¿Dónde está el límite? En Gran Bretaña se ha lanzado la primera lotería del mundo que sortea un tratamiento de «fecundación in vitro» —FIV–. Se ofrece a los futuros padres la oportunidad de ganar un bebé, según cuenta The Sun.
A finales de mes saldrán a la venta las primeras papeletas por 20£. Se prevé que el sorteo sea mensual, pero en función de resultados podría ser semanal.
Además se intenta ‘asegurar el premio‘. Si el tratamiento FIV falla o no es aconsejable (por ejemplo porque la mujer tenga 45 años, según el estándar británico), se les ofrecerá donación de óvulos y cirugía reproductiva. Ya se dispone de autorización de la Comisión de Apuestas.
Como no podía ser de otra manera el juego es no-discriminatorio, podrán participar solteros y ancianos y gays.
Inevitablemente me vienen a la cabeza las palabras del Santo Padre en la entrevista de P. Seewald, «Dios y el mundo», y que en alguna otra ocasión he citado:
Ahora presenciamos cómo los seres humanos empiezan a disponer del código genético, a servirse realmente del árbol de la vida y convertirse a sí mismos en dueños de la vida y de la muerte, a montar la vida de nuevo; desde luego es necesario prevenir de verdad al ser humano sobre lo que está ocurriendo: está traspasando la última frontera.
Con esta manipulación, un ser humano convierte a otro en su criatura. Entonces el ser humano ya no surge del misterio del amor, mediante el proceso en definitiva misterioso de la generación y del nacimiento, sino como un producto industrial hecho por otros seres humanos. Con ello queda degradado y privado del verdadero esplendor de su creación.
Ignoramos lo que sucederá en el futuro en este ámbito, pero una de una cosa estamos convencidos: Dios se opondrá al último desafuero, a la última autodestrucción impía de la persona. Existen fronteras últimas que no debemos traspasar sin convertirnos personalmente en destructores de la creación, superando de ese modo con creces el pecado original y sus consecuencias negativas.
¿Dónde está el límite? Yo creo que lo hemos traspasado hace tiempo.
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