Por: ÁLVARO de Juana | Fuente: Aciprensa
En
sus ojos se refleja el terror de la guerra y de la persecución, pero
también existe un destello de esperanza. Es la hermana Silvia, de las
Dominicas de Santa Catalina de Siena que desde hace 120 años viven en la
llamada Llanura del Nínive, en la región del Kurdistán, en Irak.
La
hermana Silvia y el resto de religiosas han presenciado la persecución
que el autodenominado Estado Islámico ha infligido a los cristianos del
país y sobre todo de esta zona, donde siempre se ha concentrado el mayor
número de cristianos.
Sin
embargo, tanto Erbil (capital del Kurdistán) como Qaraqosh, se vieron
asediadas en 2014 por el grupo terrorista sin embargo que ha sido
expulsado recientemente de la zona.
El
ISIS destruyó unos 100 lugares de culto en la Llanura del Nínive y
Mosul, en su mayoría templos cristianos. Antes de la llegada de los
terroristas a mediados de 2014, vivían en Qaraqosh 50 mil personas. Tras
su huida tan solo quedaron 25 mil habitantes.
Ahora,
gracias al apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), unas mil
familias cristianas han regresado a sus casas. Desde ese año, 2014, esta
fundación pontificia ha destinado 36,6 millones de dólares a proyectos
de alojamiento y alimentos para los desplazados cristianos en el norte
de Irak. El coste estimado de la reconstrucción de los pueblos
cristianos asciende a 250 millones de dólares.
Todo
comenzó el 6 de agosto de 2014 cuando se vieron obligadas a huir de su
convento en Qaraqosh. La hermana Silvia fue una de las 36 religiosas que
presenciaron ese terrible día en el que se vieron cara a cara con la
guerra.
“Cuando
supimos que el ISIS había llegado, lo primero que sentimos fue miedo,
miedo de ser apresados por ellos, el miedo de la violencia, el miedo de
la muerte, y por eso nos fuimos”, contó la religiosa a ACI Prensa.
Alrededor
de 400 jóvenes fueron asesinados en esos días y hasta 5.000 niñas
fueron vendidas como esclavas. Sin embargo, las religiosas no han tenido
reparos en perdonar.
“Perdonar
es una palabra muy fuerte. Rezamos por ellos cada día como religiosas.
Rezamos por ellos, por aquellos que traen la paz, por nuestros soldados,
por quién ayuda a las personas a vivir el bien. Esta oración nos ayuda a
perdonar, a no olvidar, porque no se puede olvidar, pero a no odiar al
otro. Si nosotros odiamos a los otros quiere decir que hacemos como
quiere el diablo, y no como quiere Jesús”.
En
2014 vivían 73 monjas de la congregación de las Hermanas Dominicas de
Santa Catalina de Siena en el convento en esta zona de Irak, pero en los
últimos tres años han muerto 24, muchas de ellas, según la hermana
Silvia, por miedo y angustia.
“Mi
sueño es vivir en paz”, asegura la religiosa entrevistada en Roma en
los días que se presenta el proyecto de Ayuda a la Iglesia Necesitada de
reconstrucción de la Llanura del Nínive.
“Tanto
mi propia paz, dentro de mí misma, –porque estamos también en guerra
dentro de nosotros mismos–, como la paz en donde vivimos físicamente.
Vivir en la tranquilidad, en el amor, y ayudar a la gente a conocer a
Jesús, porque Él es el Amor”.
“Le
digo a todos los cristianos que si realmente son cristianos, bautizados
en el nombre de Jesús, deben confiar siempre en el hecho de que Jesús
estará con ellos. Jesús está con nosotros. Jesús nunca nos deja. Aunque
nosotros nos alejemos de Él, nos esperará a que volvamos”, subrayó.
Poco
a poco los cristianos han comenzado a regresar al Nínive, pero todavía
queda mucho por hacer. “Hemos pedido asistencia a Ayuda a la Iglesia
Necesitada para reconstruir nuestro convento y hacer volver a la gente
lo antes posible. Volverán alrededor de 30 hermanas. Daremos esperanza a
la gente, ayudaremos a educarla, porque tenemos escuelas para educar a
sus hijos, y continuaremos nuestra catequesis en las iglesias y en las
escuelas”, explicó.
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