Por: P.Fernando Pascual, L.C. | Fuente: Catholic.net
En
diversas publicaciones, páginas de internet, debates públicos, el
aborto es presentado como el fin del embarazo. Al mismo tiempo, se evita
cuidadosamente aludir a aquello que termina tal embarazo: la muerte de
un embrión o feto.
El motivo de este fenómeno parece claro. Hablar de aborto en relación con la muerte de un ser humano en su fase inicial puede suscitar reacciones negativas.
En el mundo moderno sigue en pie una viva sensibilidad que lleva a
oponerse a provocar la muerte de otros, lo cual explica que muchos sean
contrarios a la pena de muerte.
Por ello, no pocos defensores del aborto buscan ocultar cualquier alusión a la palabra "muerte" al abordar este tema.
Esperan, así, evitar oposiciones de personas para quienes provocar la muerte de otros sería algo sumamente negativo e injusto.
Eludir
la palabra "muerte" va unido a evitar y esconder cualquier imagen sobre
lo que ocurre en el aborto. Por eso, los defensores del aborto
procurado no suelen explicar de modo gráfico lo que ocurre en muchos
abortos.
Cualquier imagen que permita ver lo que pasa con el
embrión o feto debe quedar ocultada y, si "escapa", debe ser criticada
como violencia gratuita contra las mujeres.
La
realidad, sin embargo, es muy tozuda. Ocultar la palabra, esconder las
imágenes, cambiar el vocabulario (en vez de aborto hablar de
interrupción voluntaria del embarazo, o simplemente IVE), pueden
esconder los hechos, pero no eliminarlos.
Porque la
realidad es que en cada aborto muere un hijo. Y en un aborto provocado
se busca intencionalmente, con medios técnicos que podrían tener mejores
usos, provocar la muerte de ese hijo y extraerlo, en pedazos o más o menos completo, del seno de su madre.
Un
debate sobre el aborto está manipulado y falsificado cuando se busca
sepultar la realidad al omitir cualquier uso de palabras descriptivas de
los hechos, o al "censurar" imágenes que los describan.
Solo
cuando vemos en toda su crudeza lo que ocurre en cada aborto procurado
habrá mejores posibilidades para hablar sobre el tema de modo honesto y
serio, es decir, con la atención debida a todos los seres humanos
implicados.
Al
mirar los hechos como son no solo buscaremos ayudar a las mujeres que
tienen embarazos en situaciones de dificultad, sino que también
prestaremos la debida atención a ese ser humano que se desarrolla dentro
de su madre y que podemos llamar con uno de los términos más
maravillosos del lenguaje humano: es un hijo.