MADRID, 19 Ago. 11 / 04:30 pm (ACI)
La hermana Almudena Ríos, de las Esclavas de Cristo Rey, vivió con especial emoción el encuentro del viernes con el Papa Benedicto XVI con religiosas de todo el mundo en El Escorial porque su vocación maduró en una JMJ. Decidió dar el paso hacia la vida consagrada durante la Jornada Mundial de la Juventud que se celebró en Colonia (Alemania) en agosto de 2005.
En una entrevista concedida a ACI Prensa, la joven de 22 años explicó que "la vocación no es un momento de golpe sino que va teniendo sus pasos. Para mí un momento importante fue la jornada de Colonia".
En ese entonces vivía en la diócesis de Málaga y tenía 17 años. "Me cuestionaba muchas cosas. Rezaba y no sentía nada. Era católica, pero me preguntaba ¿cómo puedo saber si Dios me habla si no lo siento? La Jornada supuso entonces una respuesta para mí", recordó.
Almudena, cuyo nombre se debe a la Virgen Patrona de Madrid (España), relató que en aquella ocasión se encontró con jóvenes de China y Corea con quienes hablaba en inglés sobre su vida cristiana en estos países comunistas en donde los fieles son perseguidos.
La religiosa relató que esos muchachos le contaron que arriesgaban su vida para ir a Misa. "¿Yo arriesgaría mi vida así? Uno no arriesga su vida por nada", se cuestionó.
Sus experiencias en la JMJ Colonia 2005 marcaron un hito en su vida. "Me llenaron de alegría. Cuando volví a España vi que estaba distinta, que tenía una alegría distinta, pero todavía no entendía bien por qué".
Un año después de Colonia, Almudena participó de unos ejercicios espirituales de su actual congregación.
"Me enseñaron a reconocer la voz de Dios en la oración. Me di cuenta que Dios me quería sobre todas las cosas. Con ese amor de Dios, experimenté el deseo de entregarme yo también de la misma manera".
Al descubrir su vocación a la vida consagrada quiso ser misionera, pero luego optó por las Esclavas de Cristo Rey, una congregación que se dedica a dar ejercicios espirituales y acompañamiento espiritual.
La religiosa alentó a los participantes de la JMJ Madrid 2011 a no tener "miedo y que se dejen acompañar en el camino hacia su vocación, ya sea la vida consagrada o la matrimonial. Sin oración no puede haber vocación. Si no me pongo a la escucha de Dios no puedo comprender nada".
Esta "es mi primera JMJ como consagrada y se vive de una manera distinta. Escuchar la voz del Papa es una manera de fortalecer la fe que me permite saber por dónde caminar", concluyó.
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