sábado, 29 de febrero de 2020

No clericalizar a las mujeres

Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas


Por: Mons. Felipe Arizmendi Esquivel | Fuente: Catholic.net




VER
Más de dos terceras partes de los miembros del pasado Sínodo para la Amazonia propusieron que se pudiera ordenar como diaconisas a mujeres que colaboran pastoralmente en esa región. Sería una forma de potenciar su servicio evangelizador, no para que, con el tiempo, se les concediera el sacerdocio, pues el diaconado no es en orden al sacerdocio, sino al servicio a la comunidad. 

El Papa no accedió a esta petición y da unas razones profundas, en el sentido de que las mujeres no necesitan esta ordenación para hacer lo que hacen y mucho más. No se puede seguir pensando que la ordenación es para tener poder eclesial.

Conocemos mujeres que han influido mucho en la historia de los pueblos y en la pastoral, sin ser sacerdotisas o diaconisas. Cada quien podría dar ejemplos. La Virgen María, Santa Teresa de Avila, la Madre Teresa, y tantas otras, son casos preclaros. Mi abuela, sin muchas letras, fue significativa para la evangelización de mi pueblo.

En mi diócesis anterior, existe una Coordinación Diocesana de Mujeres (CODIMUJ) que ha trabajado mucho para que las mujeres indígenas asuman su dignidad en la familia y en la comunidad. El cargo de Canciller de la diócesis lo desempeña, desde hace muchos años, una mujer, religiosa o laica, y en forma ejemplar. 

No es sólo una secretaria, sino que es el primer rostro de la Iglesia local, quien recibe y atiende personas y asuntos, quien ayuda con su palabra a tomar decisiones. En el Consejo Diocesano de Pastoral, son varias mujeres que aportan su palabra y tienen influencia decisiva. En el Seminario, una religiosa dominicana imparte clases de teología dogmática, pues está preparada académicamente para ello.

Conforme a la normatividad canónica, autoricé a mujeres indígenas para que celebraran el bautismo, donde no había diáconos permanentes y difícilmente llegaba el sacerdote. Con el apoyo de la conferencia episcopal y la autorización suprema de Roma, esas mismas mujeres presidían la celebración canónica de matrimonios, previa formación de ellas y de la comunidad.

Sin tantas mujeres apostólicas que hay, la pastoral se derrumbaría. Un día sin ellas en la pastoral, sería un desastre. Sin su cercanía y su amor generoso en la familia y en la comunidad, sobre todo para los enfermos, ancianos y descartados, se acabaría el sol de la vida y de la esperanza.


PENSAR
 
En su Exhortación Querida Amazonia, el Papa Francisco dice:
“Se necesitan sacerdotes, pero esto no excluye que ordinariamente los diáconos permanentes —que deberían ser muchos más en la Amazonia—, las religiosas y los mismos laicos asuman responsabilidades importantes para el crecimiento de las comunidades y que maduren en el ejercicio de esas funciones gracias a un acompañamiento adecuado” (92).

“Hay comunidades que se han sostenido y han transmitido la fe durante mucho tiempo sin que algún sacerdote pasara por allí, aun durante décadas. Esto ocurrió gracias a la presencia de mujeres fuertes y generosas: bautizadoras, catequistas, rezadoras, misioneras, ciertamente llamadas e impulsadas por el Espíritu Santo. Durante siglos las mujeres mantuvieron a la Iglesia en pie en esos lugares con admirable entrega y ardiente fe” (99).

“Esto nos invita a expandir la mirada para evitar reducir nuestra comprensión de la Iglesia a estructuras funcionales. Ese reduccionismo nos llevaría a pensar que se otorgaría a las mujeres un status y una participación mayor en la Iglesia sólo si se les diera acceso al Orden sagrado. Pero esta mirada en realidad limitaría las perspectivas, nos orientaría a clericalizar a las mujeres, disminuiría el gran valor de lo que ellas ya han dado y provocaría sutilmente un empobrecimiento de su aporte indispensable” (100).

“Las mujeres hacen su aporte a la Iglesia según su modo propio y prolongando la fuerza y la ternura de María, la Madre. Sin las mujeres, la Iglesia se derrumba” (101).

“En una Iglesia sinodal las mujeres deberían poder acceder a funciones e incluso a servicios eclesiales que no requieren el Orden sagrado y permitan expresar mejor su lugar propio. Cabe recordar que estos servicios implican una estabilidad, un reconocimiento público y el envío por parte del obispo. Esto da lugar también a que las mujeres tengan una incidencia real y efectiva en la organización, en las decisiones más importantes y en la guía de las comunidades, pero sin dejar de hacerlo con el estilo propio de su impronta femenina” (103).


ACTUAR
 
No hace falta que un día se pongan en huelga pastoral las mujeres apóstoles seglares, para que les demos su lugar; pero valoremos más su aporte femenino, promoviéndolas con cargos importantes en la comunidad eclesial y agradeciendo su servicio, casi siempre gratuito.

sábado, 22 de febrero de 2020

La salud como tesoro y como tarea

No implica caer en una obsesión dañina.

Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net



La salud es un tesoro con el cual podemos hacer tantas cosas: trabajar, estudiar, servir, rezar.


La salud es un tesoro frágil: basta un poco de viento, una comida defectuosa o un virus para que la enfermedad entre con fuerza en la propia vida.


Para proteger la salud, tomamos precauciones, pedimos ayuda, suplicamos a Dios que nos la conserve o la devuelva.


La salud, entonces, es también una tarea. Estamos llamados a protegerla en lo que respecta a nosotros y a quienes tenemos a nuestro lado.


Trabajar por la salud, ciertamente, no implica caer en una obsesión dañina que nos impida realizar obras buenas y correr algunos riesgos al ayudar a otros.

Tenemos salud no como un fin en sí mismo, sino como un medio para mejor disponer de nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón para amar y servir.


¿Y qué ocurre cuando una enfermedad breve o una enfermedad que se hace crónica obstaculizan nuestros deseos de vivir para los demás?


En muchos casos, la enfermedad deja espacios para obras de servicio quizá pequeñas, pero no por ello menos valiosas.


Basta con pensar, con la tradición de la Iglesia, en lo que significa ofrecer los propios dolores, unidos a los de Cristo, para el bien de otros (cf. “Catecismo de la Iglesia Católica”, nn. 1521-1522).


Como reza un himno de la liturgia de las horas en español, podemos pedirle a Dios fuerza para cuando nos llegue una enfermedad:


“Que, cuando llegue el dolor,
que yo sé que llegará,
no se me enturbie el amor,
ni se me nuble la paz”.

 


Dios me concede un nuevo día. Con la salud recibida podré dedicarme a amar. Con los pequeños sufrimientos que lleguen me uniré más a Cristo y así colaboraré en la difusión de Su Amor en el mundo...

sábado, 15 de febrero de 2020

Protecciones y discriminaciones arbitrarias

Evitar sitaciones que no protejan a todos.

Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net




Proteger a los débiles es una función necesaria del derecho y una tarea que asumen quienes aman la justicia.

En ocasiones, sin embargo, bajo la excusa de proteger a los débiles, se aprueban leyes injustas, que van contra elementos básicos del derecho.

Ello ocurre, por ejemplo, cuando para proteger a grupos o categorías de seres humanos se toman medidas que van contra la sana presunción de inocencia en los procesos penales, o cuando se proponen castigos excesivos a los culpables.

También ocurre cuando se protegen a algunas categorías y se permiten, impunemente, daños e injusticias contra otras.

Así, algunas sociedades que se autodeclaran democráticas y amantes del derecho por proteger a adultos en situaciones de discriminación, al mismo tiempo permiten el aborto de miles de embriones y fetos por sus defectos genéticos o, simplemente, por no ser queridos por sus madres.

Un Estado y un pueblo que amen, de verdad, la justicia, promueven protecciones equilibradas y justas hacia los adultos que más necesiten ayuda en el ejercicio de sus derechos, y evitan cualquier tipo de leyes con las que sea posible dañar a otras categorías de seres humanos necesitados.

En cambio, un Estado y un pueblo caen en la demagogia y el arbitrarismo cuando dicen defender los derechos de algunos, a veces de grupos de presión bien organizados, mientras aprueban el aborto en general, o el aborto discriminatorio que se aplica contra los embriones con síndrome de Down o con otras patologías.

Las diversas campañas orientadas a defender los derechos humanos fundamentales evitarán este tipo de situaciones si promueven, de verdad, medidas orientadas a la protección de todos, desde antes del nacimiento hasta las últimas etapas de la vejez.

sábado, 8 de febrero de 2020

Los "Millenials" y las vocaciones

Jóvenes de la generación menos religiosa de EEUU producen oleada de vocaciones sacerdotales

Por: Redacción | Fuente: es.gaudiumpress.org




 La generación actual de jóvenes en Estados Unidos, conocidos como los "Millennials" por su nacimiento en la cercanía del fin del milenio, está produciendo el aumento en las vocaciones sacerdotales.

 Este hecho contrasta con los estudios que identifican a esa generación como la menos religiosa, con menor asistencia al Eucaristía, menos posibilidad de unirse en matrimonio sacramental o identificarse a sí mismos como católicos. 

Y, sin embargo, son justamente los jóvenes quienes están dando la vuelta a las estadísticas sobre vocaciones.

Un ejemplo de esta realidad es el Seminario de Santa María en El Ateneo de Ohio, que realiza actualmente su primera expansión en 60 años y cuyo crecimiento llamó la atención de la prensa secular.


 De contar con más de 200 seminaristas en los años 60, el seminario llegó a un número de 40 en 2011, un oscuro panorama para la Iglesia local. Sin embargo, el Seminario registra actualmente 82 estudiantes, mayoritariamente de edades de 18 a 35 años, quienes según las estadísticas serían los menos probables.


"Yo admiro su valentía", comentó el Arzobispo de Cincinnati, Mons. Dennis Schnurr, según informó Crux. "Es una sociedad mucho más secular. 

Es más difícil ir que cuando yo estaba contemplando el sacerdocio". 

Es posible que justamente la contradicción haya animado a los fieles a asumir un compromiso más decidido en rechazo de la fuerte presión cultural. 

"Vinieron de esa cultura. Ellos vivieron en esa cultura", comentó el P. Benedict O'Cinnsealaigh, Presidente del Seminario de Santa María. "Ellos saben que la cultura no tiene las respuestas que estaban buscando".


Los seminaristas resultan siendo un ejemplo de transformación y novedad a pesar de pertenecer a una institución con dos mil años de historia, porque la sociedad ha cambiado tanto que son ellos quienes viven fuera de las convenciones.

 "Vamos a predicar el Evangelio a una cultura que lo necesita desesperadamente", afirmó Jarred Kohn, uno de los seminaristas.

 "Tratar de vencer a una cultura va a ser difícil, pero podemos recuperarlo". Otro de los seminaristas, Andrew Smith, veterano de la Fuerza Aérea de 35 años de edad, respalda su opinión. "Ciertamente, va a ser duro. No será todo duraznos y crema".


sábado, 1 de febrero de 2020

¿Qué puedo hacer si me he enamorado de una persona que no es católica?




Les dejo algunos criterios de discernimiento para saber si es que esto es lo mejor para su futuro

Por: P. Sebastián Correa | Fuente: Catholic-link.com




Me han hecho una pregunta por facebook y he querido responderla ante las cámaras pues creo que puede ayudar a personas que están pasando por la misma situación o que, alguna vez se han preguntado sobre este tema: 

¿Qué puedo hacer si me he enamorado de una persona que no es católica? 

Hoy les dejo algunos criterios de discernimiento para saber si es que esto es lo mejor para su futuro y responde a lo que Dios quiere de ti.


Recuerden que en estos videos responderé a todas las preguntas que me hagan. La idea es que me manden todas sus dudas (sobre cualquier tema de fe) a mi cuenta de twitter @Padre_Seba.


Para terminar les dejamos unas sabias y esperanzadoras palabras de San Juan Pablo II:

No se ha de olvidar nunca que todo amor humano atravesará una prueba de fuerza y que entonces se revelará toda su grandeza.

Artículo originalmente publicado en Catholic-link.co