A sus 37 años, Ruth Beitia ha hecho historia: es la primera mujer española que ha logrado una medalla olímpica de oro en atletismo.
Lo ha hecho en el salto de altura, y eso que hace 4 años había
anunciado su retirada del deporte. Pero después se reenganchó, para
alegría del palmarés español.
Lo añade a otros títulos: tetracampeona de Europa, cinco medallas en campeonatos del mundo y ocho en campeonatos de Europa, oro en los Juegos del Mediterráneo y la primera atleta española en ganar la IAAF Diamond League, en 2015, repitiendo el triunfo en 2016.
Cuando atendía a los periodistas en el estadio olímpico en Brasil, tras ganar su medalla, la saltadora de altura se declaró católica ante los micrófonos de cadena Cope y dij, dirigiéndose a su madre, que se acordaba de "Acapulco", es decir, en su código familiar, que se acordaba de rezar.
«Mi madre siempre me dice que rece y, para que mi padre no le diga: “Isa, déjala en paz, que la niña tiene que saltar”, siempre me dice que me acuerde de Acapulco. Es como un truco que usa para recordarme que rece. Es un juego de palabras», explica la atleta a José Calderero, de la revista Alfa y Omega. «Y sí, sí, Ruth Beitia reza. Claro que rezo, como cristiana y católica que soy», añade la saltadora.
Explica en el semanario católico que la fe le viene de sus padres. «Recuerdo ir juntos a Misa en nuestra parroquia de toda la vida en Santander: San Juan Bautista», cuyo párroco bautizó, dio de comulgar, confirmó y casó a la deportista. «Me sigo llevando muy bien con él», cuenta.
Scouts, campamentos y misa
Lo añade a otros títulos: tetracampeona de Europa, cinco medallas en campeonatos del mundo y ocho en campeonatos de Europa, oro en los Juegos del Mediterráneo y la primera atleta española en ganar la IAAF Diamond League, en 2015, repitiendo el triunfo en 2016.
Cuando atendía a los periodistas en el estadio olímpico en Brasil, tras ganar su medalla, la saltadora de altura se declaró católica ante los micrófonos de cadena Cope y dij, dirigiéndose a su madre, que se acordaba de "Acapulco", es decir, en su código familiar, que se acordaba de rezar.
«Mi madre siempre me dice que rece y, para que mi padre no le diga: “Isa, déjala en paz, que la niña tiene que saltar”, siempre me dice que me acuerde de Acapulco. Es como un truco que usa para recordarme que rece. Es un juego de palabras», explica la atleta a José Calderero, de la revista Alfa y Omega. «Y sí, sí, Ruth Beitia reza. Claro que rezo, como cristiana y católica que soy», añade la saltadora.
Explica en el semanario católico que la fe le viene de sus padres. «Recuerdo ir juntos a Misa en nuestra parroquia de toda la vida en Santander: San Juan Bautista», cuyo párroco bautizó, dio de comulgar, confirmó y casó a la deportista. «Me sigo llevando muy bien con él», cuenta.
Scouts, campamentos y misa
La santanderina recuerda además cómo de pequeña iba desde a campamentos de la iglesia, «participé en el grupo scout y hasta canté en el coro de la parroquia», cuenta entre risas.
«Ahora continúo yendo a Misa» y «siempre que voy a un sitio nuevo y tengo una iglesia cerca me encanta entrar y, aunque no haya Misa, me siento en un banco a rezar».
Ruth Beitia, en la fiesta de la Virgen del Carmen
en San Martín de Toranzos, Cantabria
«Le doy gracias a Dios todos los días. Sobre todo a la Virgen. Soy muy devota de la Virgen del Carmen y de la Virgen del Mar», explica.
Ocho días después de conseguir su oro olímpico, Ruth se enfundó la medalla y se hizo un selfi (autofoto). Fue la propia atleta la que difundió la imagen a través de las redes sociales –tiene más de 25.000 seguidores en Twitter y 14.200 seguidores en Istagram-. A la fotografía le acompañaba un texto: «Vuestros valores son mis valores… gracias por darme de nuevo el placer de estudiar… esto [en referencia a la medalla de oro] también es vuestro… gracias».
El mensaje iba dirigido a la Universidad Católica San Antonio de Murcia (www.ucam.edu), que apoya económicamente a la atleta y donde Beitia estudia el grado de Psicología.
11 septiembre 2016
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