Día 29 Domingo I de Adviento
Comienza el Adviento y aparece nuevamente el color morado en
los ornamentos sacerdotales. También la música sacra quiere acompañarnos con
sus tonos más graves, más severos, en este tiempo litúrgico, y nos anima a
disponernos mediante la penitencia a la llegada de Dios encarnado. Los sonidos
más serios, los colores menos vivos, la ausencia del gloria en la celebración
eucarística, son, entre otros, signos visibles que quieren manifestar
externamente la pena en el corazón del cristiano al reconocer su condición
pecadora. El hijo de Dios, en efecto, se duele profundamente al advertir qué
mal corresponde muchas veces el hombre a la bondad de su Padre Dios.
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