Por: Javier Ordovás | Fuente: Catholic.Net
La
Iglesia Católica, por decisión del Papa o de un Concilio Ecuménico,
otorga en forma oficial a los santos y santas, que en su
vida produjeron obras trascendentes, enriquecedoras de la doctrina y
afirmadoras de la fe, el reconocimiento honorífico de Doctor o Doctora
de la Iglesia.
Con
respecto al reconocimiento de Padre de la Iglesia, el de Doctor de la
Iglesia no implica la antigüedad, pero exige necesariamente una ciencia
extraordinaria y una aprobación solemne de la Iglesia.
La más recientemente nombrada Doctora, por el Papa Benedicto XVI, es la más antigua en el calendario.
Estas
son las breves biografías de estas cuatro santas, por orden de
antigüedad de sus vidas. Es una pena tener que reducir a tan poco
espacio unas vidas tan interesantes; por supuesto que hay muchas
biografías de cada una de ellas que vale la pena leer.
Santa Hildegarda de Bingen (Alemania)
(1098-1179) Fue abadesa, líder
monacal, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana. Es
conocida como la “sibila del Rin” y como “la profetisa teutónica”. El 7
de octubre de 2012 el papa Benedicto XVI le otorgó el título de Doctora
de la Iglesia junto a San Juan de Ávila durante la misa de apertura de
la XIII Asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos.
Considerada
por los especialistas actuales como una de las personalidades más
fascinantes y polifacéticas del Occidente europeo, se la definió entre
las mujeres más influyentes de la Baja Edad Media, entre las figuras más
ilustres del monacato femenino y quizá la que mejor ejemplificó el
ideal benedictino, dotada de una cultura fuera de lo común, comprometida
también en la reforma de la Iglesia, y una de las escritoras de mayor
producción de su tiempo.
Santa Catalina (1347-1380) nació
en Siena (Italia), hija de padres virtuosos y piadosos. Vivió 33 años,
segunda mujer Doctora de la Iglesia, lo cual logró sin saber leer ni
escribir (como la mayoría de las personas de la época), con el dictado
de muchas cartas y sobre todo con el “Dialogo sobre la Divina
providencia”, es patrona de Italia junto con San Francisco de Asís.
Fue
favorecida por Dios con gracias extraordinarias desde una corta edad, y
un gran amor hacia la oración. A los siete años, consagró su virginidad
a Dios a través de un voto privado. A los quince años de edad, asistía
generosamente a los pobres, los enfermos y daba consuelo a los afligidos
y prisioneros. Prosiguió el camino de la humildad, la obediencia y la
negación de su propia voluntad.
En
medio de sus sufrimientos, su constante plegaria era que dichos
sufrimientos podían servir para la expiación de sus faltas y la
purificación de su corazón. Tomó un papel muy activo y decisivo en el
regreso de la residencia del Papa desde Avignon a Roma e influyó en
importantes autoridades de la época.
El
Papa Pío II canonizó a Catalina en 1461, y el Papa Pablo VI le otorgó
el título de Doctora de la Iglesia in 1970, haciéndola una de las
primeras mujeres en recibir este honor. Su Fiesta es el 29 de abril.
Santa Teresa de Ávila: 67
años (1515-1582) primera mujer Doctora de la Iglesia, mística española,
fundadora de las Carmelitas Descalzas, escribió su Biografía y los
libros: “El camino de la perfección”, “Pensamiento sobre el amor de
Dios”, y el “Castillo interior”; fue doctorada por el Papa Pablo VI el
27 de septiembre de 1970.
A
los dieciocho años, entra en el Carmelo. A los cuarenta y cinco años,
para responder a las gracias extraordinarias del Señor, emprende una
nueva vida cuya divisa será: «O sufrir o morir».
Funda
el convento de San José de Ávila, primero de los quince Carmelos que
establecerá en España. Con San Juan de la Cruz, introdujo la gran
reforma carmelitana. Sus escritos son un modelo seguro en los caminos de
la plegaria y de la perfección. Murió en Alba de Tormes el 4 de octubre
de 1582. Su fiesta se celebra el 15 de Octubre.
Santa Teresa de Lisieux o del Niño Jesús (1873-1897),
la más joven doctora de la Iglesia, quien solo vivió 24 años y toda su
experiencia mística se recoge en su libro “Historia del alma”. Nació en
la ciudad francesa de Alencon, sus padres ejemplares eran Luis Martin y
Acelia María Guerin, ambos venerables.
Murió
en 1897, y en 1925 el Papa Pío XI la canonizó, y la proclamaría después
patrona universal de las misiones. La llamó “la estrella de mi
pontificado”, y definió como “un huracán de gloria” el movimiento
universal de afecto y devoción que acompañó a esta joven carmelita.
Proclamada Doctora de la Iglesia por el Papa Juan Pablo II el 19 de Octubre de 1997, día de las misiones.
Las
cuatro Doctoras fueron místicas con una gran capacidad de acción; quizá
el tipo de personas que necesita la sociedad: muy metidas en Dios y muy
dentro del mundo.
Para los más curiosos esta es la lista de los restantes 31 Doctores de la Iglesia:
En primer lugar, los ocho que, a su vez, por su antigüedad, son también “Padres de la Iglesia”:
S. Ambrosio, S. Jerónimo, S. Agustín, S. Gregorio Magno, S. Atanasio,
S. Basilio, S. Gregorio Nazianceno, S. Juan Crisóstomo.
S.
Tomás de Aquino, S. Buenaventura, S. Anselmo de Canterbury, S. Isidoro
de Sevilla, S. Pedro Crisólogo, S. León Magno, S. Pedro Damián, S.
Bernardo, S. Hilario de Poitiers, S. Alfonso María de Ligorio, S.
Francisco de Sales, S. Cirilo de Alejandría, S. Cirilo de Jerusalén, S.
Juan Damasceno, S. Beda el Venerable, S. Efrén de Siria, S. Pedro
Canisio, S. Juan de la Cruz, S. Roberto Belarmino, S. Alberto Magno, S.
Antonio de Padua, S. Lorenzo de Brindisi.
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