CIUDAD DEL VATICANO, viernes 10 de octubre de 2008 (ZENIT.org)
Este domingo el papa Benedicto XVI canonizará a la laica consagrada ecuatoriana Narcisa de Jesús Martillo Morán, nacida cerca de la población de Nobol en 1832. La oración, la caridad y la penitencia fueron los tres pilares que guiaron siempre su vida.
“Narcisita”, como la llamaban, fue devota de varios santos. Su nombre se debe a que nació el día de San Narciso - obispo de Jerusalén - el 29 de octubre. Igualmente tenía una afinidad especial con la también santa ecuatoriana Marianita de Jesús Paredes y Florez, quien había sido beatificada algunos años atrás y quien fue canonizada por el papa Pío XII en 1950. Los puntos en común: además de ser compatriotas, ambas fueron laicas y siguieron el camino de la espiritualidad del sacrificio en reparación por los pecados de la humanidad.
Una vida de oración, penitencia y caridad
Dedicaba ocho horas diarias a
Siendo laica, Narcisita vivió la virginidad, la pobreza y la obediencia: “Ella optó por buscar afanosamente las ayudas que
Fue la búsqueda de un director espiritual lo que la llevó a trasladare a Guayaquil cuando tenía 18 años con el padre Luis Tola. Más tarde y por la misma razón la santa viajó a Lima en 1868 para recibir allí dirección espiritual con el padre Fray Pedro Gual.
Narcisita tuvo que vivir desde muy pequeña varias renuncias y abnegaciones. La primera de ellas fue la muerte de su madre cuando tenía sólo seis años. A los 18 años murió su padre y la joven renunció a su herencia.
Además practicó fuertes actos de penitencia con azotes y coronas de espinas: “Encontramos la aplicación constante de la sabiduría de la cruz en cada circunstancia de
Tuvo un fuerte celo apostólico con los niños y jovenes. Primero en la parroquia de la localidad de Dualde y luego en la catedral de Guayaquil, donde enseñaba.
También estuvo involucrada con la pastoral de jóvenes abandonadas y refugiadas trabajando en
La práctica de la caridad la llevaron hasta la ciudad de Cuenca donde atendió a su director espiritual monseñor Amadeo Millán, quien meses más tarde murió de tuberculosis.
Narcisita falleció en diciembre de 1869 luego de largos meses de enfermedades y ofrecimientos. Según los médicos que la revisaron su cuerpo estaba extenuado por la vida de sacrificios y penitencias.
Devoción popular
El santuario de Nobol, donde permanece su cuerpo incorrupto, es un punto de peregrinación para muchos ecuatorianos: “Personas con fe y confianza piden favores materiales y espirituales seguros de su intercesión ante Dios” dijo a ZENIT el padre Vinicio Urdiales, quien aseguró que la devoción popular hacia la santa se debe a que muchos se identifican con ella por su vida sencilla de campesina y costurera así como su situación de emigrante.
“Finalmente lo más importante es que constituye un modelo de fe vivida como campesina y costurera que viviendo en el estado laical se ha santificado a través de su gran amor a Cristo y a sus compatriotas”, concluyó el sacerdote.
[Por Carmen Villa]
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