sábado, 30 de enero de 2016

¿Cómo poner en práctica las Obras de Misericordia?

 

Con el Año Santo de la Misericordia, que inició el pasado 8 de diciembre en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Santo Padre Francisco ha hecho una especial invitación para que se reflexione y se pongan en práctica las Obras de Misericordia.
Así está escrito en la Bula ‘Misericordiae Vultus' con la que el Santo Padre convocó el Jubileo Extraordinario: "Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina. La predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos".

Y... ¿Qué son las Obras de Misericordia?

De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, las Obras de Misericordia "son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos".
"Entre estas obras -sigue el Catecismo-, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios".


Las 14 Obras de Misericordia

Siendo así, existen 14 Obras de Misericordia: siete corporales y siete espirituales.
Las obras de misericordia corporales son: visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los presos y enterrar a los difuntos.
Mientras que las obras de misericordia espirituales son: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que se equivoca, perdonar al que nos ofende, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo y rezar a Dios por los vivos y los difuntos.

"En el ocaso de nuestras vidas seremos juzgados en el amor"

El Papa Francisco en la Bula de convocación del Jubileo extraordinario habla también del efecto de las obras de misericordia en quien las practica, recordando que no se puede escapar a las Palabras de Jesús, ya que con base a ellas seremos juzgados: "si dimos de comer al hambriento y de beber al sediento. Si acogimos al extranjero y vestimos al desnudo. Si dedicamos tiempo para acompañar al que estaba enfermo o prisionero. Igualmente se nos preguntará si ayudamos a superar la duda, que hace caer en el miedo y en ocasiones es fuente de soledad; si fuimos capaces de vencer la ignorancia en la que viven millones de personas, sobre todo los niños privados de la ayuda necesaria para ser rescatados de la pobreza; si fuimos capaces de ser cercanos a quien estaba solo y afligido; si perdonamos a quien nos ofendió y rechazamos cualquier forma de rencor o de odio que conduce a la violencia; si tuvimos paciencia siguiendo el ejemplo de Dios que es tan paciente con nosotros; finalmente, si encomendamos al Señor en la oración nuestros hermanos y hermanas".
El Papa concluye: "En cada uno de estos ‘más pequeños' está presente Cristo mismo. Su carne se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga (...) para que nosotros los reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado. No olvidemos las palabras de san Juan de la Cruz: ‘En el ocaso de nuestras vidas, seremos juzgados en el amor'".

 Por: Varios | Fuente: es.gaudiumpress.org / Catholic.net 

sábado, 23 de enero de 2016

Fue atea, mochilera, escaló el Himalaya, sufrió racismo... en África encontró a Dios en el dolor

Guadalupe Escudero Guillén tardó años en recordar sin lágrimas aquel convulso amanecer de Ruanda en el que su vida dejó de ser la que era para siempre.

Su enjuto cuerpo de apenas 1.65 metros, sus finas gafas que esconden una mirada azul serena, no hacen sospechar las mil y una aventuras que vivió antes de aquel instante.

La muerte no era algo nuevo para ella. Ya había tenido varios encontronazos con ella, como aquel día que la montaña le arrebató a un compañero, pareja de una de sus mejores amigas.

O aquella otra ocasión en la que deambuló, a más de 5.000 metros de altitud, perdida en medio de una ventisca que le azotó la cara durante más de tres horas sin dejarle ver una sola huella o una roca que le mostrara el camino que le devolviera a la tienda de campaña antes de que oscureciese.

Porque Guadalupe Escudero Guillén no siempre ha sido Sor Guadalupe o ‘Sor Piolet‘ como la conocen muchos.

No siempre ha vivido en el Monasterio de Zamartze [Zamarce en castellano, nota de ReL] a los pies de la Sierra Aralar, junto a Uharte-Arakil, a media hora en coche de Pamplona.

De hecho, confiesa que durante su juventud ni tan siquiera creía en Dios. “Era atea porque no conocía al verdadero Dios y sigo sin creer en aquel dios que rechazaba”, reconoce ya vestida de hábito.

Guadalupe Escudero nació en Piornal, el pueblecito más alto de Extremadura, a 1.170 metros. En este paraje del valle del Jerte, en Cáceres, donde según los libros de historia romanos, visigodos y árabes pasaron de largo por las inclemencias del tiempo, creció esta joven “siempre enamorada”.



Pese a todas las experiencias acumuladas a lo largo de una vida de viajes, Guadalupe cuenta que no se siente especial. Con un hábito azul que también oculta su pelo, recuerda la ropa de “vivos colores” que vestía cuando era joven, los guateques de la época rodeada de buenos amigos y la vida de estudiante de Delineación cuando aún vivía con sus padres en Plasencia. Y entre tanto, la montaña, siempre la montaña.

La realidad es que Guadalupe siempre ha sido una pionera. Las hemerotecas lo atestiguan. El rotativo Mundo Deportivo le dedicó una página entera el miércoles 1 de octubre de 1986 para contar todos los detalles de la expedición que iba a iniciar junto a tres amigas más al Island Peak, de 6.200 metros de altura. “Cuatro extremeñas a la conquista del Himalaya”, titulaba el periodista (aquí en PDF).



Este grupo de mujeres, la segunda expedición de féminas españolas que pisarían el Himalaya, compartían página con una leyenda del himalayismo, el austriaco Reinhold Messner, a punto de intentar el ascenso al Lothse (8.516 metros). En la noticia, se emulan los picos hollados por cada una de las componentes de la expedición.

Para entonces, Guadalupe, “de 24 años de edad y en desempleo”, ya contaba en su palmarés con varias cumbres de los Pirineos, los Alpes, los Picos de Europa, el Atlas marroquí y un largo etcétera.

Pero para ella la vida era algo más que subir a lo más alto de una montaña con el fin de contemplar el mundo y escuchar su silencio. “Creía que la vida encerraba un secreto. En mi interior había una búsqueda y quería ser fiel a ella. Elaboraba una lista, la lista de la vida, como la llamaba ella, que la componía de abajo hacia arriba, poniendo lo primero aquello que la hacía feliz.

“Siempre he apostado por lo primero de esa lista”, relata. En ese ‘inventario vital’ su deseo de ayudar a los demás y el amor siempre ocupaban los primeros puestos.



Fiel a esas prioridades, Guadalupe Escudero dejó atrás Plasencia para recorrer de ‘mochilera’ buena parte de Latinoamérica y las principales capitales europeas.

“Vivía la vida. Ella no me llevaba. Siempre decidía antes las cosas y siempre procuraba aprender de todo”, cuenta. Trabajó como diseñadora en una fábrica de peluches, fue auxiliar de enfermería o sirvió hamburguesas en un McDonald’s del barrio negro de Londres, donde ella era la única persona blanca: “Allí sufrí el racismo. Todo lo que los blancos hacían a los negros, ellos me lo hacían a mí. Si había terminado de fregar el suelo, venía algún joven y escupía sobre él”.

Lo económico o lo material apenas tenía importancia: “Me daba libertad tener poco. Cuando apenas tenía dinero, ver escaparates era como pasear por un jardín. Me gustaba lo que veía. Si un mes ganaba un poco más de dinero porque había trabajado más, era un suplicio. Lo que antes me parecía prescindible, de pronto pasaba a ser necesario. No me quería subir a ese engranaje social. Esto no quiere decir que yo no sea de este mundo”.

Transformada por África

 
El último viaje de Guadalupe Escudero tuvo como destino Ruanda. Aterrizó en este país el año 1991, unos pocos meses antes de que estallara la guerra civil entre hutus y tutsis. Como en otros tantos viajes, sólo había comprado el billete de ida.

“En Ruanda Dios estrechó su cerco sobre mí”, explica.

En este país del corazón de África ayudaba en un dispensario, intentando aliviar el dolor de los demás con los escasos medios con los que contaba y, sobre todo, intentaba que los demás se sintieran queridos: “Sentía impotencia ante el dolor y la muerte. Me di cuenta que mis dos manos, con las que antes había conseguido subsistir sin problemas, se quedaban pequeñas”.

María Guadalupe Escudero no podía hacer nada por salvar la vida de la personas que veía morir en sus brazos: “Me pedían que rezase a Dios por ellos. Pero… ¡¿A qué Dios?! Yo no tenía ningún Dios. Tenía que cumplir con lo que me habían pedido. Era algo sagrado y no sabía ni cómo hacerlo”.

La muerte de una niña

 
Hasta que la muerte de una niña ruandesa de cinco años le hizo “tocar fondo”.

Esa niña que cambió el rumbo de su vida se llamaba Wimana. “La habían abandonado y estaba desnutrida. Todo lo malo que puedas imaginar que le ha pasado es poco”, recuerda Guadalupe con un tono pausado. “Dábamos paseos y la cuidaba. No necesitábamos hablar para entendernos porque el lenguaje del amor es universal”.

Un día, al alba, en ese momento incierto en el que se funden el día y la noche, una religiosa avisó a Guadalupe. Wimana se estaba muriendo.

«Me llamaron para avisarme de que estaba a punto de morir. Me preguntaron si quería despedirme de ella. Y lo hice. Murió entre mis brazos. Salí llorando, gritando y desesperada hacia una capilla que había en la misión. Me senté y lloré y lloré. Sumida en una total oscuridad, había encontrado la prueba de la no existencia de Dios… una cosa es dudar de su existencia, y otra creer haber encontrado la prueba definitiva que clausura toda duda… No podía existir un Dios que permitía tanto dolor y tanto absurdo como el de la vida de esa niña inocente que nació sólo para sufrir y morir…»

«Se hizo la oscuridad y mi vida dejó también de tener sentido… antes nunca lo había pensado, pero sin Dios toda mi existencia carecía de fundamento real. En medio de mi desesperación fui sintiendo paz. Wimana me decía que su vida no había sido inútil, que había existido para llevarme a mí a Dios. Su vida sí había tenido sentido. Pasé del absurdo a la razón total. Entendí que Dios existía y que Él plenificaba y daba sentido a nuestra existencia. Le pedí que me mostrara quién era».

Jesucristo y el amor

 
Las respuestas empezaron a llegar con la lectura del Evangelio que le dejaron las religiosas con las que convivía en la misión. “Jesús hablaba del amor, y yo de eso entendía. Desde ahí empecé a llegar al Dios verdadero”.

Jesús pasó a ser el primero de la lista y se consagró como religiosa para apostar por Él.

“A quienes me conocían no les sorprendió. Seguía siendo la misma”, dice. Ahora, como ‘ermitaña’ de Zamartze, y entregada completamente a Dios, explica que no tiene miedo a la soledad porque para ella no es algo nuevo. Durante toda su juventud caminó durante horas por senderos en completa soledad y silencio.

“El sonido del silencio en la naturaleza no tiene precio. Atender Zamartze no es casualidad. Para mí representa la unidad. Es la casa de espiritualidad de la diócesis y casa de todo el que quiera encontrarse: necesitamos salir de la vertiginosa rutina de cada día para entrar en nuestro interior y escucharnos, y escucharle”.

La tranquilidad del Monasterio de Zamartze, sólo es rota por el trino de un pájaro o algún montañero que no puede salir de su asombro cuando una enjuta religiosa se le acerca con paso tranquilo, y le detalla cómo ha de hacer mejor uno u otro nudo. Con serenidad, les explica: “Yo escalé en el Himalaya”.

(Texto y fotos de Rubén Elizari)


21 enero 2016

sábado, 9 de enero de 2016

Intenciones de oración del Papa de enero de 2016





Publicado el 6 ene. 2016
El Video del Papa es una iniciativa global desarrollada por la Red Mundial de Oración del Papa (Apostolado de la Oración) para colaborar en la difusión de las intenciones mensuales del Santo Padre sobre los desafíos de la humanidad.

sábado, 2 de enero de 2016

En la Noche Buena 2015




Hoy como hace más de dos mil años, Cristo viene a nacer a nuestro corazón. Él, como dice el evangelio, cumple su promesa, mostrándonos su misericordia, para sacarnos de las tinieblas en que vivimos y guiarnos por el camino de la paz. Él viene para ser luz y para dar paz. Él es la estrella que brilla en medio de la oscuridad de nuestro caminar por esta vida. Pero para encontrar esa luz, debemos apagar todo lo que nos impide ver la estrella de Belén que nos guía a Él. Y para encontrar esa paz, debemos salir del barullo y ruido de la ciudad, para encontrarlo en una cueva.

En la Navidad todo mundo sabe que hay alegría y fiesta, pero no todos saben el motivo. Muchas veces escuchamos y decimos: "¡Feliz Navidad!” a toda persona que nos encontramos; pero algunas veces nos olvidamos de felicitar al festejado. La Navidad es un tiempo de amor, gozo y paz. Pero no debemos perder de vista que la gran alegría, noticia y don, es que Dios se hizo hombre por nosotros. En esta Navidad, recordemos al Recién Nacido y con los pastores, ofrezcámosle lo mejor que tenemos.

sábado, 26 de diciembre de 2015

La Navidad de Asia Bibi: «Perdono a mis perseguidores»

La Navidad de Asia Bibi: «Perdono a mis perseguidores»

26 diciembre 2015



Es una Navidad llena de misericordia la que 
festeja Asia Bibi, la mujer cristiana condenada
 a muerte por presunta blasfemia en Paquistán.
 Es su séptima Navidad tras las rejas; ahora 
está en la cárcel de Multan, una pequeña ciudad 
de la provincia del Punjab, esperando el resultado 
de un nuevo examen del proceso que la relegó al
 corredor de la muerte. La Suprema Corte, tercer
 grado de juicio, decretó la legitimidad de su 
apelación, y se espera que fije una nueva audiencia 
para emitir un veredicto definitivo.

La Navidad del Año de la Misericordia es para Asia
 madre de 5 hijos, una fiesta bajo el signo del perdón. 
Asia es una mujer que, incluso en el sufrimiento y en
 el aislamiento,  consciente de la injusticia sufrida, vive 
interiormente en paz. Es una mujer que, inundada de la gracia de
 Dios, bendice su historia, misma que la razón humana no puede
 sino considerar equivocada, incorrecta, adversa.

Confiando en la Providencia de Dios, Asia dijo cándidamente a sus 
 familiares que hoy por la mañana, vigilia de Navidad, fueron a visitarla
 a la cárcel: «Navidad es la fiesta d la misericordia de Dios. Yo perdono a
 mis perseguidores, a todos los que me acusaron falsamente, y espero su 
perdón». Palabras que, como ha podido constatar Vatican Insider, dejaron a
 su marido Ashiq Masih, a sus hijos y al tutor de la familia, Joseph Nadeem, 
director de la Renaissance Education Foundation de Lahore, profundamente 
impresionados.

El momento de las felicitaciones fue un momento lleno de afecto y conmoción.
Asia estaba feliz y exclamo: «Jesús hizo este día feliz para mí y escuchó mis
 oraciones. Estoy emocionada y llena de alegría al reunirme hoy con mi familia y 
 festejar la Navidad con ustedes». Asia también recordó el episodio que le cambió
 la vida: «Hoy es también el nacimiento del Profeta Mahoma. Que la paz está con
 él, en este día. Sinceramente, no podría ni siquiera pensar en faltarle al respeto. Pero,
 aunque esté en la cárcel desde hace siete años, no odio a los que me han hecho daño».
 «Rezo para que el santo Profeta Mahoma dé sabiduría a sus seguidores, para seguir
 construyendo la paz en el mundo. Rezo para que Jesucristo conceda la paz en el 
mundo entero», dijo Asia. Al final de la visita, refirió el marido Ashiq, Asia no dejó de 
pedir a todos los cristianos del mundo, y a todos los que se preocupan por su historia,
 que siguieran rezando para que el proceso en la Suprema Corte concluya con
 un resultado favorable. «Que Dios Omnipotente me otorga la libertad para poder
 celebrar la próxima Navidad con todos ustedes, en paz y en libertad», concluyó.

La Navidad de Asia Bibi es el paradigma de la Navidad que viven los cristianos en
 Paquistán, portadores «de un mensaje de armonía y de esperanza», declaró Khalil 
Tahir Sindhu, abogado católico que se ha ocupado del caso de Asia Bibi y de muchos
 otros católicos acusados de blasfemia, y que en la actualidad es Ministro para las 
minorías y para los derechos humanos en el gobierno provincial de Punjab.

Para evitar nuevos casos como el de Asia Bibi y combatir la discriminación de los
 cristianos en Pakistán, Sindhu emplea toda su acción política para proteger los
 derechos de las minorías. Gracias a su compromiso, Punjab instituyó comités en 
cada distrito para promover la armonía religiosa y ha hecho aplicar la norma
 que da a las minorías el 5 por ciento de los puestos de trabajo en las oficinas
 gubernamentales.

Al reunirse con los obispos cristianos, el presidente de Paquistán, Mamnoon 
Hussain,
 citó justamente a Sindhu. Con motivo de la Navidad, el mandatario insistió en 
el precioso papel de las minorías religiosas «para el progreso, la defensa, la seguridad
 del país y la estabilidad social». «Paquistán —añadió— garantizará con cualquier
 medio posible el bienestar y la defensa de los hermanos cristianos», y recordó 
algunas de las medidas que ya ha adoptado su gobierno.

Sajjad Masih Gill, otro cristiano condenado a cadena perpetua por presunta
 blasfemia,espera con todas sus fuerzas que estas palabras se traduzcan en
 hechos. 
Justamente  hace pocos días presentó su apelación a la Suprema Corte
 de Lahore.

Hay una tendencia alarmante en Paquistán, siempre relacionada con el abuso
 que se hace de la ley de la blasfemia que arruinó la vida de Asia Bibi, Sasja
Masih Gill y muchas otras personas: en 2014 hubo 1400 casos denunciados, un
 pico con respecto a los últimos años; en el mismo periodo, según los datos de la 
Comisión para los derechos humanos de Paquistán, los tribunales del país
 condenaron a muerte a tres personas; otras seis fueron condenadas a cadena
 perpetua y tres más a dos años de reclusión por blasfemia.

Según el abogado Nisar Shar, vocero de la asociación de abogados de Karachi
 «también para los abogados se ha vuelto peligroso defender a un imputado
acusado de blasfemia». Saiful Malook, el defensor musulmán de Asia Bibi, conoce 
estos riesgos, pero decidió seguir adelante y llevar la causa a la Suprema Corte, en 
 donde se llevará a cabo la audiencia decisiva para la vida de Asia Bibi.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Francisco decreta la canonización de Madre Teresa

Avvenire, el periódico propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana, ha
 publicado que el Papa Francisco firmó este jueves por la tarde el
 decreto de canonización de la Madre Teresa de Calcuta, y ha puesto
 como fecha para su canonización el 4 de septiembre de 2016, en el
 marco del Año Santo Extraordinario de la Misericordia.

Estos datos que adelanta el periódico católico italiano se harán públicos
 oficialmente en febrero, durante el Consistorio ordinario.



La canonización de Madre Teresa se produce después de que los expertos 
 de la Congregación para la Causa de los Santos hayan aprobado por
 unanimidad la "curación extraordinaria" de un hombre brasileño 
en 2008 que se encontraba en fase terminal por graves problemas 
cerebrales, y que la Iglesia considera que debe atribuirse a la acción
 milagrosa de Dios por intercesión de la popular religiosa albanesa.

(ReL citando a Aciprensa, ya habló de ese milagro en septiembre)

El milagro se obró en diciembre de 2008, cuando el enfermo, ya en coma,
 iba a ser operado, si bien por problemas técnicos la intervención quirúrgica
 tuvo que ser pospuesta durante media hora. Al regresar al quirófano,
 según narra "Avvenire", el doctor se encontró al paciente sentado, 
sin síntomas, despierto, perfectamente consciente y preguntándose qué
 hacía ahí.

El médico explicó durante la fase de estudio de este supuesto milagro que 
no ha visto "nunca un caso como este" y que todos los pacientes similares
 que había tratado en sus diecisiete años de profesión habían fallecido.

Los análisis sucesivos sobre el paciente han revelado la curación de la 
patología cerebral en un lapso de tiempo breve y sin secuelas, por lo
 que el hombre ya ha podido retomar su vida y su trabajo.

Las pruebas testimoniales durante el proceso de estudio de este suceso 
 refirieron que las personas próximas al paciente rezaron mucho a la
 Madre Teresa, beata de la que la esposa del paciente es 
especialmente devota.

El estudio de este milagro dio inicio en junio de 2015 en la diócesis 
brasileña de Santos.



Las Misioneras de la Caridad, encantadas
"Estamos muy felices y agradecidas. Conocimos la noticia esta mañana",
 afirmó a Efe la portavoz de las Misioneras de la Caridad en Calcuta, la
 hermana Christie, que reconoció que todo les ha cogido algo de
 imprevisto y aún no saben qué harán para celebrar la buena nueva.

Los medios de comunicación de la India, donde la Madre Teresa 
fundó en 1950 en Calcuta las Misioneras de la Caridad para ayudar 
a los enfermos de lepra, realizaron desde primera hora de la
 mañana una amplia cobertura sobre el anuncio de la canonización.

"La madre Teresa no hizo uno, sino muchos milagros, aunque 
éstos necesitan ser aprobados por el Vaticano y la cura del
 enfermo debe ser inmediata", explicó al canal indio NDTV una
 portavoz india de las Misioneras de la Caridad, Sunita Kumar, quien
 señaló que ella misma es de religión sij y que Madre Teresa es
 admirada por todos por su vocación a ayudar a los más necesitados.

Su entierro en Calcuta el 5 de septiembre de 1997 fue un 
acontecimiento nacional en la India y millones de pobres
 acompañaron su cadáver por las calles de la ciudad y al
 funeral acudieron también jefes de estado y gobernantes de
 todo el mundo.

Las Misioneras de la Caridad, en sus orígenes una pequeña
 congregación, se ha convertido en una red que cuenta con 
unas 4.500 religiosas que trabajan en más de 130 países, 
donde tienen unas 700 casas dedicadas a asistir a los más
 desfavorecidos.



Una figura reconocida mundialmente
La Madre Teresa, cuyo nombre de pila era Inés Gonxha Bojaxhiu
, nació el 20 de agosto de 1910 en Skopje, capital de la actual
república de Macedonia, que entonces pertenecía a Albania.

Durante su vida fundó la Orden de las Misioneras de la Caridad y se la
 conoció por su afán por los más pobres y desfavorecidos, por lo que 
 llegó a ser galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1979.
 Su labor fue reconocida en multitud de países musulmanes y budistas,
 por ejemplo con emisiones de sellos o ceremonias de agradecimiento
 en los aniversarios de su muerte.

Madre Teresa fue beatificada en 2003 por Juan Pablo II.
 
 


18 diciembre 2015