Habla el director del Centro Internacional de Amigos de Newman en Roma
ROMA, viernes 5 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).-
Este es un año de celebración y conmemoración de la familia espiritual La Obra. Este grupo internacional, iniciado en Bélgica, celebra el centenario del nacimiento de Julia Verhaeghe, su fundadora, así como la beatificación de su “hermano de su alma”, el beato John Henry Newman.
En esta entrevista, concedida a ZENIT, el padre Hermann Geissler, miembro de la familia espiritual La Obra, y director del Centro Internacional de Amigos de Newman, en Roma, reflexiona sobre su comunidad eclesial y el significado de este aniversario.
--¿Qué espiritualidad anima a La Obra?
P. Geissler: El nombre de nuestra familia espiritual es un programa de vida. Jesús dijo: “Esta la obra de Dios, que creáis en Aquél a quien [el Padre] ha enviado” (Juan, 6,29). Julia Verhaeghe, nuestra fundadora, a la que llamamos Madre (1910-1997), previó hace muchos años que llegaría un tiempo en que muchas personas, también en la Iglesia, vivirían una vida superficial y pagana, siendo activas de modos diferentes, pero sin creer realmente en Jesucristo, el Hijo de Dios. Por consiguiente, nos invitó a una profunda conversión, a una profunda unión con el Sagrado Corazón y a una fe personal en Jesucristo, que mostraba la riqueza de su misericordioso y recto amor.
La madre Julia constató que no podemos amar a Jesús sin amar a la Iglesia, su Cuerpo. A través de un especial encuentro con san Pablo, recibió la gracia de una segunda conversión, que le condujo, paso a paso, a la total donación de su vida a Cristo, en favor de la renovación de su santa Iglesia. “No he fundado nada –escribió--. Desde que Cristo fundó la Iglesia, todo ha sido fundado. Sólo es necesario que la gente viva este fundamento profundamente, es decir, sobre y desde el cimiento que el mismo Jesús dejó”.
Una expresión de este amor por Cristo y su Iglesia se puede ver en los dos lemas de nuestra familia espiritual: Ad laudem et gloriam Dei (Para alabanza y gloria de Dios) y Ut omnes unum sint (Que todos sean uno). Estos son los pilares en los que reposa la espiritualidad de La Obra: adoración y unidad. Dios debe estar en el centro de nuestras vidas. Por consiguiente, empezamos cada día con la Santa Misa y concluímos la jornada con una hora santa de adoración, ante el Santísimo Sacramento.
Alabar al Señor, en espíritu de fe y amor, nos ayuda a vivir en unidad, respeto y mutua complementariedad, dado que somos una familia espiritual que incluye una comunidad de sacerdotes y una comunidad de religiosas, a quienes muchos otros miembros de la Iglesia están asociados de diferentes modos.
--¿De qué modo su comunidad vino a relacionarse con la obra del cardenal Newman?
P. Geissler: La madre Julia no conocía al cardenal Newman cuando empezaba a crecer nuestra familia espiritual. A principios de los años 60 del siglo XX, le regalaron una biografía y un libro con palabras del cardenal Newman. Se sintió profundamente impresionada por este gran converso, y descubrió una afinidad espiritual con Newman, hasta tal grado que le llamaba “hermano de mi alma”.
La vida y testimonio de Newman fueron una confirmación de sus profundas convicciones: su amor a la Iglesia Católica en tiempos difíciles, su inquebrantable confianza en la providencia de Dios, su empeño en ayudar a las personas a formar su conciencia según los principios de la fe. Por tanto, años después, en 1975, nuestra familia espiritual organizó el primer simposio académico sobre el cardenal John Henry Newman en Roma, para conocer su vida y sus obras.
Después, el Vaticano nos pidió seguir esta labor en favor del cardenal Newman, y fundó un centro internacional de Amigos de Newman, que ahora se ha especializado en bibliotecas Cardenal Newman en Roma (Italia), Oxford-Littlemore (Reino Unido, donde Newman fue recibido en la Iglesia Católica), Bregenz (Austria), y Budapest (Hungría).
Durante 35 años, hemos promocionado la veneración y el estudio del cardenal Newman, organizando conferencias, charlas, exposiciones y devociones; publicando libros y artículos sobre el cardenal Newman y una bibliografía regularmente actualizada en nuestra página, así como el envío de cartas circulares a miles de amigos de Newman, --lo más importante- ayudar a las personas individualmente en su itinerario de fe, según el lema del cardenal Newman: Cor ad cor loquitur (El corazón habla al corazón).
Benedicto XVI mencionó a nuestra familia espiritual en su homilía, durante la Misa de beatificación (19 de septiembre de 2010), agradeciéndonos el trabajo de promoción de la causa del cardenal Newman.
--¿Cuáles son los hitos del año centenario de su fundadora y de la beatificación del cardenal Newman?
P. Geissler: En primer lugar, este es un año de acción de gracias. Agradecemos al Señor la beatificación de Newman, promoviendo celebraciones litúrgicas, horas santas, peregrinaciones (especialmente Littlemore), y otros eventos de oración en honor del beato John Henry Newman. Y damos gracias al Señor por la vida de la madre Julia, organizando misas de acción de gracias en muchos países de Europa, Estados Unidos y en Jerusalén. La celebración más importante tuvo lugar el 11 de noviembre en Geluwe, Bélgica, donde nació en 1910 la madre Julia; durante esta Eucaristía, dos jóvenes religiosas se consagraron a Dios en amor virginal, dando una respuesta, en fe y amor, a los graves problemas que la Iglesia afronta en Bélgica.
Este año especial debería ser también un año de renovación espiritual. El Concilio Vaticano II invitó a las comunidades religiosas a volver a las fuentes, a sus fundadores. En nuestra familia espiritual, el lema del año pasado fue: “Nuestra amistad con Cristo según la madre Julia”. El año que viene será: “Hacia el Sagrado Corazón de su Cuerpo, la Iglesia”. Por tanto nos centramos en elementos fundantes de nuestra espiritualidad, que son también de gran relevancia para la Iglesia en su conjunto. La beatificación de Newman encaja muy bien en este programa, ya que es modelo de gozosa entrega a Cristo y dedicación a la Iglesia, “el único verdadero rebaño del Redentor”.
Finalmente, este año estamos dando testimonio de los dones espirituales que recibimos de nuestra madre fundadora. Por esta razón, publicamos artículos y entrevistas sobre su vida y espiritualidad, enviamos noticiarios a muchos amigos, actualizamos regularmente nuestra página en nueve idiomas, y, lo más importante, tratamos de ser testigos creíbles de Cristo y de la Iglesia, en medio de un mundo que, en algunos países, parece haberse convertido en más y más secular y hostil hacia Dios y su pueblo, manifestando la urgente necesidad de una nueva evangelización.
El beato John Henry Newman, por supuesto, es modelo para nosotros y un santo para nuestro tiempo. Previó la gran apostasía de nuestro hoy, pero nunca perdió la fe y la esperanza, sabiendo que Dios es más fuerte que el espíritu de este mundo.
Los días 22 y 23 de noviembre, celebraremos un simposio internacional, con la participación de los más reputados estudiosos del mundo, para reflexionar sobre “El Primado de Dios en la Vida y Escritos del Beato John Henry Newman”. Esperamos que este gran evento académico, en la Universidad Pontificia Gregoriana, refuerce la fe de muchos, y les haga ver que tenemos un gran futuro, si seguimos dando la primacía a Dios.
Para saber más: www.thework-fso.org; www.newmanfriendsinternational.org/newman.
Traducido del inglés por Nieves San Martín
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