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Es
una Navidad llena de misericordia la que
festeja Asia Bibi, la mujer
cristiana condenada
a muerte por presunta blasfemia en Paquistán.
Es su séptima Navidad tras las rejas;
ahora
está en la cárcel de Multan, una pequeña ciudad
de la provincia
del Punjab, esperando el resultado
de un nuevo examen del proceso que la
relegó al
corredor de la muerte. La Suprema Corte, tercer
grado de
juicio, decretó la legitimidad de su
apelación, y se espera que fije una
nueva audiencia
para emitir un veredicto definitivo.
La Navidad del Año de la Misericordia es para Asia,
madre de 5 hijos, una fiesta bajo el signo del perdón.
Asia es una mujer
que, incluso en el sufrimiento y en
el aislamiento, consciente de la
injusticia sufrida, vive
interiormente en paz. Es una mujer que,
inundada de la gracia de
Dios, bendice su historia, misma que la razón
humana no puede
sino considerar equivocada, incorrecta, adversa.
Confiando en la Providencia de Dios, Asia dijo cándidamente a sus
familiares que hoy por la mañana, vigilia de Navidad, fueron a visitarla
a la cárcel: «Navidad es la fiesta d la misericordia de Dios. Yo perdono a
mis perseguidores, a todos los que me acusaron falsamente, y espero su
perdón».
Palabras que, como ha podido constatar Vatican Insider, dejaron a
su
marido Ashiq Masih, a sus hijos y al tutor de la familia, Joseph Nadeem,
director de la Renaissance Education Foundation de Lahore,
profundamente
impresionados.
El momento de las felicitaciones fue un momento lleno de afecto y conmoción.
Asia estaba feliz y exclamo: «Jesús hizo este día feliz para mí y escuchó mis
oraciones.
Estoy emocionada y llena de alegría al reunirme hoy con mi familia y
festejar la Navidad con ustedes». Asia también recordó el episodio que
le cambió
la vida: «Hoy es también el nacimiento del Profeta Mahoma. Que
la paz está con
él, en este día. Sinceramente, no podría ni siquiera
pensar en faltarle al respeto. Pero,
aunque esté en la cárcel desde hace
siete años, no odio a los que me han hecho daño».
«Rezo para que el
santo Profeta Mahoma dé sabiduría a sus seguidores, para seguir
construyendo la paz en el mundo. Rezo para que Jesucristo conceda la paz
en el
mundo entero», dijo Asia. Al final de la visita, refirió el
marido Ashiq, Asia no dejó de
pedir a todos los cristianos del mundo, y a
todos los que se preocupan por su historia,
que siguieran rezando para
que el proceso en la Suprema Corte concluya con
un resultado favorable.
«Que Dios Omnipotente me otorga la libertad para poder
celebrar la
próxima Navidad con todos ustedes, en paz y en libertad», concluyó.
La Navidad de Asia Bibi es el paradigma de la Navidad que viven los cristianos en
Paquistán, portadores «de un mensaje de armonía y de
esperanza», declaró Khalil
Tahir Sindhu, abogado católico que se ha
ocupado del caso de Asia Bibi y de muchos
otros católicos acusados de
blasfemia, y que en la actualidad es Ministro para las
minorías y para
los derechos humanos en el gobierno provincial de Punjab.
Para evitar nuevos casos como el de Asia Bibi y combatir la discriminación de los
cristianos en Pakistán, Sindhu emplea toda su
acción política para proteger los
derechos de las minorías. Gracias a su
compromiso, Punjab instituyó comités en
cada distrito para promover la armonía religiosa y ha hecho aplicar la norma
que da a las minorías el 5 por ciento de los puestos de trabajo en las oficinas
gubernamentales.
Al reunirse con los obispos cristianos, el presidente de Paquistán, Mamnoon
Hussain,
citó justamente a Sindhu. Con motivo de la Navidad, el
mandatario insistió en
el precioso papel de las minorías religiosas
«para el progreso, la defensa, la seguridad
del país y la estabilidad social». «Paquistán —añadió— garantizará con cualquier
medio posible el
bienestar y la defensa de los hermanos cristianos», y recordó
algunas de
las medidas que ya ha adoptado su gobierno.
Sajjad Masih Gill, otro cristiano condenado a cadena perpetua por presunta
blasfemia,espera con todas sus fuerzas que estas palabras se
traduzcan en
hechos.
Justamente hace pocos días presentó su apelación a la Suprema Corte
de Lahore.
Hay una tendencia alarmante en Paquistán, siempre relacionada con el abuso
que se hace de la ley de la blasfemia que arruinó la vida de Asia
Bibi, Sasja
Masih Gill y muchas otras personas: en 2014 hubo 1400 casos
denunciados, un
pico con respecto a los últimos años; en el mismo
periodo, según los datos de la
Comisión para los derechos humanos de
Paquistán, los tribunales del país
condenaron a muerte a tres personas;
otras seis fueron condenadas a cadena
perpetua y tres más a dos años de reclusión por blasfemia.
Según el abogado Nisar Shar, vocero de la asociación de abogados de Karachi
«también para los abogados se ha vuelto peligroso defender a un imputado
acusado de blasfemia».
Saiful Malook, el defensor musulmán de Asia Bibi, conoce
estos riesgos,
pero decidió seguir adelante y llevar la causa a la Suprema Corte, en
donde se llevará a cabo la audiencia decisiva para la vida de Asia Bibi.
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UN ESPACIO DEDICADO A LAS MUJERES QUE EN SU ACCIONAR, SON VERDADEROS EJEMPLOS PARA LAS PERSONAS, LA SOCIEDAD Y LAS INSTITUCIONES CON PODER POLITICO Y RELIGIOSO.
sábado, 26 de diciembre de 2015
La Navidad de Asia Bibi: «Perdono a mis perseguidores»
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