Riesco escribe que Justina es "una madrileña nacida en Vijuesa, un pueblecito de Zaragoza". Cuando tenía nueve años, junto con su madre y sus otros cinco hermanos, viajó a Madrid. Ahí estudió enfermería y, cuando tenía 21 años, sintió que quería entregar su vida a los demás.
Senegal, Níger, Burkina Faso...
Sor Justina ingresó en las Franciscanas Misioneras de María como enfermera y sus superioras enseguida la enviaron a Senegal. Era el año 1973. Pero sólo estuvo un año aprendiendo francés y casi de paso para Burkina Faso -cuando aún se llamaba Alto Volta-. Ahí pilló la malaria y la cosa se complicó tanto que a los cuatro meses estaba trabajando en el hospital de Niamey, en Níger, donde fue enfermera durante nueve años.
Luego regresó a Burkina Faso y durante otros siete años, trabajó en una maternidad ayudando en partos y el cuidado de bebés.
Debido a una lesión en un ojo y a que los medicamentos antipalúdicos cada vez la protegían menos regresó a Madrid en 1990 tras 19 años en África.
La Pouponniere: 80 bebés
Tras seis años en España, y "más o menos recuperada", volvió a África, a la Pouponniere de Dakar (www.dakarpouponniere.com), una casa-cuna en la que recogen a niños huérfanos de madre (algunos de padre y madre), y a bebés abandonados o recién nacidos cuya madre ha caído enferma y no puede atenderlos durante el primer año de vida.
"Tiene 80 muñecos de entre 0 y 12 meses que no dejan de llorar, de reír, de ponerse malos, de tomar biberones y papillas, de pedir que les cambien el pañal, de solicitar baños, mimos, masajes en la tripa para los cólicos y que les cojan y les canten para dormirse después de que les llenen de besos", explica el periodista de Pueblo de Dios.
"Justina insiste una y otra vez en que sus niños son los más guapos de Senegal. Conoce a todos y cada uno de ellos por su nombre. Sabe cuál es su juguete. Impresiona escuchar a un bebé llorar en una sala repleta de cunas y que la hermana diga el nombre de un bebé para que una de las chicas que colaboran con ella en este Hogar Cuna se dirija hasta su camita y lo coja para calmarle".
Varias voluntarias colaboran en la atención a todos estos bebés
En la Pouponniere han sacado adelante, desde 1955, a más de 4.000 niños. La inmensa mayoría han vuelto con su padre o sus familiares después de superar el primer año de crianza. Alrededor del 12% han encontrado una nueva familia en Senegal, en Italia o en España.
Son ya 19 años los que Sor Justina lleva en esta misión de Dakar. "Ahora tiene que cuidarse un poco más porque ya ha cumplido los 78. Cada año va a España a que el cardiólogo controle su corazón al tiempo que se reúne con las familias de los más de 40 niños de chocolate que viven y dan vida en nuestro país. Ellos son los que le curan realmente el corazón", explica Santiago Riesco.
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