Por: Redacción | Fuente: Religión en Libertad
El
gobierno filipino rechazó la apelación de sor Patricia Fox, anciana
misionera australiana obligada por las autoridades a dejar el país. La
religiosa de 71 años, superiora de las Religiosas de Nuestra Señora de
Sión en Filipinas, pedía se le reconociera la visa como religiosa
misionera, que le habían revocado el pasado 23 de abril.
Sor
Patricia, está en el país desde hace 27 años donde desarrolló su obra
entre los agricultores y las poblaciones indígenas. Recientemente, la
religiosa tomó parte en una misión internacional de investigación y
solidaridad que investigaba sobre presuntas violaciones de los derechos
contra los campesinos y los tribales Lumad, en la isla meridional de
Mindanao.
Duterte, orgulloso de la detención y expulsión
Según
informa AsiaNews, las autoridades acusan a la religiosa de “haber
participado en manifestaciones anti-gobierno” en las ciudades de Davao y
Tagum.
El
presidente filipino, Rodrigo Duterte, admitió haber ordenado a las
autoridades que investigaran a la monja, a la que acusó de "no tener
vergüenza" por supuestamente posicionarse en contra de su
Administración.
Según
la Conferencia Episcopal filipina, la religiosa realizó actividades "en
defensa de los derechos humanos y de ayuda a los más desfavorecidos", y
según la prensa local se posicionó en contra de la violenta campaña
contra la droga de Duterte que en apenas dos años ha causado miles de
muertos.
No hay marcha atrás
Después
de una investigación pedida por el presidente Duterte, el jefe de la
Oficina de Inmigraciones (BI), Jaime Morente, había comunicado a la
religiosa la orden de dejar el país dentro de 30 días. Esta semana, la
oficina gubernamental avalaba su decisión en un documento de 3 páginas.
“Esta orden es definitiva y ejecutiva. No aceptaremos ninguna ulterior
moción para su revisión".
El
procedimiento de deportación emitido contra la religiosa por presuntas
actividades políticas está todavía en suspenso, en cuanto este sigue un
proceso distinto de la revocación de la visa. En espera de la resolución
de la apelación contra la expulsión, Sor Patricia podría igualmente
volver al país como “turista”, en cuanto todavía no está en la lista
negra de la Oficina.
El
gobierno de Duterte, que mantiene tensas relaciones con la Iglesia,
reafirma que la religiosa “obró más allá de las actividades permitidas”
por su visa, trabajando fuera de Quezon City, el lugar “donde había
afirmado que habría conducido su obra misionera”.
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