sábado, 26 de agosto de 2017

Para trascender hay que servir

Inteligencia y voluntad puesta al servicio; puestas al servicio de la verdadera trascendencia

Por: Lourdes Gomez Reyes | Fuente: yoinfluyo.com



En una ocasión, una alumna en su graduación de preparatoria comenzó su discurso diciendo: “Para trascender hay que servir.” Trascender: “ir más allá del límite”; “la inmortalidad del alma.” ¿Por qué debía esto venir al caso en una graduación?

El tema de la trascendencia importa particularmente cuando la vida está por tomar otro rumbo, o cuando se empieza a forjar un futuro, ya que de los ideales depende hasta dónde una persona pueda llegar.

El deseo de trascender del ser humano se refleja, entre otras cosas, en tantas ciencias, filosofías, y corrientes que ahora estudian la muerte, la vida, el duelo.

Es un tema que a todos concierne, que está ahora de moda, y del cual todos tarde que temprano nos sentimos con derecho a opinar. Y esta alumna opinó que para que nuestro paso por la tierra no sea estéril, es necesario servir.

Servir a Dios = trascender

¡Cuántas ocasiones no tenemos durante nuestra vida de reflexionar sobre estas verdades!

Navidades, años nuevos, muertes, nacimientos, graduaciones, etcétera, servir… en un velorio es tan claro que la vida es corta, que Dios existe, que los seres queridos se marchan, que la mayoría de las veces no dejamos más que recuerdos, que hay que aprovechar el tiempo, que debe haber algo más.

En la vida ordinaria, ¿será tan claro? ¿por qué será que el ser humano puede asistir a un sin número de velorios y no buscar una vida de servicio a los demás? ¿o porqué no decidirse a vivir cara a Dios? ¿a servir a Dios? ¿Le faltarán razones?

Hay una frase que dice: "fuertes razones hacen fuertes acciones". La vida eterna debiera ser una fuerte razón, sin embargo a veces pareciera que no hemos entendido lo que hay que hacer para ganarla. Tenemos la brújula descompuesta y lo consideramos algo relativo, siendo que Dios ha querido mostrarnos el camino.

Inteligencia y voluntad

Se dice que el valor de un hombre no depende tanto de la fuerza de su entendimiento, como de su voluntad.

Y entonces habrá que considerar si más bien es que no hemos querido entender lo que debemos hacer para ser coherentes con nuestra fe, para vivir cara a Dios, sin miedo a la muerte.

¿Será que quiero llegar al polo norte, pero pienso que el norte está para el sur? o ¿será más bien que quiero llegar al norte caminando hacia el sur? porque claro está que el deseo de trascender lo llevamos todos.

El corazón del hombre: su conciencia

En una persona la inteligencia puede estar muy clara, pero si la voluntad estuviera mal orientada, por más esfuerzos de entender, su conciencia quedó ofuscada.

Y es que la voluntad es querer y queremos también con el corazón. Cuidado donde uno lo ponga, porque ahí, sí que será donde en la vida ordinaria se manifiesten nuestras razones.

Pascal lo decía así: “el corazón tiene razones que la razón no entiende”.

Si estamos en esta vida para trascender, ¡qué bueno es reflexionar sobre la muerte y sobre la vida! pero igual de bueno es encaminar a diario la voluntad y el corazón a la voluntad de Aquel que nos puso en este mundo.

Es la capacidad de amar lo que nos hace superiores a cualquier creatura, pero en la libertad de corazón, si no ponemos esfuerzo podemos errar el camino.

“Nunca digas nunca”

“Nunca digas de esta agua no beberé.” Cuántas veces a la vuelta de la vida cambia la manera de concebir los principios morales, o se tiene un credo pero resulta que se opta por actuar de manera contraria. Le pasaba a San Pablo: “Hago el mal que no quiero y dejo de hacer el bien que quiero.”

Por lo tanto, el riesgo de todo ser humano no está en equivocarse, sino en equivocarse y no darse cuenta que está equivocado, o permanecer en un camino que antes no hubiera elegido por las razones equivocadas, porque como consecuencia se nubla su inteligencia.

El detalle del “nunca digas de esta agua no beberé” en las cosas que a la moral o al alma se refieren, no debe ser tanto el riesgo de beberla alguna vez, sino el de continuar bebiéndola por la comodidad, la ignorancia, el miedo de no reconocer el error, o el famoso "todo mundo lo hace."

La conciencia tiene esa capacidad de auto convencimiento. Quien no vive como piensa acaba pensando cómo vive y tal vez es por esto que a pesar de reflexionar muchas veces durante nuestras vidas, no logramos ser totalmente coherentes.

"Preguntarle a Dios que quiere de mí equivale a preguntarle qué debo hacer para ser feliz."

¿Cómo y cuanto servimos a Dios y a los que nos rodean? al pensar en la muerte y en el camino de la vida, ¿será importante tener ideas claras?

Si. Pero no bastan. Hacen falta convicciones profundas para poner el corazón en su lugar, fortaleza para levantarlo incontables ocasiones, para pedir perdón y fe para volver a entregárselo a Dios cuantas veces sea necesario, luchando día con día.

Es importante saber a dónde vamos, es importante preguntarle a Dios a donde quiere que vayamos, esa pregunta es personal, pero puede requerir consejo de algún director espiritual para afinar la conciencia. Y mucho valor para actuar en consecuencia.

Sin embargo, toda elección implica una renuncia, y si elijo trascender he de renunciar a una vida cómoda y sin servicio. “Lo que hace falta para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado” San Josemaría.

Chistoso, porque ahora llamamos amor a muchas cosas que no lo son y pretendemos tener una fe al gusto del cliente.

Es contradictorio pretender amar a Dios y luego no buscar el camino para llegar Él. Es contradictorio elegir, solo en ciertos momentos de reflexión de nuestra vida, una meta de trascendencia y pretender llegar a ella por el camino fácil. No puedo querer llegar al norte caminando hacia el sur.

“Dichosos los limpios de corazón porque verán a Dios”

Hay quienes opinan que seguir a Dios es algo muy difícil o no tan valioso en el mundo moderno.

Nadie niega que ir contracorriente y aceptar la voluntad de Dios cuesta trabajo. Pero en realidad, es reconfortante saber que para trascender en esta vida no es necesario no equivocarse nunca, ni tener siempre todas las virtudes. Ya que de ser así ni San Agustín, ni la magdalena, ni tantos otros lo hubieran logrado.

La fe y la esperanza están en admitir que Dios no pierde batallas y por eso vale la pena entregarle la vida entera, comenzando y recomenzando lo que haga falta.

Y justo porque nos ama tal cual somos, y no nos pide no caernos nunca, tampoco bastan, aunque ayudan mucho, las buenas intenciones y las buenas obras para trascender… basta el amor: poner el corazón en donde Dios quiere que lo ponga.

“El día que me muera. Dios no me va a juzgar por los lugares de la tierra que he tenido la dicha de conocer, ni por la gente importante a la que he tratado, ni por los recuerdos que conservé de mi juventud. En el fondo, no querrá saber a cuantos leprosos atendí, ni cuanto afán puse en que los niños aprendieran. Cuando muera y me encuentre frente a frente con Cristo, Jesús sólo se va a interesar por mi amor: como he amado, cuanto he amado, a quien he amado, por qué razón he amado. Y en la respuesta a estas preguntas estará mi salvación.” San Juan de la Cruz.

@yoinfluyo

sábado, 19 de agosto de 2017

En un año asesinaron a su marido y a su hijo: «¿Quiénes somos para cuestionar la voluntad de Dios?»

En un año asesinaron a su marido y a su hijo: «¿Quiénes somos para cuestionar la voluntad de Dios?»
El hijo (izquierda) y el marido (derecha) de Agnes fueron asesinados brutalmente y a sangre fría
 
Agnes ha experimentado sufrimientos tan grandes que a muchas personas le llevarían a la desesperación más absoluta. Pero lejos de dejarse llevar por la tristeza esta mujer se abrazó a la fe y a la Eucaristía tras ver cómo en apenas un año su hijo y su marido eran asesinados en circunstancias truculentas. Aun así ha podido perdonar y ahora ayuda a otras personas que están pasando por la misma situación que ella.

Su vida no fue fácil desde el principio. Agnes Fernandes junto a su marido Joe y sus dos hijos abandonaron su hogar en Kuwait para vivir en Houston. Años antes ya habían tenido que dejar su país natal tras la invasión de Sadam Hussein con poco más que lo puesto llegando en autobús a un campo de refugiados.

Una fe firme en toda circunstancia
 
“Con Dios de nuestro lado, huimos del país”, asegura Agnes, cuya familia siempre se ha mantenido con una fe católica firme pese a las dificultades. Una vez que la familia pudo regresar a Kuwait, pasó a ser la única profesora católica en una escuela musulmana donde sus hijos a su vez eran los dos únicos católicos de los más de 1.600 alumnos. Así, esta mujer recuerda que “a pesar de que lo habíamos perdido todo nunca perdimos nuestra fe en Dios”.

Así educaron a sus hijos y pese a las trabas para poder acudir a la que entonces era la única iglesia católica en el país nunca faltaban a misa, aunque tuvieran que ir el jueves o el viernes puesto que el domingo era un día laborable.

El sueño americano
 
Con la promesa de disfrutar de la libertad religiosa y de una mejor educación para sus hijos, esta familia decidió iniciar una nueva vida en Estados Unidos. Agnes rápidamente fue contratada como profesora en una escuela católica y su marido consiguió empleo como representante de ventas. “La vida era buena en Estados Unidos”, afirma esta mujer a Our Sunday Visitor.

Sin embargo, nunca imaginó el vuelco que daría su vida en unos pocos meses. En 2008 estaba preparando junto con su hija Tina la boda de ésta cuando de repente llamó a la puerta de su casa un detective que buscaba información sobre un homicidio. Creía que el cuerpo hallado podría ser el de su hijo Johny. “Mis rodillas temblaban, no paraba de sudar y mi corazón se disparó”, recuerda.



"Todo mi mundo se vino abajo"
 
“Sentí que iba a desmayarme. Me preparé para lo peor. Realmente quería creer que mi hijo seguía vivo y que se habían equivocado de persona. No fue hasta que mi hija Tina miró la foto e identificó el rostro de mi hijo cuando supe que se había ido. Todo mi mundo se vino abajo. Sentía que estaba en un sueño horrible, y quería desesperadamente despertarme”.

Aun fue peor cuando supieron que el asesino, que huyó y fue perseguido por varios estados, era el mejor amigo de su hijo, al que habían acogido en casa como un miembro más de la familia. Finalmente fue detenido y condenado a 25 años de prisión.

Apenas un año después de este terrible suceso la desgracia volvía a su casa. Una llamada en mitad de la noche la dejó de nuevo destrozada. Su marido había sido asesinado. Joe se ofreció a ayudar esa noche a un amigo en una tienda durante unas horas. A medianoche debía estar en casa pero no llegó. A las 2:45 le dijeron que le habían matado en un robo. Cuatro jóvenes entraron a la tienda en la que estaba y cuando Joe no pudo abrir la caja registradora con la velocidad suficiente, uno de los ladrones le disparó.

"Me volví a Dios para pedirle consuelo"
 
“De la noche a la mañana mi vida cambió y mi mundo se derrumbó en pedazos. Cuando murió Johny sentí que una parte de mi corazón se iba con él. El dolor era tan intenso que a veces no sentía ningún dolor en absoluto. Entonces, cuando Joe murió, la otra mitad de mí se fue con él. Mi mundo entero estaba sacudido, así que me volví a Dios para pedirle consuelo, fuerza y sanación”.

Tres de estos jóvenes fueron condenados a cadena perpetua, el cuarto a 12 años tras cooperar con la Policía.



"Sólo Dios puede sanar"
 
Agnes podía haberse alejado de Dios pero no lo hizo y sostiene que “nunca se enfadó o culpó a Dios”. “Creo firmemente que sólo Dios puede sanar. Me dirigí a él con absoluta desesperación, fe y confianza”, asegura. Y recuerda además que encontró la fuerza para seguir adelante en la oración, la adoración eucarística y la santa Eucaristía.

Esta mujer habla desde su experiencia y considera que el perdón y la curación es algo continuo que comienza incluso antes de levantarse de la cama cada mañana y recitando la “oración milagrosa”, ella declara su perdón a los que asesinaron a su marido y su hijo.

"Dios nos da fuerzas para carga con nuestras cruces"
 
Su apostolado lo ha centrado ahora en ayudar a personas afligidas que han vivido situaciones parecidas a la suyas. Se llama Familias Afligidas, y se trata de un grupo de apoyo a las familoas que han perdido trágicamente a un ser querido.

“Dios nos da la fuerza para llevar nuestras cruces en la vida si le abrimos nuestros corazones. Como mi esposo siempre decía: ‘¿quiénes somos nosotros para cuestionar la voluntad de Dios? Cuando Dios pone una prueba en nuestra vida, ¿quiénes somos nosotros para hacer una pregunta? No deseo ningún mal a los asesinos que trajeron tanto dolor y desesperación a nuestra familia. Solo rezo para que se reconcilien con Dios”.
 
 
10 agosto 2017
 
 

sábado, 12 de agosto de 2017

Quería ser madre y sus patrocinadores huyeron: 7 meses después de dar a luz es campeona del mundo

Quería ser madre y sus patrocinadores huyeron: 7 meses después de dar a luz es campeona del mundo

Blanca Manchón se ha proclamado campeona del mundo siete meses después de dar a luz
 Recientemente, la exatleta y campeona olímpica Sanya Richards hacía una desgarradora confesión asegurando que había abortado un día antes de viajar a Pekín para competir en los Juegos Olímpicos. La presión a la que estaba sometida le hizo tomar la peor decisión de su vida, tal y como aseguraba ella misma.

Pero además hacía otra revelación. No conocía a prácticamente ninguna otra atleta de élite que no hubiera abortado. Hoy por hoy ser madre en el deporte de élite es una rareza puesto que incluso estas mujeres tienen que firmar clausulas antiembarazo. Se arriesgan a perder patrocinadores y el entorno no las ayuda.

“Muchas de las mujeres que conozco en atletismo han tenido al menos un aborto. En este mundo, priorizar los objetivos deportivos y la competencia sobre un bebé es casi una norma”, aseguraba.

Romper el muro con contundencia

 
Sin embargo, una deportista de élite española se ha enfrentado a este muro, ha sufrido lo indecible por ello pero finalmente ha salido triunfante abriendo camino a muchas mujeres deportistas que quieren ser madres.


 







  


11 agosto 2017

sábado, 5 de agosto de 2017

uando se maquillaba para ir de fiesta sintió que la Virgen la miraba al alma... eso la transformó






Cuando se maquillaba para ir de fiesta sintió que la Virgen la miraba al alma... eso la transformó


Natalia Peinado, de Madrid, ha contado, con 20 años, su testimonio de transformación gracias a la Virgen María en el programa “Cambio de Agujas” en HM Televisión (www.eukmamie.org/es/). Es la historia de cómo en cierto momento sintió que podía ver su vida y su pecado con los ojos de la Virgen… y eso cambió sus hábitos y su vida.

Unos padres, entonces, alejados de la fe


Natalia explica que en su infancia acudió a misa alguna vez con su padre o sus abuelos pero que en general era una familia sin interés por la religión. Sus padres no estaban casados y en su casa había bastantes discusiones. Pero ella y su hermana pasaban mucho tiempo con sus abuelos y considera que fue una infancia en general muy feliz.

Una abuela que amaba a la Virgen


Su abuela se esforzó en enseñar la fe a las niñas: la abuela les hablaba de la Virgen, les enseñaba a rezar el Rosario, les contaba historias de santos... Ella las apuntó a catequesis. En la adolescencia seguía acudiendo a catequesis y grupos de postconfirmación. Además, a Natalia le gustaba estudiar y en el instituto no le iba mal.


Natalia, enfocada en la foto, cuando salía con sus amigos en ambientes con droga y exceso de alcohol y de relaciones tóxicas

Una herida y de fiesta en fiesta


Cuando ella tenía 12 años murió su abuela. Y quedó en su corazón una herida que en los años siguientes, de adolescencia, en parte la separó de Dios y en parte la llevó a buscar “algo”, yendo de fiestas a escondidas, engañando a sus padres.
En esta época sus padres habían encontrado la fe y no sabían en qué estaba metida su hija.


Nos movíamos con mis amigas en ambientes de mucho alcohol, mucha droga y mucha impureza. Volvía muy tarde de fiesta el sábado y mi madre me decía: ‘mañana a las nueve de la mañana te recojo para ir a misa’. Y yo iba, no nos saltábamos nunca la misa de domingo”.

Una doble vida mal gestionada


Después entró en la Universidad para estudiar Magisterio: ella siempre había querido ser maestra. Fue entonces cuando conoció a religiosos y de Siervos del Hogar de la Madre. “Me impresionaba su autenticidad, nunca había visto sacerdotes así”.También acudió a algunos encuentros con las Siervas del Hogar de la Madre, pero no le gustaron porque sentía que lo que ellas enseñaban cuestionaba su estilo de vida.


De hecho, ella sentía que llevaba una doble vida y no era capaz de gestionarla. Era buena estudiante, se trataba bien con sus padres, pero las noches salía con las amistades malas (“también tenía buenas, pero con ellas no iba de fiesta”). Hoy, dice, “veo esos años como perdidos, veo que no he sabido disfrutar bien mi adolescencia”.


Una experiencia de la Virgen, ante el espejo

Una noche estaba en casa de unas amigas, maquillándose en el cuarto de baño, preparándose para salir de fiesta, se miró al espejo… “y de repente experimenté muy fuerte que la Virgen María era la que me estaba mirando, directamente al alma”.


“Sufrí tantísimo… porque estaba viendo lo que iba a hacer luego, con qué intenciones salía, lo que iba a ver, oír, toda mi miseria… Era como ver mi alma con los ojos de la Virgen. Me sentí tan asquerosa… Pero eso para mí fue una gracia enorme. Tomé mis cosas, salí corriendo, era la una de la mañana, llamé a mi madre… le dije ¿puedes venir a por mí? Y con una dulzura, como de la Virgen, me dijo: ahora voy. Ya no volví a salir de fiesta.”

La nueva vida, y la misa diaria


Ya a partir de entonces empezó a crecer en la fe en serio. Le costaba haber dejado la vieja vida pero un grupo de jóvenes con fe y un matrimonio que los acompañaba le ayudaron.
– ¿Tú vas a misa cada día? -le preguntaron. Ella iba los domingos y pensaba que ¿para qué ir diariamente?


 Es que el Señor quiere hablarte cada día, en cada eucaristía. Es alimento para tu alma, eso te sostiene -le explicaron.


Y empezó a ir a misa diaria y ya sentía que Dios le acompañaba y le guiaba, era más fácil escuchar su voz. “Experimentaba mucho su misericordia. Que Él me decía que me amaba, que estaba dispuesto a perdonarme todo. Pero me costaba dejarme cambiar por Él”. Solo por cambiar de amistades ya pensaba que se le iba a acabar el mundo. Pero poco a poco fue creciendo en la fe, aprendió a estar más cercana a su familia, dar ejemplo a su hermana, etc…


A una chica volcada en la fiesta y en la búsqueda de hombres Natalia le diría: “¿Qué tienes que no te haya dado Dios? Él te ha dado la vida, ¿cómo la usas? Serás examinada en el amor…”

Vocación, Rosario y la Virgen como Madre


Hoy es candidata en las Siervas del Hogar de la Madre. “No voy a encontrar a nadie mejor que el Señor, hay una seguridad en que Él me va a cuidar y sostener”, afirma. Ya no busca la felicidad “en las cosas y en las personas” sino en la voluntad de Dios. “Cuando dices que sí al Señor, a su plan para tu vida, vida religiosa, o matrimonio, ganas su libertad, la de los hijos de Dios”.


Recuerda que de niña, con la abuela, rezaba mucho el Rosario, a veces cada día. “Hoy el Rosario es lo que más me cuesta pero también lo que más me ayuda. Siento que la Virgen quiere derramar muchas gracias a través del Rosario.”


En Fátima sintió que “la Virgen me quiere como una madre“. Antes ella la veía como “la Madre de Jesús”, y en Fátima entendió que era también su madre. Allí retomó el Rosario y se confesó tras muchos meses lejos de la Reconciliación.
“Siento que si alejo la vista del Señor ella me toma de la mano y me lleva corriendo a Él”, explica.

(Publicado originariamente en www.carifilii.es a partir de la video-entrevista en EUK Mamie HM Televisión)