Dios la hizo para patinar: sus entrenadores se
dieron cuenta cuando ella tenía 5 años y se volcó en el deporte con los mejores
formadores. A los 12 años era la campeona absoluta de patinaje artístico
en su país.
El pasado jueves 20 de febrero, en Sochi obtuvo la
medalla de plata, con la música de “Adios, Nonino”, del argentino Astor
Piazzola. Se añade a un palmarés impresionante, a saber:
- Medalla de
oro (y récord mundial) en los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010
- Campeona
del Mundo (2009, 2013)
- Campeona de los Cuatro Continentes (2009)
-
Campeona del Grand Prix (2006-2007, 2009)
- Campeona de Corea del Sur
(2003-2006, 2013, 2014)
- Subcampeona del Mundo (2010,2011)
- Subcampeona
del Grand Prix (2008)
- Medallista de bronce Mundial
(2007-2008)
Y es rica. Según la revista Forbes, la sexta
deportista mejor pagada de la historia, sobre todo después de su
medalla de oro de los juegos de invierno de Vancouver 2010. Kim Yu-na es
una de las caras más populares de Corea, adorada por sus paisanos… y las marcas
comerciales.
Si usa Dior, se agota en las
tiendas
Después de que la cámara la mostrase usando una barra de
labios de Dior mientras esperaba su turno para patinar, el producto se agotó,
detalla Forbes. Dior patrocinó entonces todos sus productos de maquillaje. La
tecnológica surcoreana Samsung Electronics es otra de sus patrocinadoras, entre
muchas otras. Su rostro en televisión es éxito seguro. A veces, también
canta.
Ahora, tras su plata en Sochi, “destronada” por la jovencísima
rusa Adelina Sotnikova, parece que Kim Yu-na se retirará de los circuitos de
competición, algo que ya había anunciado. Lleva 11 años ganando premios
y estando en lo más alto. Adelantó a la agencia Yonhap que tratará de
convertirse en miembro del Comité Olímpico Internacional (COI).
Y sin
duda seguirá su tarea filantrópica y solidaria. Desde 2009
ha donado públicamente 1,7 millones de dólares para obras
caritativas, especialmente ayudas a deportistas jóvenes sin recursos,
damnificados de tragedias naturales en Asia, niños enfermos, etc… muchas veces a
través de la sección coreana de Unicef. Probablemente ha donado también mucho
sin publicitarlo.
Casi 6 años de
católica
En 2008 ella y su madre se bautizaron católicas. En Corea los
católicos son un 10% de la población, pero es el país del mundo con más
bautizos de adultos (lea aquí por qué), con una iglesia vibrante, joven y
entusiasta.
Si el Papa Francisco va a Corea, como se rumorea, sin duda
se encontrará con Kim Yu-na. Quizá por eso eligió la música del
bandeonista argentino para su actuación en Sochi: ¿una invitación al
Papa?
Kim Yu-na, como tantos otros deportistas de élite en vorágine competitiva,
llevaba una vida bastante solitaria, concentrada, con su padre, su hermana, y
sobre todo su madre y sus médicos. El médico más relevante en su carrera
era el doctor Cho, católico devoto, que atiende a muchos deportistas… y
también atrae pacientes católicos. Así que en la clínica Kim coincidía
con monjas católicas que le sorprendían especialmente por su simpatía y
ternura, según detalló el “Christian Post”.
La Virgen de la Medalla
Milagrosa
En 2006-2007, con un disco herniado y malas condiciones
físicas, decidió competir en el Campeonato del Mundo. Una de las monjas le
regaló una medallita de la Virgen (la Medalla Milagrosa, popular desde el
s.XIX). Se la puso en la competición, quedó tercera y rompió un récord
de puntos… ¡todo un éxito para una lisiada!
Quiso saber más de
la fe, y le cautivó encontrarse con el amor gratuito, incondicional de
Jesucristo y la Virgen, un amor que no se fija en éxitos y medallas ni
en lesiones o incapacidades. ¡No necesitaba ser campeona de nada para
recibir ese amor y ser transformada por él!
El sacerdote que
preparó a Min Yu-na y a su madre para el bautizo declaró que le había
impresionado el hambre de la joven por conocer más y el gozo que encontraba en
la fe, y que absorbía cada enseñanza con un entusiasmo y pureza que le
maravillaba.
Nombre
de cristiana: Stella
En mayo de 2008 madre e hija se bautizaron. Ella
tomó el nombre de bautismo Stella, por los nombres marianos: Stella
Maris, Stella Matutina…
El cardenal de Seúl, Nicholas Cheong
Jin-suk, está encantado con la patinadora: “Stella Kim ha llegado al corazón de
todos los coreanos y les ha dado mucha felicidad porque ha superado diversas
dificultades y ha dado lo mejor de sí misma”, declaraba tras los juegos de
Vancouver.
Ella se persigna antes de competir (en el vídeo lo vemos en
competiciones de 2008 y posteriores), por lo general ya en pista durante los
momentos de calentamiento. En varias ocasiones se ha visto a los espectadores en
los estadios hacerlo, casi sin darse cuenta, al mismo tiempo que
ella.
La
competición de la vida
Retirada de la competición deportiva, queda la
competición de la vida. Tiene muy claro -y le da humildad- que en su caso la
ayudaron ya desde niña: "Mis entrenadores me han dicho que mis músculos y la
estructura del cuerpo son perfectos para patinar. Nací con un buen instrumento,
tal vez más que el talento y tuve suerte que mis entrenadores notaron eso desde
el principio y me ayudaron a desarrollar todas las habilidades, mucha gente no
sabe que nacen de esa manera".
Quizá por eso tiene especial
sensibilidad en la ayuda a los niños. En 2012, por ejemplo, entregó
casi 60.000 dólares para un programa de los salesianos (con una red
fuerte en Corea) que quiere construir 100 escuelas primarias en el devastado
Sudán del Sur. El padre Donatti, misionero salesiano famoso en Corea,
dijo que la escuela construida con la donación de Kim llevará su nombre.
P. J. Ginés/ReL
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