Por: Lucia Legorreta | Fuente: yoinfluyo.com
Los suegros son factores importantes en una relación, pero hay que saber diferenciar sus actitudes hacía nosotros.
En la etapa de la pareja denominada nido vacío, los padres tienen
la posibilidad de reencontrarse dejando ir sanamente a los hijos y
empezar un nuevo ciclo con el compañero, reiniciando un mundo lleno de
posibilidades disfrutable para ambos miembros.
Sin
embargo, la realidad supera a la teoría y esos son los menos de los
casos. La ausencia de uno de los miembros, vivir una relación
disfuncional con los hijos, sobreprotegiéndolos sin importar la edad,
resolverles la vida, y por supuesto siendo intrusivos en las decisiones
que toman en su vida en pareja es lo más común.
Me
pareció interesante leer sobre una clasificación de tipos de suegros,
para que puedas reflexionar si te encuentras en esta etapa de la vida
que tipo de suegra o suegro eres:
Los suegros positivos
Una
vez que termina la crianza de los hijos, ser un suegro respetuoso y
viviendo su propia vida, es quien generalmente se mantiene activo de
pensamiento, de trabajo, pero sobre todo libre de responsabilidades con
los hijos.
Cuando
los hijos llegan de visita, son encuentros disfrutables, de respeto, de
consejos, convivencia, respetando las diferencias de edad y empujando a
hijos, padres, nietos y suegros a continuar de forma sana e
independiente cada quien su camino.
Los suegros negativos
Cuando
la familia de origen ha pasado desajustes en su funcionamiento o
estructura, ello se refleja casi siempre en las nuevas parejas y aquí
hay varias combinaciones, generalmente disfuncionales para los hijos y
los nietos:
-
Suegros que se apoderan de los hijos: bajo la influencia de sus padres
las parejas recién formadas, son receptoras de comentarios por el bien
de los hijos, en donde los suegros se entrometen con la nuera o el
yerno, indicándoles la manera más adecuada de tratar o educar a su hijo,
no dejando a la nueva pareja desarrollarse sanamente.
Existen
hijos o hijas apegados altamente a los padres e incapaces de
desprenderse de ellos, que caen de inmediato en este estilo familiar tan
dañino.
- Suegros que es apoderan de los nietos:
controlando las costumbres, alimentación, cuidados físicos, emocionales
y más. Se asumen, con más derechos que los padres en la crianza y aun
con la autoridad moral para mandar a sus hijos y decidir cuál es el
mejor futuro para todos ellos.
Son abuelos que no quieren crecer, que no saben hacerse responsables de sí mismos, por ello se dedican a cuidar a los demás.
- Suegros desapegados:
en la contraparte del apego, están quienes difícilmente se acercan a
convivir con los hijos y con los nietos, temerosos de compartir muchas
veces el plano emocional.
- Suegros chantajistas:
una vez que los hijos abandonan el hogar, se garantizan de enfermarse o
necesitar la presencia de la familia, siendo incapaces de convivir
consigo mismos y con un miedo muy fuerte a la soledad o al reencuentro
con la pareja.
Un caso aparte son los suegros que por algún infortunado acontecimiento de la vida padecen alguna condición de discapacidad.
-
Suegros con complejo de mamá gallina: personas que una vez casados los
hijos o con pareja, mantienen o retienen por más tiempo a los hijos que
cuando eran solteros, materialmente viven con ellos, y solo duermen
fuera de su casa.
- Suegros con culpa: si
los hijos no tuvieron los mejores cuidados, los nietos se vuelven el
centro de atención en donde vuelcan aparentemente todo su amor, tratando
de satisfacer sus propias frustraciones.
- Suegros que han perdido a su pareja: se
vuelcan en los hijos y nietos, siendo incapaces de enfrentar su soledad
y su futuro, encubriéndolo en la dedicación y cuidado de su
descendencia.
- Suegros dominantes:
si han formado hijos dependientes, los nietos son parte de su extensión
genética y abiertamente dominan mediante su influencia económica, moral
o de otro tipo.
Y
así podríamos mencionar otras situaciones, ya que cada combinación y
familia es única.
Sin embargo, vale la pena tener en consideración
algunos consejos:
Si eres suegro o suegra debes hacerte responsable de ti mismo, respetar el papel de autoridad de tus hijos como nuevos padres; seguir creciendo como persona; no quieras resolverles la vida a tus hijos, ya son adultos y tienen una familia propia.
Poner
distancia con la familia de origen y arreglar los propios problemas en
la pareja, resulta ser siempre más sano a pesar de los tropezones.
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