que si borraba a la Iglesia de mi vida, sería una desgraciada”, cuenta Janne Haaland en su libro sobre su conversión, El amor escondido.
 
Pero tras su conversión, Janne se acomodó en su fe y “viví durante muchos años en lo que yo llamo estado de cristiano dominguero. Iba a misa cada domingo y vivía el resto de la semana como si ese domingo no tuviese nada que ver con mi vida cotidiana”.
 
Su segundo encuentro con Cristo
Sin embargo, Cristo la volvía a esperar como ya lo hizo en un claustro de Oslo sólo que ahora era en una abadía benedictina en Hungría. Visitaron este lugar pues ahí estudió su marido. En aquel lugar, la noruega conoció  a un monje que daría un vuelco a su vida para siempre.
 
“Hablé con él. Jamás pensé que la confesión funcionaría y hubiese querido evitarla…De pronto, sucedió la cosa más asombrosa e inesperada. Me recorrió una oleada de inmensa alegría que no se parecía a nada que me hubiese ocurrido antes. No puedo explicarlo con palabras, pero fue un giro absoluto a i vida como católica. Dios, que hasta ese momento me resultaba una entidad bastante lejana, se convirtió en un Dios personal allí y en ese momento”, recuerda.
 
Esta experiencia transformó su vida. “Ahora estaba suspirando por Cristo, mi amigo. Ya no era una posibilidad teológica, sino una realidad íntima y personal”, dijo. Por ello, Dios empezó a inundar todas las facetas de su vida: la vida docente, familiar y política. Por ello, es un baluarte en la defensa de la ve y la ley natural.
 
Por un “nuevo feminismo”
Esta valentía le ha permitido poder enfrentarse al poder establecido y defender en todos los ámbitos la doctrina de la Iglesia. Ella es defensora de un “nuevo feminismo”, postulados muy alejados a los que están de moda en estos momentos.
 
“Consiste en que tiene que ser algo natural el hecho de tener niños y utilizar al máximo la inteligencia en el desarrollo de la propia educación. En el feminismo que tiene su raíz en los años 70 hay una pregunta que es injusta: ¿quieres tener hijos o desarrollar tu carrera profesional? Defiende que hombre y mujer son iguales. Mi punto de partida es contrario: no somos iguales. Las sociedades deben entenderlo, y apoyar precisamente a la mujer para que pueda desarrollarse activamente”, contaba Janne al semanario Alfa y Omega.
 
Del mismo modo habla sobre la dificultad de ser católica en el mundo de la política. “En el debate político, cuando tengo un compromiso, no tengo por qué introducir todos los elementos con argumentos claramente reconocidos cristianos. Tengo que utilizar la lógica de la ley natural,  y lo que tiene que primar es el bien natural. Es lo que aplico siempre, basándome en esos principios, que, al final, son cristianos”.
 
 http://www.religionenlibertad.com/contactar.asp?idarticulo=28997